Mentiras y disparos
Es evidente que ninguno de los tres grandes asaltos a la poblaci¨®n de Occidente hab¨ªan sido planeados y fueron ejecutados con una gran precisi¨®n: no hab¨ªan despertado la menor sospecha. El de Nueva York parece el m¨¢s cient¨ªfico, el mejor calculado y perpetrado. Pero Londres y Madrid fueron perfectos, con objetivos m¨®viles, de distantes velocidades y de reuni¨®n en un solo punto. Como se establece en el libro de instrucciones de las grandes autoridades, se toman inmediatamente las medidas que se ten¨ªan que haber tomado previamente: lo cual causa confusi¨®n, accidentes y un miedo generalizado de la poblaci¨®n, y una larga par¨¢lisis de tr¨¢fico: es decir, lo que los bombarderos se hab¨ªan propuesto. El nombre de terror que se da a esta guerra, que no es una ideolog¨ªa sino una actividad, una manera de hacer, viene de ah¨ª; y todos colaboramos con ¨¦l. El caso de los polic¨ªas que asesinaron a un brasile?o en un vag¨®n de tren y mintieron inmediatamente para salvarse de la responsabilidad es t¨ªpico. Con el polic¨ªa homicida contra un inocente en Londres colaboraron todas las autoridades, y taparon verdades y sus conocimientos, y aseguraron que volver¨ªa a pasar: y pasar¨¢.
Los rasgos comunes con el homicidio de Roquetas son bastantes, pese a la diferencia anecd¨®tica. Si el guardia de Londres hab¨ªa recibido ¨®rdenes de tirar a matar y ten¨ªa la sospecha de que el asesinado lleva encima explosivos, los almerienses no. All¨ª fue un exceso de celo, aqu¨ª una brutalidad de un grupo, de unos guardias transformados en gamberros. Y en los dos casos las autoridades superiores se hicieron solidarios de esta autoridad menor. El director general de la Guardia Civil hizo manifestaciones oscuras y aparentemente defensivas para los homicidas; la juez les dej¨® en libertad, desde m¨¢s arriba se hac¨ªan altos elogios de la Guardia Civil, en general: y enfrente del cuartelillo se formaron los dos grupos espa?oles: a favor y en contra. Aparte de estos pintoresquismos, la reacci¨®n que podemos llamar popular fue la misma: contenida por el mando. Ayer mismo, el Times relataba c¨®mo el jefe superior de la pifia sir Ian Blair, se opone a una comisi¨®n independiente de investigaci¨®n, porque perjudicar¨ªa todas las acciones policiales contra el terrorismo que se est¨¢n haciendo. Son demasiadas dependencias las que tiene Londres para conseguir la verdad. Ay, y Madrid.
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