Katrina y el cambio clim¨¢tico
El hurac¨¢n que azot¨® la costa del sur de EE UU fue apodado Katrina por el Servicio Meteorol¨®gico Nacional. Su verdadero nombre es calentamiento global. Cuando el a?o empez¨® con una nevada de 60 cent¨ªmetros de nieve en Los ?ngeles, la causa fue el calentamiento global. Cuando los vientos de 200 kil¨®metros por hora cerraron centrales nucleares de Escandinavia y cortaron el suministro el¨¦ctrico de centenares de miles de personas en Irlanda y Reino Unido, el impulsor fue el calentamiento global. Cuando una grave sequ¨ªa en el Medio Oeste reduc¨ªa los niveles de agua del r¨ªo Misuri a m¨ªnimos hist¨®ricos este verano, el motivo fue el calentamiento global.
En julio, cuando la peor sequ¨ªa registrada provoc¨® incendios en Espa?a y Portugal y los niveles de agua en Francia eran los m¨¢s bajos en 30 a?os, la explicaci¨®n fue el calentamiento global. Cuando una ola de calor letal en Arizona mantuvo unas temperaturas superiores a los 43 grados cent¨ªgrados y acab¨® con la vida de m¨¢s de 30 personas en una semana, el culpable fue el calentamiento global. Y cuando la ciudad india de Bombay (Mumbai) acumul¨® un metro de agua en un d¨ªa, lo que mat¨® a 1.000 personas y desbarat¨® la vida de 20 millones m¨¢s, el villano fue el calentamiento global.
A medida que la atm¨®sfera se calienta, genera sequ¨ªas m¨¢s prolongadas, lluvias m¨¢s intensas, olas de calor m¨¢s frecuentes y tormentas m¨¢s rigurosas. Aunque el Katrina comenz¨® como un hurac¨¢n relativamente peque?o que acechaba las costas del sur de Florida, recibi¨® una enorme carga de extraordinaria intensidad de las temperaturas relativamente abrasadoras de la superficie marina en el Golfo de M¨¦xico. Las consecuencias son desgarradoras y aterradoras en igual medida. Por desgracia, muy pocos estadounidenses conocen el nombre aut¨¦ntico del hurac¨¢n Katrina, porque las industrias del carb¨®n y el petr¨®leo han invertido millones de d¨®lares para mantener al p¨²blico con dudas sobre la cuesti¨®n.
El motivo es simple: permitir que el clima se estabilice exige que la humanidad reduzca su consumo de carb¨®n y petr¨®leo en un 70%. Eso, naturalmente, amenaza la supervivencia de las mayores empresas comerciales de la historia. En 1995, los servicios p¨²blicos de Minnesota descubrieron que la industria del carb¨®n hab¨ªa pagado m¨¢s de 800 millones de euros a cuatro cient¨ªficos que mostraban p¨²blicamente su disconformidad con el calentamiento global. Y ExxonMobil ha gastado m¨¢s de 10 millones de euros desde 1998 en una campa?a de relaciones p¨²blicas y cabildeo contra el calentamiento global. En 2000, los magnates del petr¨®leo y el carb¨®n se apuntaron su mayor victoria electoral hasta la fecha cuando el presidente George W. Bush sali¨® elegido y a rengl¨®n seguido acept¨® las insinuaciones del sector respecto a su pol¨ªtica clim¨¢tica y energ¨¦tica.
A medida que el cambio clim¨¢tico acelera el paso, muchos investigadores temen que ya nos encontremos en un periodo de mutaci¨®n irreversible y descontrolada. Con este tel¨®n de fondo, la ignorancia de la ciudadan¨ªa estadounidense sobre el calentamiento global destaca como una cr¨ªtica contra los medios de comunicaci¨®n estadounidenses. Cuando la prensa de EE UU se ha molestado en abordar el tema del calentamiento global, se ha centrado casi exclusivamente en los aspectos pol¨ªticos y diplom¨¢ticos y no en lo que el calentamiento est¨¢ haciendo a nuestra agricultura, al suministro de agua, a la vida vegetal y animal, a la salud p¨²blica y al clima.
Durante a?os, la industria de los combustibles f¨®siles ha presionado a los medios para que confieran el mismo peso a un pu?ado de esc¨¦pticos del calentamiento global que a los hallazgos de la Comisi¨®n Intergubernamental sobre el Cambio Clim¨¢tico (m¨¢s de 2.000 cient¨ªficos procedentes de 100 pa¨ªses que informan a Naciones Unidas). Ahora que la ciencia se ha vuelto incluso m¨¢s s¨®lida -y los impactos tan visibles como la enorme tormenta que ha alcanzado a gran parte del Golfo de M¨¦xico- la prensa comparte la culpa de la destrucci¨®n que nos hemos infligido con los sectores del petr¨®leo y el carb¨®n. Como bostoniano, tengo miedo de que el pr¨®ximo invierno -al igual que el pasado- sea inusualmente breve y devastadoramente riguroso. A principios de 2005, una mort¨ªfera tormenta de nieve dejaba sin suministro el¨¦ctrico a miles de personas en Nueva Inglaterra y una capa r¨¦cord de 1,6 metros de nieve en Boston. El nombre tradicional de aquel mes era enero. El verdadero es calentamiento global.
Ross Gelbspan es autor de The Heat Is On y Boiling Point. Traducci¨®n de News Clips. ? 2005 The New York Times Company.
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