Una treintena de implicados en el 11-M fueron investigados antes de los atentados de Madrid
Las pesquisas judiciales revelan que hubo abundantes indicios sobre la preparaci¨®n de la matanza
La pregunta ser¨¢ eterna: ?si estuvieron tan cerca, si casi todo ocurri¨® delante de sus narices, si los informes previos alertaban del aumento de la amenaza islamista contra Espa?a, por qu¨¦ ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ni el Ministerio del Interior pudieron evitar el 11-M? La l¨®gica lleva a dos respuestas. Una ya la lanz¨® el ex secretario de Estado de Seguridad Ignacio Astarloa, que era quien dirig¨ªa entonces a esos cuerpos: "El c¨²mulo de fallos policiales previos fue un desastre, un disparate". Otra la esboz¨® el diputado del PP Jaime Ignacio del Burgo en la comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n del 11-M: "Una infame conspiraci¨®n interior dirigida a alterar la normalidad democr¨¢tica espa?ola". La lectura de los 150 tomos del sumario del 11-M apunta a la primera tesis, pero un sector del PP y de sus medios afines avanzan ahora hacia la de la conspiraci¨®n "desde los aparatos del Estado", una vez comprobado que la pista de ETA (los servicios policiales de todo el planeta la toma a guasa y el sumario la descarta) no aparece ni por asomo.
Hubo dos confidentes involucrados pero no se sigui¨® a fondo la pista de los explosivos
Un informe policial vincula a 20 indagados ya por el 11-S con las bombas en los trenes
El Tunecino fue vigilado hasta s¨®lo una semana antes de los atentados
El c¨²mulo de fallos asombra tras la atenta lectura del sumario. La cuesti¨®n es saber si alguien en alg¨²n momento tuvo la capacidad para juntar todas las piezas del puzzle o si ese alguien las vio y las cuadr¨® con intenciones criminales. Tanto los actuales responsables de los servicios de informaci¨®n como sus antecesores niegan taxativamente la teor¨ªa de la conspiraci¨®n e incluso se indignan cuando se les sugiere. "No lo supimos ver y tendremos que cargar con eso toda la vida", admiten los anteriores. "No hay ning¨²n elemento en la investigaci¨®n que apunte a eso", aseguran los de ahora.
El hecho es que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y la Guardia Civil investigaron, por separado y por motivos diferentes, a una treintena de los islamistas radicales que luego instigaron, participaron y colaboraron en los atentados. Jueces y fiscales de Madrid y Asturias fueron elaborando diligencias y sumarios en los que entraban los supuestos terroristas.
Esa enorme proximidad a la trama fue la que permiti¨®, una vez recogidas las pistas de la ¨²nica bomba que pudo ser desactivada, desentra?ar casi toda la trama en un tiempo r¨¦cord. Una veintena de personas que han resultado implicadas en el 11-M ya hab¨ªan sido investigadas en relaci¨®n con la c¨¦lula de Al Qaeda en Espa?a. Es decir, que ya se sab¨ªa de su existencia y de su radicalismo desde, al menos, noviembre de 2001.
Entre ellas se encontraba Jamal Zougam, el primer detenido en relaci¨®n con la matanza de Madrid; Sarhane Ben Abdelmahid Fakhet, El Tunecino, y Allekema Lamari, ambos muertos en el suicidio de Legan¨¦s del 3 de abril de 2004. Incluso apareci¨® el apodo de Abu Dujan El Afgani, a nombre de quien fueron reivindicados los atentados del 11-M en la cinta dejada el d¨ªa de reflexi¨®n de las elecciones generales junto a la mezquita de la M-30 de Madrid. Fue durante una conversaci¨®n telef¨®nica pinchada a Imad Eddin Barakat Yarkas, Abu Dahdah, supuesto jefe de Al Qaeda en Espa?a, al que se vincula con la trama del 11-S.
La polic¨ªa elabor¨® un informe para el juez Juan del Olmo en el que relacionaba 20 nombres de personas investigadas o detenidas en relaci¨®n con las investigaciones del 11-S en Espa?a que tambi¨¦n hab¨ªan surgido en las pesquisas del 11-M. Todos hab¨ªan sido investigados por la Unidad Central de Informaci¨®n Exterior de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n, entonces dirigida por Mariano Ray¨®n.
El informe fue obra del comisario Rafael G¨®mez Menor. Y tanto ¨¦ste como su jefe, Ray¨®n, como el superior de ambos, Jes¨²s de la Morena, lo contaron en la comisi¨®n del Congreso. Este ¨²ltimo admiti¨® ante los diputados que, antes del atentado de los trenes de Madrid, pr¨¢cticamente s¨®lo sab¨ªan "el abc del terrorismo isl¨¢mico".
Por el Congreso desfilaron tambi¨¦n los mandos de la polic¨ªa y la Guardia Civil de Asturias, y tambi¨¦n de la Unidad Central Operativa (UCO) del instituto armado, para aclarar la trama de los explosivos. Ten¨ªan que explicar c¨®mo fue posible que habiendo dos confidentes involucrados en todo el trasiego no llegaron a detenerlos, cuando, adem¨¢s, uno de esos informantes incluso hab¨ªa alertado de que Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras quer¨ªa vender explosivos.
Los jefes de la comandancia de Gij¨®n, el destituido teniente coronel Antonio Rodr¨ªguez Bolinaga; el de Oviedo, teniente coronel Fernando Aldea Juan, y el entonces jefe de toda Asturias, general Pedro Laguna, aseguraron que investigaron la trama de explosivos durante 2003 y que, tras cinco meses, no llegaron a nada. De hecho, seg¨²n contaron, no llegaron a excitar la curiosidad de la fiscal¨ªa de Asturias sobre este asunto. Ya antes, en 2001, por tr¨¢fico de drogas investigaron al ex minero Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras, quien, por entonces, fue detenido por la polic¨ªa en el curso de la Operaci¨®n Pipol. Le encontraron drogas y explosivos, pero la procedencia de ¨¦stos no fue investigada.
El caso es que la investigaci¨®n de 2003 comenz¨® tras un chivatazo de Raf¨¢ Zouhier al agente V¨ªctor, de la UCO. Zouheir, que ha cambiado su versi¨®n varias veces y se ha carteado con el diputado Del Burgo, incluso mostr¨® en Madrid un trozo muy deteriorado de Goma-2 para avalar su denuncia. Ese trozo, dijo, se lo hab¨ªa dado Trashorras, quien entonces se chivaba de casos de drogas al jefe de Estupefacientes de la polic¨ªa de Avil¨¦s, Manuel Garc¨ªa.
Mientras todo esto suced¨ªa, la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco) de Madrid lanzaba una operaci¨®n contra el tr¨¢fico de drogas, bajo las ¨®rdenes de un juzgado de Alcal¨¢ de Henares. En su centro estaba Jamal Ahmidan, El Chino. ?ste tuvo el tel¨¦fono pinchado, como otros miembros de su trama, hasta despu¨¦s del 11-M. En esa investigaci¨®n surgieron los nombres de Trashorras, los hermanos Rachid y Mohamed Oulad Akcha (muertos en el suicidio de Legan¨¦s), El Chino, Abdenabi Kounjaa (estos cuatro muertos en el suicidio de Legan¨¦s) e incluso fue grabada una conversaci¨®n entre el agente V¨ªctor de la UCO y Zouhier.
El grupo de El Chino fue denunciado a finales de 2003 por un ciudadano, ahora testigo protegido del 11-M. ?ste le cont¨® a un agente de la Secci¨®n Tercera de la Brigada Central de Estupefacientes que un grupo de marroqu¨ªes que traficaba con drogas "iba a poner bombas en los trenes". Dec¨ªa que eran los hermanos Oulad, Zougam y El Chino.
El d¨ªa en que El Chino y los suyos se bajaron los explosivos a Madrid desde Asturias los estaban escuchando pero, como dicen en el sumario, no interpretaron de qu¨¦ iba. En ese mismo viaje del 29 de febrero de 2004, en uno de los d¨ªas m¨¢s fr¨ªos del a?o, un guardia civil de Tr¨¢fico de Burgos detuvo por exceso de velocidad el coche en el que El Chino transportaba los explosivos. Aunque llevaba un veh¨ªculo robado, el agente no pudo comprobarlo porque el sistema de radio no funcionaba en ese momento. Tampoco pudo comprobar que el pasaporte y el carn¨¦ de conducir a nombre del belga Youssef Ben Salah que le mostr¨® eran falsos. Lo mult¨® y le dej¨® seguir.
Por esas fechas el CNI andaba desesperado tras los pasos de Allekema Lamari, sobre quien Francia hab¨ªa solicitado que se hiciera "un control espec¨ªfico". Este terrorista del Grupo Isl¨¢mico Armado argelino hab¨ªa estado en la c¨¢rcel desde 1997, pero hab¨ªa salido libre en junio de 2002 por un error judicial. No daban con ¨¦l pero ten¨ªan identificada a gente de su entorno. Pero, a pesar de que Lamari estaba en busca y captura, el 6 de marzo de 2004 el CNI alert¨® de que hab¨ªa perdido su pista y la de cinco de sus ac¨®litos. La misma noche del 11-M, una persona que posteriormente fue imputado en la matanza fue preguntado por la polic¨ªa por el paradero del argelino.
Hubo m¨¢s cosas. Otro de los suicidas de Legan¨¦s, Serhane Ben Abdelmajid, El Tunecino, estaba entonces bajo vigilancia por parte de la Brigada Provincial de Informaci¨®n lo ten¨ªa pinchado en el curso de una pesquisa relacionada con el proselitismo radical islamista y el blanqueo de dinero para fines supuestamente terroristas. El 5 de marzo fue sometido a la ¨²ltima vigilancia por parte de esta unidad. Pero, como amigo de Zougam y por su supuesta relaci¨®n con el atentado de Casablanca, tambi¨¦n estaba bajo la lupa de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n. Por eso en los archivos hab¨ªa tantas fotos suyas paseando por la calle.
La ¨²ltima cuesti¨®n conocida es la liberaci¨®n de siete tel¨¦fonos (para usarlos con cualquier compa?¨ªa telef¨®nica) utilizados en los atentados en la tienda de un polic¨ªa de origen sirio, Ayman Kalaji, quien, adem¨¢s, le hab¨ªa vendido una casa en 1995 a Mohannad Almallah Dabas, a quien se adjudica un papel esencial en el 11-M. Era un local convertido en vivienda en la calle madrile?a de la Virgen del Coro. ?ste fue uno de los refugios de terroristas como Basel Galhyoun y, antes del 11-M, tambi¨¦n fue vigilado.
Ayman explic¨® que ¨¦l no vio los tel¨¦fonos, sino que un empleado de Bazar Top, una tienda de dos indios, los hab¨ªa llevado a su negocio y, tras ser desbloqueados, los hab¨ªa recogido. As¨ª lo han reconocido los indios y su empleado, de nombre Washington. El caso es que la tienda de estos indios est¨¢ en la avenida del Cerro de los ?ngeles, puerta con puerta con la casa de Hicham Ahmidan, primo de El Chino, donde se almacenaba gran cantidad de droga y quien tambi¨¦n hab¨ªa sido investigado.
?ste es el puzzle que estaba sobre la mesa. Si no se pudo evitar el 11-M porque nadie percibi¨® los preparativos es que el sistema no funciona o no funcionaba. Pero si, como dijo Del Burgo, hubo "una infame conspiraci¨®n" en la que pudieron estar "los aparatos del Estado", esta confabulaci¨®n implica a los servicios de Informaci¨®n de Guardia Civil y Polic¨ªa y a esp¨ªas del CNI; a la Unidad Central Operativa; la Brigada Provincial de Informaci¨®n de Madrid; la Udyco central y de la capital; a guardias civiles y polic¨ªas de Oviedo, Gij¨®n y Avil¨¦s; a miembros de la Agrupaci¨®n de Tr¨¢fico de Burgos y Madrid; a la polic¨ªa antidroga de Madrid y central; a todos sus jefes de entonces, a jueces y fiscales de Asturias, de Alcal¨¢ de Henares y de la Audiencia Nacional, a testigos de los hechos, a servicios extranjeros... M¨¢s de 2.000 personas bajo un mismo jefe, antes del 11-M y hasta el 16 de abril de 2004, cuando tom¨® posesi¨®n el nuevo Gobierno. Una m¨¢xima de la conspiraci¨®n: secreto de uno, secreto seguro; secreto de dos, gu¨¢rdeme dios; secreto de tres, ya no lo es.
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