Novela accidental
Dan Rhodes (Purley, 1972) es un escritor raro dentro del paisaje actual de la literatura brit¨¢nica. Alguien que parece ir por la suya. Primero fueron los 101 microrrelatos sobre novias de Anthropology (2000). Luego los cuentos un poco m¨¢s largos, casi ensayos sobre la experiencia amorosa, de Don't tell me the truth about love (2001). Y, en 2003, su brillante novela-con-perro Timoleon Vieta vuelve a casa (Alfaguara). Enseguida -coincidiendo con su inclusi¨®n en la decisiva lista de los mejores j¨®venes novelistas brit¨¢nicos que cada diez a?os publica la revista Granta-, Rhodes intensific¨® su rareza anunciando que abandonaba la escritura.
Promesa que cumpli¨® con
EL COCHECITO BLANCO
Dan Rhodes
Traducci¨®n de Luis Murillo Fort
Afguara. Madrid, 2005
223 p¨¢ginas. 15 euros
trampas porque -como informa una nota en la edici¨®n espa?ola de El cochecito blanco- ¨¦ste fue publicado en Inglaterra bajo el transparente alias hembra de Danuta de Rhodes: una precoz fashionista que ya a sus doce a?os firmaba art¨ªculos en las mejores revistas de moda, que se educ¨® en R¨ªo y en Par¨ªs, cuyo laureado gui¨®n cinematogr¨¢fico Le cochon d'Inde se film¨® a sus catorce a?os, justo antes de pasarse a la composici¨®n de m¨²sica para ballet y sendas especializaciones en literatura moderna y medieval sin por ese descuidar el dise?o de zapatos. En resumen: El cochecito blanco es una broma.
Y la cuesti¨®n, claro, es si la broma tiene gracia, si funciona, si se justifica. La premisa es buena aunque no original (ah¨ª est¨¢ Barcelona Plates, magistral relato de Alexei Sayle), y tiene que ver con la involuntaria participaci¨®n de la protagonista, Veronique, en la muerte de Lady Di. Porque Veronique rompi¨® con su novio Jean-Pierre (luego de una discusi¨®n sobre la influencia de Vanessa Paradis en un octeto vanguardista), sali¨® a conducir borracha su peque?o Fiat Uno, se cruz¨® delante de un Mercedes en un t¨²nel y ahora hay que hacer desaparecer al auto m¨¢s buscado en todo Par¨ªs. Para ello, Veronique cuenta con la ayuda de su gran amiga Estelle, una atractiva y anfetam¨ªnica rompecorazones bisexual. Y la idea es ir desarmando el Fiat -como si fuese un cad¨¢ver- y esparcirlo por los bulevares de la Ciudad de la Luz. Por el camino, surgen personajes todav¨ªa m¨¢s raros que Rhodes y Danuta, un dedo de un pie es amputado, y el lector alcanza la ¨²ltima p¨¢gina descubriendo que se lo pas¨® bien, que la cosa tiene su chiste a pesar de ciertos baches c¨®micos y alg¨²n injustificado exceso de velocidad en los kil¨®metros finales.
Y que, mientras comienza a olvidarlo todo, acaso descubre la mejor y m¨¢s feroz s¨¢tira en todo el asunto: lo que denuncia sonriendo El cochecito blanco es a t¨ªtulos como El cochecito blanco y a ciertas taras de la industria editorial como la permanente b¨²squeda de escritores que no son escritores y de novelas que no son novelas. Pero que venden mucho. Y -se hace imposible no imaginar la pel¨ªcula de esta ¨ªntima trama accidental sobre un colosal accidente p¨²blico- que acaban siendo dirigidas por Jean-Pierre Jeunet y con Audrey "Am¨¦lie" Tautou como Veronique. Y, por supuesto, con gui¨®n de Danuta de Rhodes.
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