El Estatut
El coronel Maci¨¤, primer presidente de la Generalitat de Catalu?a, era un revolucionario honesto y patriarcal. Lo tengo en la memoria como la primera imagen del catalanismo entre los madrile?os: contradictoria. Hubo independencia unos d¨ªas, a la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica Espa?ola se otorg¨® Estatuto, y Maci¨¤ fue presidente hasta que muri¨®, diciembre de 1932. Francesc Maci¨¤ y sus hombres pretendieron un tiempo la conquista de Catalu?a por las armas; pidieron ayuda incluso a Mosc¨², aunque no fueran marxistas. El catalanismo fuerte hab¨ªa resurgido entre los escombros del imperio en 1898: la p¨¦rdida de Cuba y Filipinas la tomaban como ejemplo y dec¨ªan que Catalu?a era tambi¨¦n una colonia y deb¨ªa liberarse. Mi memoria envejecida, insegura, se reverdece esta vez en que se discute un Estatuto: no tiene hoy la grandeza con que la o¨ªa -aun por los no federales- y el gran esfuerzo actual no piensa en las armas: ya se encarg¨® de ello Franco, que fusil¨® al siguiente presidente catal¨¢n, Llu¨ªs Companys, en la siniestra y humillante historia de la entrega por los alemanes ocupantes de Francia de exiliados espa?oles: ¨¦l la coron¨® con su capacidad inagotable de matar.
No tiene esa grandeza por dos razones: una es que se ve como un intento olig¨¢rquico de posesi¨®n y no reparto de riqueza en el vaso comunicante con Espa?a en general. Lo que entonces parec¨ªa un adelanto y una justicia contra la vieja Espa?a reinante ahora parece (aqu¨ª) una secesi¨®n innecesaria cuando todo el territorio se va sumando a unidades mayores: Europa, la OTAN, hasta la p¨¦rfida globalizaci¨®n.
Otra raz¨®n es el astuto sistema de la derecha nacional de ridiculizar a alguien para destruirle. Risa falsa de amo ante el paleto. Ha creado hasta una mentalidad especial en un pa¨ªs que se vuelca a la caricatura y la risa de todo; y "r¨ªe cuando ignora". Se ve palpablemente esa manera en el Parlamento cuando esta oposici¨®n -y antes, cuando era poder- estalla en carcajadas ante una frase del poder que no es de ninguna manera risible. Han cargado esta bomba tonta especialmente contra la Generalitat actual, sobre todo contra Carod Rovira y tambi¨¦n contra Pasqual Maragall; algunas de sus risotadas falsas entran en la izquierda, y en el propio PSOE que encontr¨® en el tripartito catal¨¢n una posibilidad de gobierno compartido. Quiz¨¢ sea un buen momento para el estudio del Estatuto con seriedad y sin dejarse llevar por las carcajadas del se?orito. Que luego mata a todos juntos.
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