Velocidad y tocino (por fin)
En el estupendo programa de la estupenda S¨ªlvia Tarragona comentan una noticia que me provoca l¨¢grimas de gozo y ciertas ansias de beber: "Editores y ciclistas se han unido para fomentar la lectura". Me empiezo a preguntar en seguida c¨®mo van a fomentar la lectura dos sectores tan dispares, pero en seguida me sacan de dudas. Las actividades que "fomentar¨¢n la lectura entre los seguidores del ciclismo" son las siguientes. A saber: "obsequiar con un libro a los ganadores de cada etapa y soltar 4.000 globos con p¨¢ginas del Quijote junto a la l¨ªnea de meta". Qu¨¦ gran noticia, pardiez.
Regalar libros a los ciclistas que ganen las etapas es estupendo. Todo el mundo sabe que el colectivo ciclista, a diferencia del colectivo carnicero, del colectivo peletero, del colectivo inform¨¢tico y del colectivo docente, es de los que m¨¢s aprecia un libro. La raz¨®n es sencilla. Los ciclistas son personas extraordinarias y sacrificadas que no bajan de la bici ni para hacer sus necesidades ni para comer. Como hemos visto 1.000 veces por la tele, (se) lo hacen todo encima de la bici. Por eso, si no se bajan de la bici para ir al bar a comer un men¨², es l¨®gico que tampoco puedan ir a la librer¨ªa a comprarse algo para leer. Por eso me parece una gran idea hacerles el trabajo. Aunque, eso s¨ª, sin querer parecer derrotista, me gustar¨ªa saber qui¨¦n ha sido el chistoso que ha escogido los t¨ªtulos que van a recibir. Seg¨²n oigo en la radio, les van a regalar El camino (muy apropiado para alguien que se pasa el d¨ªa en la carretera) y Cr¨®nica de una muerte anunciada. Hombre, es como mentar la soga en casa del ahorcado. Y, al menos, no se les regala Ladr¨®n de bicicletas.
Pero, sin duda, lo m¨¢s novedoso de esta iniciativa no es lo de dar libros a los ciclistas, sino lo de soltar globos en la l¨ªnea de meta con p¨¢ginas del Quijote. No hay nada que fomente m¨¢s la lectura que arrancar una p¨¢gina del Quijote y atarla a un globo. Es una actividad muy positiva que no comprendo c¨®mo no se realiza continuamente en todo el mundo. Yo, sin ir m¨¢s lejos, sufro etapas de una cierta apat¨ªa lectora. Por ponerles un ejemplo: siempre he tenido m¨¢s ganas de revisar el filme Yo soy la justicia II, del gran Charles Bronson, que de leer ese libro imparable en el que una mujer, tras cumplir 40 a?os y ser abandonada por su marido, descubre su cuerpo y su propio yo y decide irse al Nepal a adoptar una criatura, trayecto durante el cual reflexiona en voz alta sobre el nuevo Estatut, sobre lo mal que nos tratan en los aviones y sobre el futuro del catal¨¢n. Pues bien, cuando me entra esta apat¨ªa lectora, siempre hago lo mismo. Arranco las 513 p¨¢ginas del libro en cuesti¨®n y las ato a 513 globos. Mientras se elevan, me entran unas ganas atroces de leerlas. Aunque, por desgracia, es tarde. Ya vuelan, inmortales, hacia la estratosfera.
moliner.empar@gmail.com
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