Vinos, f¨²tbol y toros
Tiempo de verano, de placer; nuestra rutina se olvida para dar paso libre a la desorganizaci¨®n en horarios, comidas. Para cuando nos acostumbremos al nuevo modo de vida, llegar¨¢ la vuelta a la normalidad. Otra vez el firme prop¨®sito de ponernos a r¨¦gimen, de dejar el tabaco y, como no, el alcohol. Estamos en ¨¦poca de prohibiciones; los mensajes que nos llegan son de cuerpos perfectos, sin un gramo de grasa. El tabaco y el alcohol no tienen sitio en esta nueva sociedad de cuerpos y mentes perfectos. A esta caza de brujas le seguir¨¢ encerrar en guetos al precursor de las filosof¨ªas hedonistas. Es lo de siempre: prohibir y prohibir. El camino contrario pasa por informar. S¨®lo desde la informaci¨®n y el conocimiento nos llegar¨¢ la libertad para analizar y decidir nuestros gustos y aficiones. Que nada nos sea impuesto.
Hagamos un repaso a productos masificados. En cuanto a vino se refiere, los antialcohol s¨®lo ven un producto capaz de hacer perder la raz¨®n e incluso la dignidad al hombre. Otros m¨¢s neutrales dir¨¢n que todos los mostos son iguales, y cualquier vino de dudosa procedencia les valdr¨¢ para su degustaci¨®n.
Los verdaderos aficionados vemos algo m¨¢s en una botella de vino; reflexionamos o, por lo menos, lo intentamos. Saber con qu¨¦ variedad de uva est¨¢ elaborado (estos momentos se elaboran vinos con m¨¢s de mil variedades de uva por todo el mundo), cu¨¢nta crianza tiene en barrica, qu¨¦ virtudes o defectos ha cogido el mosto a su paso por el roble, incluso la procedencia de ¨¦ste, bien sea roble americano, franc¨¦s o lo ¨²ltimo que est¨¢ llegando, barricas de los pa¨ªses del Este de Europa.
Una copa de vino tambi¨¦n nos puede transmitir el tipo de terreno en el que est¨¢ plantado el vi?edo, cu¨¢l ha sido la tarea del hombre a la hora de elaborar o si ha sido poco o mucho su rendimiento. El vino nos habla del hombre que lo ha elaborado, s¨®lo hace falta escuchar; seguro que entonces el l¨¦xico que se utiliza en las catas nos ser¨¢ m¨¢s familiar y comprensible a todos.
Y qu¨¦ me dicen de otros productos masificados, como el f¨²tbol, donde los anti ven un deporte de masas que se encierran en un campo para aplaudir o gritar. Seg¨²n les toque, seguramente el verdadero aficionado ver¨¢ un deporte de conjuntar estrategias colectivas a partir de la calidad individual; algo como las partidas de ajedrez, las cuales nadie pone en duda.
Si alg¨²n evento tiene m¨¢s dividida a la sociedad en estos momentos puede ser la fiesta de los toros. Frente a los que opinan que es un festejo cruel, los aficionados defienden el arte del toreo y supervivencia de la raza de los astados.
En la m¨²sica puede ocurrir m¨¢s de lo mismo. Algunos oir¨¢n notas musicales, acordes (mejor o peor interpretados), y seguro que el pobre vecino que en estas fiestas le toque alguna txosna debajo de casa oir¨¢ un ruido infernal que no le deja dormir.
Ante todas estas manifestaciones s¨®lo nos quedar¨¢ informaci¨®n, afici¨®n y que nadie decida por nosotros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.