Bush propone a un joven juez conservador como presidente del Tribunal Supremo
La Casa Blanca sorprende con una iniciativa sin precedentes tras la muerte de Rehnquist
En una iniciativa que no tiene precedentes en tiempos recientes, George W. Bush decidi¨® ayer proponer al juez John Roberts como presidente del Tribunal Supremo, en sustituci¨®n de William Rehnquist, fallecido el pasado s¨¢bado. Roberts todav¨ªa no es miembro del tribunal: fue propuesto por Bush el 19 de julio para sustituir a Sandra O'Connor y estaba previsto que el debate para su confirmaci¨®n en el Senado empezara hoy, aunque se ha aplazado unos d¨ªas por el funeral de Rehnquist. A Roberts, un conservador pragm¨¢tico que fue ayudante de Rehnquist hace 25 a?os y que pertenece a su misma escuela jur¨ªdica, se le daba pr¨¢cticamente por confirmado.
Ahora, la ofensiva de Bush sit¨²a ese debate en un nivel pol¨ªtico superior. Si el juez es doblemente confirmado -como magistrado del Supremo y como presidente- estar¨¢ al frente de la cabeza del poder judicial durante un largo periodo de tiempo, porque el puesto es vitalicio y Roberts tiene solamente 50 a?os. El candidato "se ha ganado la confianza del pa¨ªs", seg¨²n Bush, que no explic¨® c¨®mo lo ha logrado en tan poco tiempo y sin haberse a¨²n estrenado en el alto tribunal.
Bush, amante de las apuestas fuertes, no ha podido resistir la tentaci¨®n de dar este audaz golpe de mano en un momento muy delicado para ¨¦l, cuando al desgaste por la guerra de Irak se le suma la conmoci¨®n nacional por el hurac¨¢n Katrina, con repercusiones pol¨ªticas dif¨ªciles de anticipar. El presidente ha preferido no elegir al magistrado m¨¢s conservador del Supremo, Antonin Scalia, amigo del vicepresidente Cheney y sucesor natural de Rehnquist. Tampoco ha querido buscar un candidato que no estuviera ya en el Supremo, porque no habr¨ªa sido confirmado a tiempo para el comienzo de las sesiones, el 3 de octubre. En ese caso, hubiera actuado como presidente en funciones John Paul Stevens, de 85 a?os y liberal. Aunque su mandato provisional hubiera sido breve, la Casa Blanca no quer¨ªa correr riesgos: adem¨¢s de marcar el perfil de la instituci¨®n -Rehnquist ha sido, durante sus 19 a?os al frente del Supremo, el arquitecto del giro conservador del tribunal-, el presidente del Supremo juega un papel fundamental, porque reparte los casos entre los magistrados y arbitra en los debates.
Por todas esas razones, el debate de confirmaci¨®n estar¨¢ mucho m¨¢s cargado de lo que se preve¨ªa: "Lo que est¨¢ en juego es de mayor calibre y la responsabilidad del Senado es a¨²n m¨¢s importante", advirti¨® el l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata, Harry Reid, dando a entender que su partido ser¨¢ m¨¢s exigente ahora. Aunque hay miles de documentos sobre el historial jur¨ªdico de Roberts a disposici¨®n de los senadores, los dem¨®cratas han solicitado, sin ¨¦xito, los papeles de las ¨¦pocas en las que el juez trabaj¨® como abogado para el presidente Reagan y para Bush padre. El Gobierno dice que no va a facilitarlos porque recogen "discusiones internas" protegidas por la confidencialidad abogado-cliente.
Lo que los dem¨®cratas quieren es alguna prueba sobre los juicios y las intenciones de Roberts en cuanto al aborto, legal por decisi¨®n del Supremo desde 1973 y bajo la presi¨®n de la derecha religiosa para limitarlo.
Para cubrir el puesto vacante, Bush podr¨ªa elegir a una mujer o a un hispano, pero ninguna quiniela es segura.
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