Deber de toda luz
Ren¨¦ Char (1907-1988) fue el primer poeta franc¨¦s vivo que public¨® en la Biblioth¨¨que de la Pl¨¦iade, lo que le convirti¨® en cl¨¢sico. Poes¨ªa esencial re¨²ne tres libros centrales de un poeta fundamental del siglo XX: Furor y misterio, Los matinales y Aromas cazadores, los primeros escritos en-tre 1938 y 1949, y el tercero entre 1972 y 1975. Su fascinaci¨®n nace de la parad¨®jica cercan¨ªa entre una palabra calurosa y una escritura el¨ªptica. Palabras azotadas por la fuerza del viento, extra¨ªdas de la mina profunda de la existencia: "el poema, elev¨¢ndose desde el pozo de barro y estrellas, dar¨¢ testimonio casi en silencio de que no hab¨ªa nada en ¨¦l que no existiera verdaderamente en otra parte, en ese rebelde y solitario mundo de las contradicciones". La presencia del poeta, de la naturaleza, las cosas y los seres, es solidariamente irrefutable. La palabra ampl¨ªa y rectifica el espacio del hombre, tanto m¨¢s soberano cuanto expuesto y vulnerable, iluminando su reserva de sentido: "No escribir¨¦ poemas de consentimiento".
POES?A ESENCIAL
Ren¨¦ Char
Traducci¨®n, pr¨®logo y notas
de Jorge Riechmann
Edici¨®n biling¨¹e
Galaxia Gutenberg/C¨ªrculo
de Lectores. Barcelona, 2005
605 p¨¢ginas. 22,90 euros
En Furor y misterio, la historia marca un sue?o po¨¦tico que entremezcla poemas, prosas po¨¦ticas y aforismos. Aqu¨ª est¨¢ la vida de Char, su compromiso con la resistencia al nazismo, su anhelo de pureza en la fuerza del lenguaje po¨¦tico: "En nuestras tinieblas no hay sitio para la Belleza. Todo el sitio es para la Belleza". En Argumento, primer poema de Los que permanecen, expresa el deseo de "Desbordar la econom¨ªa de la creaci¨®n, agrandar la sangre de los gestos, deber de toda luz". Eso encontramos en el coraz¨®n y el alma de este indispensable libro, una gu¨ªa del mundo po¨¦tico y moral de Ren¨¦ Char, que reafirma su empe?o por la vida, pues ella entra?a la riqueza infinita del misterio. El acceso a "lo inextinguible real increado" impone sus pruebas, pero "A cada derrumbamiento de las pruebas el poeta responde con una salva de futuro". Testimonio activo, "El poema es el amor realizado del deseo que permanece deseo", y en su armon¨ªa de contrarios, el poeta ve "c¨®mo se personifica su dinast¨ªa inmanente, siendo poes¨ªa y verdad, seg¨²n sabemos, sin¨®nimos".
Las voces que acoge en Los
matinales, son las de los "transparentes", que "Afables y sutiles, dialogan en verso con el lugare?o". A la gravedad se contrapone una veta modesta y melodiosa, "alas de comunicaci¨®n entre nuestro aliento reposado y nuestras fiebres m¨¢s fuertes". Son poemas y canciones, prosas y di¨¢logos rimados, ritmos vivos que vuelven a la naturaleza, a la camarader¨ªa entre los seres, pero frente al abandono, la palabra mantiene su profundo enigma. Un diario atento a los fr¨¢giles y olvidados desde la confianza en la poes¨ªa: "El estado de ¨¢nimo del sol naciente es la alegr¨ªa, a pesar del d¨ªa cruel y del recuerdo de la noche. La sangre del cuajar¨®n se transforma en el rubor de la aurora". Aromas cazadores encuentra en el gigante Ori¨®n un signo errante y c¨®smico. Una figura que traza un espacio donde lo ¨ªntimo y lo exterior se enfrentan y destruyen. Ori¨®n, el cazador ciego, se mueve entre los mitos del cielo y los olores de la tierra. A pesar de cierta serenidad encontrada, el rel¨¢mpago sigue brotando, ahora desde la profundidad de un tiempo que el oro filtra: "Quisiera que mi vieja pena estuviese como la grava en el r¨ªo: completamente al fondo". Una soledad que no es aislamiento, sino renovado incentivo humano: "Pocos habr¨¢n sabido mirar la tierra donde viv¨ªan y tutearla bajando los ojos".
?nico en s¨ª mismo, Char crea un vi¨¢tico de esperanza en lo inesperado. M¨¢s all¨¢ de su falsa reputaci¨®n de hermetismo, sus poemas solicitan un lector activo, capaz de participar de la necesidad de mirar, de esperar detenidamente en el umbral para, casi sin tr¨¢nsito, reconocer la evidencia y acuerdo del poema. Poeta de la poes¨ªa, su obra se hace universal en una riqueza inaudita que llama a la escucha y la atenci¨®n siempre renovada: "El poeta recomienda: 'Inclinaos, inclinaos m¨¢s a¨²n'. No siempre sale indemne de su p¨¢gina, pero, al igual que el indigente, sabe sacar partido de la eternidad de una aceituna". Jorge Riechmann, que prologa y anota magistralmente esta edici¨®n, y cuya propia obra no est¨¢ muy lejos de la de Char, ofrece una versi¨®n tan madura y bella como irremplazable y certera, a la altura de quien supo que "Entre el mundo de la realidad y yo, hoy no queda ya espesor triste".
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