Aciertos y riesgos de la econom¨ªa
Eregli es una ciudad de 80.000 habitantes en la costa del mar Negro, a unos 300 kil¨®metros por carretera tanto de Ankara como de Estambul. Podr¨ªamos decir que es bonita. Tiene un largo paseo con esculturas, caf¨¦s y sitios donde sentarse, un puerto pesquero y varios pl¨¢tanos monumentales plantados durante el reinado de Mehmet el Conquistador hace 550 a?os. Sus edificios de apartamentos de cuatro a siete plantas tienen vistas a una bah¨ªa azul que por una feliz casualidad no da al norte, sino al sur y al oeste. Pero no nos encontramos en un lugar tur¨ªstico. En esta bah¨ªa atracan buques de gran cabotaje y cargueros, adem¨¢s de pescadores, y desde cualquier promontorio son visibles los innumerables cobertizos azules, blancos y rojos, los caballetes, los ra¨ªles, los transportadores, los tubos y los altos hornos de la planta sider¨²rgica Erdemir, con sus miles de metros de planchas de acero enrolladas esperando a ser transportadas.
El Estado ha puesto en venta sus acciones de la quinta empresa industrial del pa¨ªs, en la que tiene mayor¨ªa
Casi una cuarta parte de todos los ingresos del Estado se destina al pago neto de la deuda
Las privatizaciones son parte de la receta dictada por el FMI a cambio de su apoyo financiero continuado
Erdemir es la mayor y m¨¢s moderna acerer¨ªa de Turqu¨ªa, y la quinta empresa industrial del pa¨ªs. Es propietaria tambi¨¦n de fundiciones, puertos, minas, y f¨¢bricas de tuber¨ªas y de planchas de metal en Turqu¨ªa y en Rumania. Ya es la decimotercera empresa sider¨²rgica m¨¢s grande del mundo, y sigue invirtiendo y ampli¨¢ndose. Pero, como parte de una serie de importantes ofertas de privatizaci¨®n programadas para este a?o, el paquete accionarial mayoritario del Estado se ha puesto en venta al mejor postor. Entre las 13 empresas o consorcios que se han clasificado para presentar sus ofertas, dentro de un plazo que finaliza el 26 de septiembre, est¨¢n Arcelor, con sede en Luxemburgo; Mittal, de propiedad anglo-india; Corus, del Reino Unido; Posco, de Corea del Sur, tres entidades rusas y un grupo ucranio.
Quienes se oponen a la venta se?alan que Erdemir ya est¨¢ siendo gestionada eficazmente como empresa privada, que logr¨® unos beneficios libres de impuestos de 473 millones de d¨®lares en 2004 y que est¨¢ financiando sus propias inversiones. Temen que un comprador extranjero desv¨ªe los beneficios hacia otras empresas, reduzca los salarios, detenga la investigaci¨®n y la ingenier¨ªa que se desarrolla ahora en la sede de Eregli y/o disminuya la producci¨®n en ¨¦pocas de baja demanda en los mercados mundiales del acero. Los sindicalistas se?alan que las privatizaciones del pasado han sido objeto de acusaciones de corrupci¨®n, y que muchas compa?¨ªas privatizadas han sido cerradas subsiguientemente.
El alcalde Halil Posbiyik, antiguo ingeniero de Erdemir, es miembro del Partido de la Madre Patria (ANAP), que gobern¨® de 1983 a 1991, y que comenz¨® el proceso de privatizaciones. Pese a ello, se opone a la privatizaci¨®n de Erdemir. "No es tanto que tengamos miedo de lo que vaya a pasar", explica, "sino s¨®lo que no entendemos por qu¨¦ est¨¢ sucediendo. Nadie ha venido aqu¨ª a explicarnos por qu¨¦ se va a vender la empresa".
Ahmet Likoglu, presidente de la C¨¢mara de Comercio e Industria de Eregli, se?ala que el negocio de cientos de comerciantes locales, empresas de transportes y peque?os fabricantes depende de Erdemir, y que adem¨¢s se est¨¢n construyendo nuevos astilleros a lo largo de la costa. "Dejemos que el capital extranjero venga e invierta. El mercado es lo bastante grande. Pero no vendamos baratos nuestros productos", argumenta. Likoglu no es reacio a vender a un consorcio de capital exclusivamente turco creado bajo los auspicios de la Uni¨®n Turca de C¨¢maras de Comercio. Pero el Gobierno actual parece no tener remilgos a la hora de negociar con compradores extranjeros. Aprob¨® r¨¢pidamente el resultado del concurso del 1 de julio que otorgaba un 55% de las acciones de la compa?¨ªa nacional de tel¨¦fonos Turk Telecom. Gan¨® el grupo Saudi Oger, una empresa de Arabia Saud¨ª, con el apoyo de Telecom Italia, que realiz¨® un desembolso de 6.550 millones de d¨®lares. Las multinacionales se est¨¢n preparando tambi¨¦n para hacerse con un 51% de la refinadora de petr¨®leo Tupras, por la que pueden ofertar hasta el 2 de septiembre.
En realidad, la raz¨®n detr¨¢s de la oferta de acciones de Erdemir no es ning¨²n misterio. Las privatizaciones son parte de la receta dictada por el Fondo Monetario Internacional a cambio de su apoyo financiero continuado. Se espera que mejore la eficiencia empresarial, se realce el papel de las fuerzas de mercado en la econom¨ªa, aumenten los ingresos de un Estado muy endeudado y se atraiga capital extranjero. Los gobiernos no lo tienen f¨¢cil para hacer caso omiso de las recomendaciones del FMI.
La econom¨ªa turca lleva a?os con un problema cl¨¢sico de "d¨¦ficit gemelos". En primer lugar, ha necesitado la entrada de capitales para poder mantener el d¨¦ficit en sus cuentas corrientes. La energ¨ªa, la maquinaria, los componentes y varios productos m¨¢s tienen que importarse, mientras que las exportaciones consisten en su mayor¨ªa en productos manufacturados para el consumo masivo muy sensibles a las variaciones de precios. El resultado es que Turqu¨ªa s¨®lo ha presentado super¨¢vit en a?os de crecimiento econ¨®mico muy bajo o negativo. En segundo lugar, Turqu¨ªa ha necesitado inyecciones de capital para sanear su d¨¦ficit fiscal o presupuestario. En su deseo por mantenerse en el poder y "alcanzar" a las econom¨ªas occidentales, los gobiernos a menudo han gastado generosamente sin aumentar los ingresos por impuestos. Los d¨¦ficit resultantes contribuyeron a una inflaci¨®n cr¨®nica de alrededor de un 70% anual en las d¨¦cadas de 1980 y 1990, as¨ª como a una peligrosa acumulaci¨®n de deuda de alto inter¨¦s.
Mientras, la econom¨ªa se transform¨® de una econom¨ªa cerrada a una abierta, conforme con las tendencias y presiones internacionales. El comercio se liberaliz¨® a principios de los ochenta, los controles de moneda se levantaron en 1989 y las tasas de importaci¨®n sobre los productos manufacturados provenientes de la UE se suprimieron tras la uni¨®n aduanera de 1996. En resumidas cuentas, Turqu¨ªa se hizo cada vez m¨¢s dependiente de las "inversiones" extranjeras para poder mantener su d¨¦ficit presupuestario y tapar las deudas del Gobierno. Estas inversiones generalmente se concretaban en dep¨®sitos especulativos en los mercados de deuda, moneda y en la Bolsa, y en pr¨¦stamos a corto plazo de los bancos. Mientras los tipos de inter¨¦s internacionales estuvieran bajos y la confianza financiera, boyante, todo iba bien. Pero en momentos de menor liquidez internacional, incertidumbre global, inestabilidad pol¨ªtica o mala gesti¨®n, aumentaba la probabilidad de que la lira se desplomase y de que los tipos de inter¨¦s subieran vertiginosamente, y tambi¨¦n de que creciera el temor a que el Gobierno entrara en suspensi¨®n de pagos. El alto inter¨¦s, un recorte de las importaciones y las inevitables medidas de ajuste de cintur¨®n hund¨ªan a la econom¨ªa en la recesi¨®n, y el sistema bancario, confuso y mal regulado, se sum¨ªa en el caos.
En diciembre de 1999, el Gobierno y el FMI entraron en un acuerdo de reserva seg¨²n el cual Ankara promet¨ªa recortar su d¨¦ficit fiscal y asumir una serie de reformas para reducir la intervenci¨®n del Gobierno en la econom¨ªa y aumentar el papel de las fuerzas de mercado. De esta manera se superar¨ªa el problema de la deuda y la econom¨ªa se volver¨ªa m¨¢s eficiente y atractiva para los inversores extranjeros. Pero se subestimaron los problemas del sector bancario, y se dise?¨® un sistema de tipos de cambio fijo con el objetivo de reducir la inflaci¨®n r¨¢pidamente que result¨® imposible de poner en pr¨¢ctica.
Durante un a?o, los tipos de inter¨¦s cayeron, y hubo un gran auge en la actividad econ¨®mica. Entonces, en febrero de 2001, estall¨® otra crisis. Se dej¨® fluctuar la lira y enseguida perdi¨® casi la mitad de su valor. El producto interior bruto se redujo en un 9,5%. La inflaci¨®n volvi¨® por sus fueros, pasando de un 39% al final de 2000 a un 68,5% un a?o despu¨¦s. La deuda estatal creci¨® velozmente, y el Gobierno se tuvo que enfrentar a una factura de decenas de miles de millones de d¨®lares para sufragar las deudas de bancos insolventes estatales y privados. La pol¨ªtica con la que se dio respuesta a esta crisis fue un nuevo acuerdo de reserva con el FMI: m¨¢s pr¨¦stamos a cambio de nuevas medidas de ajuste y un paquete acelerado de reformas.
Desde entonces, la econom¨ªa se ha recuperado con fuerza. El crecimiento interior bruto se situ¨® oficialmente en un 7,8%, un 5,9% y un 9,9% en 2002, 2003 y 2004, respectivamente. Bajo un Banco Central independiente, la inflaci¨®n se ha estado situando repetidamente por debajo de las estimaciones, cayendo a menos de un 10% por primera vez desde principios de la d¨¦cada de los setenta. El banco ha conducido el tipo de inter¨¦s fundamental del mercado de divisas a un 14,25%, en comparaci¨®n con el 35% en el que estaba situado hace dos a?os y el casi 50% de hace tres a?os. Los correspondientes tipos de inter¨¦s bancario han estimulado los pr¨¦stamos en el sector privado. Al mismo tiempo, el d¨¦ficit fiscal se ha reducido dr¨¢sticamente. En los ¨²ltimos dos a?os, el Gobierno ha conseguido el dif¨ªcil objetivo de lograr el super¨¢vit fiscal primario (super¨¢vit fiscal excluyendo el pago de intereses) de hasta un 6,5% del producto interior bruto. Esto significa que casi una cuarta parte de los ingresos del Estado se destina al pago neto de la deuda. Adem¨¢s, que los tipos de inter¨¦s hayan bajado ha supuesto un considerable descenso de la cantidad de intereses que se pagan sobre la deuda estatal.
Se prev¨¦ que la inflaci¨®n baje al 8% al final de este a?o, a un 5% el a?o que viene y a un 4% en 2007. Para celebrar su ¨¦xito en este campo, el Gobierno introdujo una "lira nueva" a principios de 2005. Cada lira nueva tiene el valor de un mill¨®n de antiguas liras. Como resultado de esta maniobra, una barra de pan ha bajado de 300.000 liras a 0,3 liras nuevas, y los precios de los coches y las casas se expresan ahora en miles en lugar de en billones.
Turqu¨ªa se ha convertido en el mayor moroso del FMI, con una deuda de alrededor de 20.000 millones de d¨®lares. Pero, en general, la deuda estatal parece estar estabiliz¨¢ndose. Seg¨²n el Gobierno, la "deuda estatal neta" baj¨® a un 63% del producto interior bruto al final de 2004, s¨®lo ligeramente por encima del l¨ªmite del 60% previsto en los criterios de Maastricht. Con las tendencias actuales, los criterios de Maastricht en torno al d¨¦ficit fiscal y la inflaci¨®n podr¨ªan tambi¨¦n conseguirse mucho antes de la primera fecha posible para la entrada de Turqu¨ªa en la Uni¨®n.
Mientras, tiene que haber a¨²n otra tanda de reformas bancarias, dise?ada en parte para cumplir con las estrictas normas de prudencia bancaria de Basilea-II. Los tres bancos estatales ser¨¢n por fin reestructurados y/o privatizados. El gasto y las cuentas p¨²blicas ser¨¢n reguladas de manera m¨¢s severa, y la transparencia y la responsabilidad, mejoradas, tanto en el ¨¢mbito local como en el nacional. El empleo p¨²blico -que ya est¨¢ congelado de hecho- ser¨¢ reducido, se racionalizar¨¢ la contrataci¨®n y se simplificar¨¢ el plan salarial. El sistema de la seguridad social va a ser reformado, haciendo que las pensiones sean menos generosas y reduciendo la carga que suponen a largo plazo para el erario p¨²blico. Se va a introducir un sistema general de cobertura sanitaria b¨¢sica, en el que los pacientes habr¨¢n de pagar y podr¨¢n elegir hospital, que sustituir¨¢ al actual, que s¨®lo ofrece una cobertura parcial. Una ley largamente esperada sobre la administraci¨®n de las empresas estatales va a ser aprobada. La base fiscal va a ser ampliada, y dejar¨¢ de tolerarse la evasi¨®n de impuestos y el incumplimiento de las obligaciones en materia de seguridad social. Esto habr¨ªa de reducir la dependencia del Gobierno de los impuestos indirectos, elevados e injustos. Algunos tipos de impuestos podr¨ªan bajarse para contribuir a atraer inversiones. Liberado de la pesada carga de la deuda, el Gobierno espera poder aumentar el gasto en educaci¨®n e infraestructuras. Las formalidades burocr¨¢ticas que desaniman la inversi¨®n ser¨¢n simplificadas; los procedimientos aduaneros, racionalizados, y la legislaci¨®n comercial, revisada de acuerdo con las normas de la UE.
El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) ascendi¨® al poder vertiginosamente como respuesta al clima de insatisfacci¨®n que sigui¨® a la crisis de 2001. En el Gobierno, el AKP ha seguido a veces con desgana las pol¨ªticas del FMI, especialmente en materia de ahorro. En la actualidad, los pr¨¦stamos del FMI est¨¢n paralizados, porque el Parlamento no ha sido capaz de aprobar la legislaci¨®n en torno a la seguridad social antes del descanso estival. Pero cada vez que los mercados financieros han mostrado su descontento, el AKP ha apretado el paso. Es probable que cumplan la mayor¨ªa de las promesas que han hecho al Fondo.
Aparentemente satisfechos con estas mejoras econ¨®micas, los bancos y las empresas europeas -Unicr¨¦dito, BNP-Paribas, Fortis, Carrefour- est¨¢n en proceso de adquirir acciones en sus equivalentes turcos. Sin embargo, no todo el mundo es optimista respecto al futuro de la econom¨ªa. Los cr¨ªticos sospechan que los ¨²ltimos tres a?os no han sido m¨¢s que una fase al alza del t¨ªpico ciclo crisis-boom. Destacan sobre todo la ampliaci¨®n del d¨¦ficit de las cuentas p¨²blicas (m¨¢s del 5% del producto interior bruto en 2004 y, potencialmente, m¨¢s alto a¨²n este a?o). Tambi¨¦n subrayan el alto valor de la lira, que se cambiaba contra el euro este mes de julio m¨¢s o menos al mismo precio que en julio de 2003, a pesar de la diferencia de inflaci¨®n entre Turqu¨ªa y la zona euro. Incluso la mejora de las cuentas p¨²blicas y de la situaci¨®n de la deuda parecen m¨¢s de lo que son por la fuerza de la lira, se?alan. Y, finalmente, se muestran alarmados por el aumento del 100% en los pr¨¦stamos personales y en las cuentas de tarjetas de cr¨¦dito pendientes de pago. Concluyen que la econom¨ªa se ha mantenido dependiente de inyecciones financieras a corto plazo, de "dinero caliente". En caso de variaci¨®n en las condiciones financieras internacionales, explican, la lira podr¨ªa hundirse; los tipos de inter¨¦s, aumentar; la inflaci¨®n, subir, y la econom¨ªa, contraerse. El menor crecimiento golpear¨ªa los ingresos del Estado, mientras que las empresas y los consumidores tendr¨ªan dificultades para pagar sus deudas.
El catedr¨¢tico Erinc Yeldan, autor del reciente art¨ªculo, publicado en el International Herald Tribune, 'Turqu¨ªa podr¨ªa ser la pr¨®xima Argentina', apoya algunas de las medidas recomendadas por el FMI, tales como la mejora en la regulaci¨®n bancaria y las reformas en el gasto p¨²blico, pero lamenta que se ponga el acento en la refinanciaci¨®n de la deuda, en objetivos fiscales arbitrarios y en la reducci¨®n de la inflaci¨®n, mientras no se presta atenci¨®n al empleo, la redistribuci¨®n de ingresos, la sanidad, la educaci¨®n y las necesidades sociales.
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