Todav¨ªa Legan¨¦s

Han pasado cinco meses desde que el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Manuel Lamela, provocara un gran esc¨¢ndalo al destituir al director del servicio de urgencias y al gerente del hospital Severo Ochoa, de Legan¨¦s, bas¨¢ndose en una denuncia an¨®nima seg¨²n la cual en dicho servicio se hab¨ªa sedado indebidamente a m¨¢s de 400 pacientes con el resultado, como m¨ªnimo, de acelerar su muerte. Un examen riguroso de todos los casos fue descartando las sospechas de mala pr¨¢ctica profesional, hasta quedar s¨®lo 16 expedientes sobre los que la fiscal¨ªa todav¨ªa no se ha pronunciado faltando el preceptivo informe forense. Tampoco ha pasado de diligencias previas la ¨²nica denuncia presentada por los familiares de uno de los fallecidos. Mientras el jefe del servicio, el doctor Luis Montes, contin¨²a apartado de su cargo, el personal sanitario del hospital sigue movilizado y su solidaridad con el equipo destituido y el clima se mantienen enrarecidos. El doctor Montes ha denunciado represalias laborales y amenazas encubiertas contra quienes le manifestaron su apoyo. Lo ¨²nico que parece completamente normalizado es la confianza de los vecinos de Legan¨¦s, que, superada la l¨®gica inquietud inicial, contin¨²an acudiendo al hospital y confiando en sus m¨¦dicos y sanitarios. La confianza alcanza tambi¨¦n al doctor Montes, reciclado ahora como anestesista, sin que nadie, ni los pacientes ni la consejer¨ªa que inicialmente alent¨® la sospecha de centenares de homicidios, lo considere inconveniente.

Cinco meses no es mucho tiempo en t¨¦rminos de la Administraci¨®n de Justicia, pero en este caso tiene raz¨®n el doctor Montes al reclamar rapidez para poner punto final a esta desgraciada historia. La nula habilidad con la que el consejero de Sanidad manej¨® el caso y el consiguiente esc¨¢ndalo p¨²blico provocaron una justificada alarma social. Los pacientes del hospital de Legan¨¦s tienen derecho a exigir que el caso se resuelva con la m¨¢xima presteza y a reclamar la mayor transparencia. Las sospechas planteadas fueron tan graves que no se puede pasar discretamente la p¨¢gina. Hay que determinar los hechos. El ex director y el personal del servicio de urgencias del hospital de Legan¨¦s defienden la sedaci¨®n de enfermos terminales para ahorrarles en las ¨²ltimas horas los s¨ªntomas de la agon¨ªa y ayudarles a tener una muerte digna, siempre que los interesados o sus familiares den su consentimiento. Parece dif¨ªcil discrepar sobre algo que la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos desear¨ªamos para nosotros mismos y para nuestros allegados. Si el doctor Montes y su equipo actuaron de acuerdo con estas reglas, debe quedar claro y la consejer¨ªa reconocer p¨²blicamente su error. Cuanto antes, mejor.