La libertad de los m¨ªsticos

En plena ¨¦poca de secularizaci¨®n, de ausencia de Dios, de crisis de las instituciones religiosas y de predominio de la cultura cient¨ªfico-t¨¦cnica, se est¨¢ produciendo un despertar de la experiencia m¨ªstica y un auge en los estudios sobre el fen¨®meno m¨ªstico. Quiz¨¢ la explicaci¨®n haya que buscarla en la pertinente observaci¨®n de George Steiner: lo que aparece y act¨²a en el pensamiento y el arte de los ¨²ltimos tiempos no es un olvido sin m¨¢s, sino, m¨¢s bien, un te¨ªsmo negativo, un sentimiento particularmente intenso de la ausencia de Dios o de su retroceso. La m¨ªstica es una dimensi¨®n constitutiva del fen¨®meno religioso, que se encuentra en estrecha relaci¨®n con el fen¨®meno humano y se caracteriza por su complejidad y por una pluralidad de manifestaciones, tanto religiosas como profanas.

Un ejemplo emblem¨¢tico del inter¨¦s por las investigaciones sobre la m¨ªstica es el CIEM (Centro Internacional de Estudios M¨ªsticos), no confesional, del Ayuntamiento de ?vila -tierra de Teresa de Jes¨²s y de Juan de la Cruz, dos de las cumbres de la m¨ªstica de todos los tiempos-, que viene desarrollando desde hace varios a?os cursos, seminarios y congresos sobre algunas de las principales manifestaciones m¨ªsticas: hind¨², budista, tibetana, suf¨ª, cristiana...

Las actas de uno de estos seminarios se publican en esta obra, que es una aproximaci¨®n al fen¨®meno m¨ªstico desde distintos m¨¦todos, tradiciones religiosas, disciplinas y perspectivas. Mart¨ªn Velasco, director del seminario y editor de las actas, ofrece una descripci¨®n global del fen¨®meno a lo largo de la historia y en la actualidad.

Muy lograda resulta la aproxi-

maci¨®n interdisciplinar que el libro hace al fen¨®meno m¨ªstico, llevada a cabo por cualificados especialistas: psicolog¨ªa y psiquiatr¨ªa (Carlos Dom¨ªnguez), ciencias del cerebro (Francisco Mora), filosof¨ªa (Miguel Garc¨ªa-Bar¨®), la filolog¨ªa a trav¨¦s del estudio del l¨¦xico de los m¨ªsticos y su recurso preferente al s¨ªmbolo, que es el lenguaje m¨¢s propio de la m¨ªstica (Mar¨ªa Jes¨²s Mancho), la relaci¨®n entre experiencia est¨¦tica y experiencia m¨ªstica en la modernidad (Amador Vega), las im¨¢genes de Dios en dos m¨ªsticas medievales hoy muy estudiadas, Hildegarda de Bingen y Hadewijch de Amberes (Felisa Elizondo), teolog¨ªa cristiana (Pedro Rodr¨ªguez).

Junto a esta aproximaci¨®n

interdisciplinar, cabe destacar el estudio de la m¨ªstica en tres manifestaciones religiosas y culturales de especial significaci¨®n en la historia de la humanidad: la mesopot¨¢mica, a trav¨¦s de un an¨¢lisis de su antropolog¨ªa religiosa y de dos testimonios contemplativos, el de un grupo de mujeres consagradas y el del piadoso rey Nabonid (Jes¨²s Garc¨ªa Recio); la jud¨ªa, a trav¨¦s del an¨¢lisis de los primeros eslabones de la tradici¨®n m¨ªstica de la Biblia, de los textos de Qumr¨¢n y de algunos escritos del judeo-helenismo (Julio Trebolle), y la cristiana, seg¨²n los escritos del Nuevo Testamento, le¨ªdos en perspectiva ecum¨¦nica (Santiago del Cura).

Esta obra implica un cambio

en la idea de la m¨ªstica y en la imagen de los m¨ªsticos. El fen¨®meno m¨ªstico aqu¨ª estudiado nada tiene que ver con esa espiritualidad r¨¢pida que se ense?a en los cursos de control mental y que ha entrado en el mundo de la mercanc¨ªa, en el negocio de lo sagrado, ni con los grupos de autoayuda que proporcionan una gratificaci¨®n instant¨¢nea a la larga enga?osa. Es una experiencia radical y profunda, gratuita y misteriosa, que est¨¢ en los ant¨ªpodas de la venalidad y nada tiene de evasiva, alienante y pasiva; m¨¢s bien, moviliza energ¨ªas ut¨®picas, potencia actitudes ¨¦ticas solidarias y es fuente de transformaci¨®n interior y exterior. Los m¨ªsticos son personas libres, inconformistas, cr¨ªticas del sistema religioso y, en consecuencia, inc¨®modas para el sistema. No se quedan en la superficie del ser humano y de la religi¨®n.

Lo que se deduce de la lectura de este libro es que la m¨ªstica constituye el lugar privilegiado para el di¨¢logo y el encuentro entre las religiones, como ya observara Thomas Merton y confirma el actual di¨¢logo interreligioso: la comunicaci¨®n en profundidad, atravesando las l¨ªneas divisorias de las tradiciones religiosas y mon¨¢sticas es posible, deseable y fundamental para el destino de la humanidad. El retorno de la m¨ªstica y el auge de los estudios sobre el fen¨®meno m¨ªstico tienen una doble garant¨ªa: por una parte, remiten al n¨²cleo de la religi¨®n, a su dimensi¨®n m¨¢s inmanipulable y aut¨¦ntica; por otra, facilitan el trabajo de las religiones por la paz, pues no consta que los m¨ªsticos hayan desencadenado guerra de religi¨®n alguna.