S¨®lo palabras
El curso pol¨ªtico se ha iniciado sin novedades excesivas, como si los distintos actores se encontraran atrapados por la tela de ara?a que fueron tejiendo con sus propias insuficiencias hasta el principio del verano. Proceden en consecuencia a aplicar la regla de que cuando no se sabe qu¨¦ hacer, lo mejor es hablar para aparentar que algo se hace. Sin cambiar un ¨¢pice de momento en sus posiciones anteriores, el PP, desde su soledad pol¨ªtica, abre un per¨ªodo de reflexi¨®n carente de contenidos. Los componentes del tripartito catal¨¢n hablan, entre ellos y con CiU, para recomponer una dif¨ªcil unidad en la gestaci¨®n del Estatuto. El lehendakari, por su parte, abre una de esas rondas de entrevistas bilaterales que tanto le gustan para desde la nada ofrecer una imagen mayest¨¢tica, y de paso para saltarse la ley en cuanto a la ilegalizaci¨®n de Batasuna. En fin, el presidente Zapatero se dispone a cambiar impresiones con los presidentes auton¨®micos, no sin mostrar su preferencia sentimental por Ibarretxe, acentuada ahora por la necesidad de recabar apoyos en el voto de los Presupuestos. Antes hablar¨¢ con Rajoy, en un previsible di¨¢logo de sordos.
El imperio de las buenas palabras con dudosas expectativas se proyecta sobre otro tipo de temas, como esa bienintencionada Alianza de Civilizaciones a la que uno de sus promotores, el primer ministro turco Erdogan, debiera contribuir con el ejemplo, poniendo fin al vandalismo que sufren las iglesias cristianas en Capadocia (valle de Ihlara), con sus pinturas al borde de la desaparici¨®n por obra de los fan¨¢ticos locales que firman y fechan sus desaguisados, y respetando como har¨ªa con una mezquita el interior de Santa Sof¨ªa sin permitir que sea utilizado para una exposici¨®n de azulejos de p¨¦simo gusto. Hay demasiados notables en el grupo nombrado, y pocos hombres como Mohamed Charfi dispuestos a afrontar un problema para cuyo esclarecimiento sobra la erudici¨®n almibarada. Y el bueno de Jatam¨ª propondr¨¢ soluciones para superar la intolerancia: sin comentarios.
En el plano interior, y mientras el laberinto catal¨¢n toma una u otra direcci¨®n, pasa a primer plano el "discreto" encuentro de Zapatero e Ibarretxe. ?De qu¨¦ puede servir? Las expectativas de una reintegraci¨®n del Gobierno vasco al orden constitucional son escasas. El Gobierno vasco se mantiene en sus trece a la hora de vulnerar la Ley de Partidos por lo que toca a Batasuna, unas veces permitiendo lo no autorizado (Donostia), otras autorizando lo ilegal (Bilbao). En su aplicaci¨®n concreta, la Ley de Partidos va siendo deliberadamente olvidada por las instituciones vascas, en espera de la deseada supresi¨®n. De nada vale a los ojos de Ibarretxe la innegable eficacia de las ilegalizaciones para acabar con la violencia urbana. De ah¨ª la tolerancia del consejero de Interior, Balza, y de otras autoridades, como el alcalde de Getxo, ante la resurrecci¨®n de los j¨®venes b¨¢rbaros que al parecer constituye una aportaci¨®n al proceso de paz. El resultado es el que cab¨ªa esperar: Batasuna no s¨®lo es visible, sino que se convierte en protagonista, pudiendo incluso exhibir el grado de control de sus borrokalaris, lanz¨¢ndoles a la lucha urbana cuando la autorizaci¨®n es t¨¢cita y por tanto a sus ojos insuficiente (Donostia) y reteni¨¦ndoles si su pretensi¨®n de legalidad se ha visto satisfecha (Bilbao). Para el PNV, lo importante es que Batasuna recupere la legalidad, y antes de las elecciones municipales de marzo, a efectos de que la violencia nazi de los seguidores de ETA no le afecte y, una vez recuperada la armon¨ªa, ambos sectores del nacionalismo sabiniano puedan reiniciar el camino hacia la autodeterminaci¨®n o "consulta popular", ayudados por sus fieles vasallos de Ezker Batua y por el grupo seguidista del PSE, con los "ulsterianos" Od¨®n Elorza y Gema Zabaleta a la cabeza. Ante una estrategia tan bien perfilada, no se ve bien lo que Zapatero puede hacer para alcanzar una convivencia efectiva, salvo que ceda ante Ibarretxe en el tema del regreso de Batasuna a la legalidad y abra la puerta a una recuperaci¨®n del sector proetarra del nacionalismo que volver¨ªa a lograr el dominio de la calle y de multitud de ayuntamientos, mientras comienza el baile de unas mesas de debate extraparlamentarias donde los dem¨®cratas vascos tendr¨ªan todas las de perder.
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