Con aloe vera: tiempos modernos

Comerse un after shave. As¨ª, al pronto, es lo que parece cuando nos ofrecen un arroz cuyo acompa?ante principal es el aloe vera, lili¨¢cea de m¨²ltiples propiedades al sentir de los creyentes naturalistas, entre las cuales figuran curar las heridas y ¨²lceras, sanar el h¨ªgado, actuar como purgante e incluso -en un rizar el rizo inveros¨ªmil- curar las enfermedades de las gallinas, como la pigota y otras infecciones.

El aloe ha sido desde tiempo inmemorial especie comestible aunque no gastron¨®mica, ya que su ingesta provocaba las sanaciones a las que antes hac¨ªamos referencia. Leemos que en el Papyrus Erbes, que data de 1500 a?os antes de Cristo, se refieren las virtudes medicinales del aloe vera y adem¨¢s se reconoce la antig¨¹edad de su uso desde hace muchos siglos, del tiempo de los asirios. Pero adem¨¢s parece que su poder curativo era conocido por todos los pueblos, y desde los chinos a los indios de la India, los romanos, los griegos y los ¨¢rabes y los egipcios, con la propia reina Cleopatra a la cabeza, lo usaban para curar sus males o recomponer la belleza.

Sea mezclado con arroz, como ensalada o dando sabor a los helados, para todo aprovecha

Pero la planta tiene en su interior una carne que asemeja un gel al que los concienzudos estudios que ahora nuestros cocineros realizan con las materias primas ha confirmado apasionante al paladar am¨¦n de perfecto compa?ero de aventuras, por lo que su entrada en el ¨¢mbito de lo culinario que ahora comienza parece no tendr¨¢ fin. Sea mezclado con arroz, sea aprovechando sus caracter¨ªsticas carnosas como ensalada o dando sabor a los helados, ¨¦l para todo aprovecha. Deber¨¢ tener cuidado el cerdo, del que lo mismo se dice, con la dura competencia que le acecha.

Es asombroso c¨®mo cambian con el tiempo los criterios, por no decir las modas, tanto en lo puramente gastron¨®mico como en lo cultural o social. Como ejemplo y remate de tal aseveraci¨®n no me resisto a reproducir un p¨¢rrafo del famoso libro de Antonio de Guevara Aviso de privados y doctrina de cortesanos, que all¨¢ por los a?os 1500 -esta vez despu¨¦s de Jes¨²s- dec¨ªa: Cuando a la mesa de un se?or se moviere pl¨¢tica, sobre qu¨¦ manjares son m¨¢s sabrosos, qu¨¦ cocineros hay en la Corte m¨¢s curiosos, qu¨¦ potajes hay m¨¢s nuevos, y de d¨®nde son los capones m¨¢s gruesos, no cure el buen Cortesano de decir en tal disputa lo que sabe, ni menos lo que siente; porque cu¨¢n honesto le es saber bien la pl¨¢tica de las armas, tan infame le ser¨ªa saber como se guisan las golosinas.