El Papa condena en la sinagoga de Colonia la "demencial ideolog¨ªa" del nazismo
Benedicto XVI expresa su inquietud por los signos de "hostilidad generalizada hacia los extranjeros"
Un Papa alem¨¢n visit¨® ayer la sinagoga de Colonia destruida en 1938 por los matones del nazismo. Fue un gesto de gran potencia simb¨®lica y Benedicto XVI, que vivi¨® aquella ¨¦poca como adolescente y como recluta del Ej¨¦rcito de Adolf Hitler, pronunci¨® un discurso muy severo: conden¨® la "demencial ideolog¨ªa racista" que marc¨® "el punto m¨¢s oscuro de la historia alemana y europea" y expres¨® su inquietud por el rebrote de "nuevos signos de antisemitismo" y de "hostilidad generalizada hacia los extranjeros". "La Iglesia se compromete en favor de la tolerancia, la amistad y la paz entre todos los pueblos, culturas y religiones", proclam¨®.
Juan Pablo II ya se reuni¨® en 1980, en su primer viaje a Alemania, con representantes de la comunidad hebrea, y en 1986 acudi¨® a la principal sinagoga de Roma. Aqu¨¦lla fue la primera vez que un Papa pis¨® un templo jud¨ªo. Pero Karol Wojtyla era polaco y v¨ªctima del nazismo. Joseph Ratzinger vivi¨® la tragedia desde el otro lado, como un joven cat¨®lico alem¨¢n que al final de la Segunda Guerra Mundial fue reclutado y destinado a una bater¨ªa antia¨¦rea para defender un r¨¦gimen en sus ¨²ltimos estertores.
El encuentro con los dirigentes de la comunidad jud¨ªa local en la vieja sinagoga de Colonia, destruida en la noche de los cristales rotos de 1938 y reconstruida en 1959, constitu¨ªa un acontecimiento. A su llegada son¨® el shofar, el cuerno lit¨²rgico que s¨®lo se utiliza en las ocasiones extraordinarias.
La visita de Benedicto XVI no s¨®lo aspiraba a cerrar antiguas heridas. Se produc¨ªa tambi¨¦n en un momento de tensi¨®n en las dif¨ªciles relaciones entre la Santa Sede e Israel, todav¨ªa no establecidas de forma plena. El mes pasado, tras los atentados contra Londres y la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, el Papa conden¨® el terrorismo y evoc¨® a v¨ªctimas de numerosas nacionalidades, pero no a las v¨ªctimas israel¨ªes. El Gobierno de Ariel Sharon interpret¨® la omisi¨®n, un olvido involuntario seg¨²n el Vaticano, como una ofensa.
Ratzinger hizo ayer todo lo posible por disipar malentendidos. En la sinagoga de Colonia, junto a antiguos prisioneros de los campos de la muerte del nazismo, estaba el embajador de Israel en Berl¨ªn, Sim¨®n Stein.
El Papa admiti¨® que quedaba "a¨²n mucho por hacer" en las relaciones entre el catolicismo y el juda¨ªsmo, y que esas relaciones ten¨ªan una historia "compleja y a menudo dolorosa". Para distanciarse de un pasado en el que la Iglesia cat¨®lica foment¨® o toler¨® el antisemitismo, conden¨® la ideolog¨ªa nazi en t¨¦rminos inequ¨ªvocos.
"En el siglo XX", afirm¨® Benedicto XVI, "en el tiempo m¨¢s oscuro de la historia alemana y europea, una demencial ideolog¨ªa racista, de matriz neopagana, dio origen al intento, planeado y realizado sistem¨¢ticamente por el r¨¦gimen, de exterminar el juda¨ªsmo europeo: se produjo as¨ª lo que ha pasado a la historia como la Sho¨¢ [exterminio nazi de los jud¨ªos de Europa]. S¨®lo en Colonia, las v¨ªctimas conocidas de este crimen inaudito, y hasta aquel momento tambi¨¦n inimaginable, se elevan a 7.000; seguramente fueron muchas m¨¢s. No se reconoc¨ªa la santidad de Dios, y por eso se menospreci¨® tambi¨¦n la sacralidad de la vida humana".
Y sigui¨®: "Este a?o se celebra el 60? aniversario de la liberaci¨®n de los campos de concentraci¨®n nazis, en los que millones de jud¨ªos, hombres, mujeres y ni?os, fueron llevados a la muerte en las c¨¢maras de gas e incinerados en los hornos crematorios. Hago m¨ªas las palabras pronunciadas por mi venerado predecesor [Juan Pablo II] y digo tambi¨¦n: me inclino ante todos los que experimentaron aquella manifestaci¨®n del mysterium iniquitatis [el misterio del mal]".
"Nuestro tiempo"
Benedicto XVI cit¨® una declaraci¨®n del Concilio Vaticano II, la llamada Nostra aetate (Nuestro tiempo), en la que se condenaba el antisemitismo y "cualquier discriminaci¨®n o vejaci¨®n por motivos de raza o color, de condici¨®n o religi¨®n". "La Iglesia es consciente de su deber de transmitir, tanto en la catequesis como en cada aspecto de la vida, esta doctrina a las nuevas generaciones que no han visto los terribles acontecimientos ocurridos antes y durante la Segunda Guerra Mundial", agreg¨®.
"Es una tarea especialmente importante, porque, por desgracia, hoy resurgen nuevos signos de antisemitismo y aparecen diversas formas de hostilidad generalizada hacia los extranjeros. ?C¨®mo no ver en eso un motivo de preocupaci¨®n? La Iglesia cat¨®lica se compromete, lo reafirmo tambi¨¦n en esta ocasi¨®n, a favor de la tolerancia, el respeto, la amistad y la paz entre todos los pueblos, las culturas y las religiones".
En busca de vocaciones
La Jornada Mundial de la Juventud que se desarrolla en Colonia ser¨¢ recordada por el entusiasmo de sus participantes. Cientos de miles de muchachos cat¨®licos ocupan el centro de la ciudad, el recinto ferial y los campamentos de las afueras y ni la lluvia (que ayer cay¨® con fuerza durante la tarde) ni las incomodidades (escasean las duchas) han enfriado los ¨¢nimos. Estas jornadas, creadas por Juan Pablo II y celebradas cada dos o tres a?os, no constituyen, sin embargo, un simple encuentro de los j¨®venes con el Papa. Son tambi¨¦n un instrumento para despertar vocaciones religiosas al calor de la reuni¨®n y de los c¨¢nticos y oraciones colectivos.
Benedicto XVI se reuni¨® ayer, tras su visita a la sinagoga de Colonia, con un grupo de seminaristas y record¨® durante la charla con ellos "la dimensi¨®n vocacional que tienen siempre las Jornadas Mundiales de la Juventud". Los seminarios y los conventos de Europa occidental se han vaciado poco a poco en las pasadas d¨¦cadas, y el Papa, como su antecesor, intenta reavivar "el misterio de la llamada, de la vocaci¨®n; misterio que afecta a la vida de todo cristiano, pero que se manifiesta con mayor relieve en aquellos a quien Cristo invita a dejar todo para que le sigan de cerca".
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