Manuel Ausensi, bar¨ªtono
Se retir¨® de los escenarios l¨ªricos en 1972, tras haber triunfado en los mejores teatros de ¨®pera de Europa y Am¨¦rica, pero nunca dej¨® de estar vinculado con el mundo del canto a trav¨¦s de los concursos. Manuel Ausensi, uno de los grandes bar¨ªtonos espa?oles de la segunda mitad del siglo XX, muri¨® el pasado jueves en la poblaci¨®n tarraconense de Creixell a los 85 a?os. Dotado de una voz de gran belleza, realiz¨® una carrera t¨ªpica de un bar¨ªtono de las d¨¦cadas de 1950 y 1960, abordando un amplio repertorio de hasta 150 ¨®peras, desde el belcantismo a las obras contempor¨¢neas, pero sobresali¨® por encima de todo en los papeles verdianos, que se adaptaban muy bien a su voz y con los que, afirmaba ¨¦l mismo, disfrutaba. Su carrera se centr¨® en los teatros l¨ªricos interpretando ¨®pera, pero su gran legado para la posteridad son el m¨¢s de medio centenar de discos de zarzuelas que grab¨® y que nunca han dejado de emitirse por la radio, y de las que s¨®lo lleg¨® a representar unas pocas en escena.
Nacido en Barcelona el 8 de octubre de 1919, Manuel Ausensi se introdujo de peque?o en la m¨²sica estudiando trompeta en el Conservatorio del Liceo -lleg¨® a tocar durante unos meses en la Banda Municipal de Valencia-, y fue en la capital levantina donde empez¨® a estudiar canto con la soprano Mar¨ªa Ll¨¤cer despu¨¦s de la Guerra Civil, en la que combati¨® en la batalla del Ebro en su largu¨ªsimo periodo de servicio militar, de 74 meses, como integrante de la quinta del biber¨®n. De regreso a Barcelona prosigui¨® su formaci¨®n vocal con Concepci¨® Callao y la rusa Anna Miliesch. Se fogue¨® cantado ¨®peras en las fiestas mayores de pueblos hasta que tras participar en un concurso de radio pudo hacer su presentaci¨®n en 1943 en el Teatro Barcelona cantando Il barbiere de Sevilla, que a?os despu¨¦s grab¨® con la mezzosoprano Teresa Berganza en la m¨¢s celebrada de sus pocas grabaciones oper¨ªsticas. En el Liceo de Barcelona, donde fue el gran bar¨ªtono de la casa durante las d¨¦cadas de 1950 y 1960, llegando incluso a participar en ocho t¨ªtulos en una misma temporada, debut¨® en 1947 interpretando el peque?o papel de Rochefort en la ¨®pera Anna Bolena, de Donizetti, con la que se celebr¨® el centenario de la inauguraci¨®n del coliseo l¨ªrico barcelon¨¦s. Sus primeros a?os como profesional no fueron f¨¢ciles y en el Liceo s¨®lo le ofrec¨ªan peque?os papeles, lo que provocaba que Ausensi se revelara. "Lo que nadie quer¨ªa me lo daban a m¨ª, incluso llegu¨¦ a hacer de boxeador en Partita a pugni, de Vieri Tosatti", explic¨® en una ocasi¨®n el bar¨ªtono.
Su debut en Am¨¦rica, en 1958, cantando junto a la soprano Pilar Lorengar en el Teatro Col¨®n de Buenos Aires la ¨®pera de Juan Jos¨¦ Castro La zapatera prodigiosa, sobre la obra hom¨®nima de Garc¨ªa Lorca y con direcci¨®n de escena de Margarita Xirgu, fue su verdadera plataforma internacional. El director del Col¨®n le contrat¨® despu¨¦s del estreno para cantar en un concierto con la Orquesta Ciudad de Buenos Aires y el ¨¦xito fue tal que despu¨¦s de aquello no dejaron de lloverle los contratos para cantar en los principales teatros de ¨®peras del continente americano, desde Buenos Aires a Nueva York, hasta que se retir¨® de los escenarios. A Barcelona y el Liceo regres¨® como gran triunfador. "Ya no s¨®lo me ofrec¨ªan los primeros papeles, sino que pod¨ªa escoger lo que quer¨ªa cantar", explicaba.
Tras 29 a?os de carrera profesional, en 1972 decidi¨® retirarse definitivamente de los escenarios con las facultades vocales en perfectas condiciones para seguir cantando. "Es que era muy hogare?o, y la profesi¨®n de cantante de ¨®pera me llevaba como m¨ªnimo a estar siete meses al a?o fuera de casa, e incluso fuera de Espa?a, entregado a mi carrera, pero con la nostalgia a cuestas. Y un d¨ªa dije: 'Basta", contaba cuando se le preguntaba por su prematura jubilaci¨®n del mundo de la ¨®pera. Jam¨¢s sinti¨® a?oranza del escenario y de los aplausos. "La ¨²nica nostalgia que ten¨ªa era la de mi hogar cuando cantaba. Estaba claro que yo deb¨ªa ser un cantante de estar por casa", bromeaba, y desde entonces s¨®lo se le pudo escuchar en directo en algunos conciertos de car¨¢cter ben¨¦fico y en los homenajes que no paraba de recibir en toda Espa?a.
Tras su retiro, se dedic¨® al cultivo de mandarinas y naranjas en una finca a pocos kil¨®metros de Cullera (Valencia), que compr¨® en 1958 cuando empez¨® a triunfar internacionalmente. "As¨ª disfruto a mi manera", aseguraba, pero su nueva profesi¨®n como empresario agr¨ªcola no le apart¨® nunca del mundo del canto, al que estuvo vinculado hasta su muerte, participando como jurado en numerosos concursos, uno de los cuales, creado por El Corte Ingl¨¦s, lleva su nombre y en cuya ¨²ltima edici¨®n, el pasado mes de mayo, no dud¨® en presentar ¨¦l mismo desde el escenario del Palau de la M¨²sica de Barcelona la prueba semifinal. El p¨²blico tampoco le olvid¨®, ni el de la ¨®pera, y especialmente el de la zarzuela a trav¨¦s de sus numerosas grabaciones, que le proporcionaron una gran popularidad. Anualmente, y desde que se hab¨ªa retirado, era objeto de varios homenajes -"es que ya no me caben las medallas, insignias, placas y trofeos que me entregan", dec¨ªa mientras mostraba a quien le visitaba una vitrina repleta de reconocimientos-, el ¨²ltimo de los cuales lo recibi¨® el pasado 17 de julio del Ayuntamiento de Barcelona con la colocaci¨®n de una placa en el n¨²mero 53 de la calle de Blai, en el barrio del Poble Sec, donde naci¨®.
Hoy, a las doce de la ma?ana, ser¨¢ enterrado en la iglesia de Sant Jaume de Creixell (Tarragona), donde muri¨®.-
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