La cuna de Catalu?a zurce sus s¨¢banas
El casco antiguo de Ripoll combate el despoblamiento, la degradaci¨®n urbana y el peligro de 'guetizaci¨®n'
Pocos municipios tienen tantos bancos y confiter¨ªas. El exceso de entidades bancarias remite a unos tiempos de boyante econom¨ªa industrial que han quedado atr¨¢s. El exceso de confiter¨ªas, en las que incluso se ofrecen cruasanes gigantes por encargo, parece apuntar una posible salida: el turismo.
Ripoll lleg¨® a tener casi 13.000 habitantes en 1981 y ahora se encuentra estabilizado en torno a los 10.800. La crisis de la industria textil caus¨® en la comarca una sangr¨ªa de empresas que todav¨ªa persiste. La industria metal¨²rgica parece resistir, pero lejos de sus a?os de oro.
Ripoll, una poblaci¨®n que alardea de ser la cuna de Catalu?a, ha visto en los ¨²ltimos a?os como su casco antiguo se degradaba y empezaba a despoblarse. Las amenazas no son diferentes de las de otros n¨²cleos antiguos de Catalu?a. Edificios envejecidos, sin ascensor, con instalaciones obsoletas y tejados decr¨¦pitos, cerrados ante el riesgo de derrumbe, ocupados por ancianos numantinos que recuperan el aliento en cada rellano de sus empinadas escaleras o por grupos de inmigrantes que pagan alquileres que no se corresponden con las ¨ªnfimas condiciones de habitabilidad. El 38% de los edificios presentan un estado importante de degradaci¨®n y el 15% de ¨¦stos deber¨ªan derribarse. Pero en Ripoll hay una diferencia sustancial con otros enclaves, la degradaci¨®n se encuentra en una fase incipiente y no parece dif¨ªcil conjurar la amenaza.
El Plan de Fomento del Casco Antiguo de Ripoll, un ¨¢rea que agrupa 1.041 viviendas y s¨®lo 616 habitantes, tiene un presupuesto global de 4,8 millones de euros, que sufragar¨¢n a partes iguales el Ayuntamiento y la Generalitat. Adem¨¢s de la peatonalizaci¨®n de algunas calles, derribos concretos para esponjar la zona y ayudas a la rehabilitaci¨®n, se prev¨¦n tres nuevos equipamientos para uso colectivo: la reforma del antiguo fort¨ªn -donde se ubicar¨¢ la oficina de vivienda-, la adaptaci¨®n de los locales anexos a la biblioteca y la adecuaci¨®n del anfiteatro del cine Condal, que tendr¨¢ dos salas de exhibici¨®n. La mayor¨ªa de las obras se iniciar¨¢n en 2006 y se prolongar¨¢n hasta 2009.
La alcaldesa de Ripoll, Teresa Jord¨¤, de ERC, asegura que la llegada de la segunda oleada migratoria, originaria de Marruecos, no ha generado conflictividad social. Con una tasa de poblaci¨®n extranjera del 6,4%, Jord¨¤ destaca que un buen n¨²mero de inmigrantes han aprendido el catal¨¢n con normalidad. Ripoll parece ostentar el r¨¦cord catal¨¢n de grafitos de esteladas en sus fachadas. En su consistorio, la bandera catalana ondea en solitario, y en el bar La Taverneta, donde ser re¨²ne la progres¨ªa local, se ofrecen escopinyes y no berberechos.
Un ejemplo de los cambios que se avecinan es el bar El Celler, que una noche de este verano cerr¨® su viejo local en un edificio que ser¨¢ derribado y abri¨® a la ma?ana siguiente un flamante establecimiento en un nuevo edificio vecino. Luis Guardado, un yesero de 55 a?os que echa una mano en la barra a la propietaria, lamenta que muchos vecinos de la zona alquilen pisos muy deteriorados a los inmigrantes. "A los magreb¨ªes les sacan m¨¢s dinero porque se meten m¨¢s en el piso", dice. Guardado asegura que existe tensi¨®n entre la primera inmigraci¨®n espa?ola y los magreb¨ªes. "A ellos les ayudan m¨¢s que a los de aqu¨ª. A m¨ª, que me queda muy poco para jubilarme, no me contratan porque tienen que asegurarme y prefieren a un moro porque le dan cuatro chavos".
Wenceslao Forment, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos del Casco Antiguo y propietario del restaurante La Perla, tiene claro que hay que atajar a tiempo el peligro de degradaci¨®n. "Todav¨ªa no es un barrio marginal, pero si no se act¨²a podr¨ªa convertirse en un gueto". Forment cree que Ripoll debe dedicarse claramente al turismo.
Los cambios en el casco antiguo de Ripoll pasan tambi¨¦n por un cambio de mentalidad de los propietarios, que hasta ahora han preferido cerrar sus viviendas en lugar de vender o reformar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- VII Legislatura Catalu?a
- Comunidades aut¨®nomas
- Barrios
- Ayuntamientos
- Parlamentos auton¨®micos
- Generalitat Catalu?a
- Gobierno auton¨®mico
- Provincia Girona
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Administraci¨®n local
- Catalu?a
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Actividad legislativa
- Areas urbanas
- Parlamento
- Vivienda
- Espa?a
- Urbanismo
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica