Propuestas complementarias
Cada vez son m¨¢s los pa¨ªses, los organismos internacionales y las personalidades mundiales que expresan su apoyo a la Alianza de Civilizaciones, propuesta por el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, en septiembre de 2004, en la 59? Asamblea General de las Naciones Unidas y copatrocinada por Recep Tayyip Erdogan, primer ministro de Turqu¨ªa, fundador y l¨ªder del partido isl¨¢mico moderado de la Justicia y del Desarrollo. Respaldada por una veintena de pa¨ªses, por la Liga ?rabe y por la Organizaci¨®n de la Conferencia Isl¨¢mica, ha contado con el apoyo institucional del secretario general de la ONU, Kofi Annan; para el desarrollo de la iniciativa, ¨¦ste tiene pr¨¢cticamente ultimado un grupo de alto nivel integrado por personalidades relevantes de la pol¨ªtica, la cultura y las religiones, copresidido por el espa?ol Federico Mayor Zaragoza y el turco Mehmet Aydyn. La propuesta ha contado con el rechazo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quien la ha calificado de estupidez, y con la falta de entusiasmo del presidente de los EE UU. Lo que no es de extra?ar, ya que ambos est¨¢n identificados con la propuesta del choque de civilizaciones de Huntington, que se ha convertido en el gui¨®n de la pol¨ªtica de Bush, con la colaboraci¨®n necesaria de Tony Blair.
La Alianza no debe descuidar el di¨¢logo interreligioso y la lucha contra la pobreza
El primero que hizo una propuesta similar fue el intelectual franc¨¦s marxista, despu¨¦s convertido al islam, Roger Garaudy hace casi tres d¨¦cadas en su emblem¨¢tica obra Di¨¢logo de civilizaciones (Cuadernos para el Di¨¢logo, Madrid, 1977). La historia de la humanidad en el futuro, dec¨ªa Garaudy entonces, no puede centrarse en Occidente, que nunca ha demostrado una superioridad cultural, sino que se ha caracterizado por una utilizaci¨®n militar y agresiva de las t¨¦cnicas de las armas y del mar. S¨®lo puede nacer un proyecto planetario para el futuro de todos mediante un di¨¢logo de civilizaciones, que, "en el plano de la cultura, nos ayuda a abrirnos a horizontes infinitos". Algo m¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s retomaba la propuesta Muhammad Jatam¨ª, presidente de Ir¨¢n de 1997 a 2005, y la reiteraba en una entrevista con motivo de su visita a Espa?a en 2002: "De hecho, las civilizaciones no han tenido guerras entre ellas. Al contrario, la civilizaci¨®n isl¨¢mica ha heredado mucho de las civilizaciones persa, romana, griega, hind¨², china..., y luego la civilizaci¨®n occidental tambi¨¦n se ha dejado influir por la civilizaci¨®n isl¨¢mica... Hoy, en el mundo isl¨¢mico, podemos aprovechar muchos de los logros de Occidente".
Uno de los campos que no debe descuidar la Alianza de Civilizaciones es el Di¨¢logo entre las Religiones. Veamos por qu¨¦.
1. Las religiones constituyen el n¨²cleo duro de las culturas y de las civilizaciones, y con frecuencia son las m¨¢s resistentes al di¨¢logo. Dentro de ellas han nacido y se han desarrollado los distintos fundamentalismos, que se declaran en guerra contra la modernidad, la secularizaci¨®n, la laicidad y el pluralismo religioso y cultural, al tiempo que se convierten en una grave amenaza para la convivencia c¨ªvica. La historia demuestra que las religiones en su mayor¨ªa se han sentido m¨¢s c¨®modas en reg¨ªmenes dictatoriales, a los que han legitimado de distintas formas, que en Estados laicos, cuyo derrocamiento han apoyado no pocas veces. La organizaci¨®n interna de las religiones no se caracteriza por los h¨¢bitos democr¨¢ticos ni por el reconocimiento de los derechos humanos. Todo lo contrario: casi todas se estructuran de manera jer¨¢rquico-piramidal y se configuran como verdaderas "patriarqu¨ªas".
Se ha acusado a las religiones, y creo que con raz¨®n, de fomentar actitudes violentas entre sus seguidores, convertidos con frecuencia en "cruzados", e incluso de haber sido fuentes de violencia. Para ello no hay m¨¢s que acudir a sus textos sagrados. La Biblia hebrea, afirma Norbert Lohfink, es uno de los libros m¨¢s llenos de sangre de la literatura mundial. Hasta mil son los textos que se refieren a la ira de Yahv¨¦ que se enciende y castiga con la muerte. En la Biblia cristiana, observa el mismo autor, el acontecimiento central es la monstruosa acci¨®n sangrienta del asesinato de Jes¨²s de Nazaret, donde aparece tambi¨¦n la imagen de un Dios sanguinario, al menos de manera indirecta, en la interpretaci¨®n que algunos textos ofrecen de la muerte de Cristo. Muchas im¨¢genes del Cor¨¢n sobre Allah no son menos violentas que las de la Biblia jud¨ªa y la cristiana. El Allah de Muhammad, como el Yahv¨¦ de los profetas, se muestra implacable con los que no creen en ¨¦l. Las religiones se han manifestado tambi¨¦n contra la libertad religiosa, hasta imponer la pena de muerte a los ap¨®statas, en clara contradicci¨®n con el Dios de la vida en quien dicen creer, y a favor de la discriminaci¨®n de los seres humanos en funci¨®n de sus creencias.
Las tradiciones religiosas que incitan a la violencia o la justifican, y las que discriminan a las mujeres y a los no creyentes no pueden imponerse como normativas a sus seguidores, sino que deben ser excluidas de las pr¨¢cticas de las religiones, as¨ª como del imaginario colectivo de la humanidad. Ello exige llevar a cabo una interpretaci¨®n de los textos sagrados desde la perspectiva de los derechos humanos.
2. Pero las religiones tienen su polo positivo. Son uno de los caudales culturales m¨¢s preciados de la humanidad y una fuente inagotable de sabidur¨ªa. En ellas se encuentran algunas de las grandes preguntas antropol¨®gicas y c¨®smicas que el ser humano se ha planteado desde los or¨ªgenes de la humanidad, preguntas sobre el sentido o sinsentido de la vida, sobre el origen y el futuro del universo, y otros tantos intentos de respuesta, que han contribuido al desarrollo del pensamiento en sus diferentes modalidades: m¨ªtico, filos¨®fico, cient¨ªfico, simb¨®lico, etc¨¦tera. El esp¨ªritu religioso, dec¨ªa Ernst Bloch, es algo m¨¢s que ideolog¨ªa y alienaci¨®n; es la manifestaci¨®n m¨¢s intensa y radical de la esperanza: "Donde hay esperanza, hay religi¨®n". Lo que define a las religiones es la relaci¨®n directa, personal y gratuita con la divinidad o con las divinidades y la solidaridad con el pr¨®jimo. Ellas cuentan con importantes tradiciones pacificadoras y con personalidades comprometidas en la lucha no violenta por la paz y los derechos humanos: Buda, Confucio, Jes¨²s de Nazaret, Francisco de As¨ªs, Gandhi, Luther King, Dalai Lama, Shirim Ebad¨ª, Ellacur¨ªa, etc¨¦tera.
3. El choque de civilizaciones y la guerra de religiones no pueden convertirse en leyes de la historia. Son, m¨¢s bien, una construcci¨®n ideol¨®gica del Imperio para mantener el poder sobre la humanidad y, si nos descuidamos, sobre las conciencias de todos los ciudadanos. El Imperio considera al Dios judeo-cristiano como aliado suyo y al cristianismo como su religi¨®n, mientras que califica al islam como la civilizaci¨®n menos tolerante de las religiones monote¨ªstas. La alternativa no puede ser otra que el di¨¢logo entre religiones, pues "sin di¨¢logo, el ser humano se asfixia y las religiones se anquilosan" (Raimon Panikkar). Y ello por varias razones. La primera procede de la historia de las religiones, que muestra la pluralidad de manifestaciones de lo sagrado, de lo divino y del misterio. La segunda emana de la filosof¨ªa, que muestra el car¨¢cter dial¨®gico del conocimiento y de la raz¨®n: ¨¦sta es comunicativa, no autista. La tercera tiene su base en el enfoque intercultural: ninguna cultura ni religi¨®n poseen la verdad plena y en exclusiva; hay que buscarla juntamente. El di¨¢logo interreligioso, en cuarto lugar, constituye un imperativo ¨¦tico para la supervivencia de la humanidad, la paz en el mundo y la lucha contra la pobreza. En torno a 5.000 millones de seres humanos est¨¢n vinculados a alguna tradici¨®n religiosa y espiritual; si se ponen en pie de guerra, el mundo se convertir¨ªa en un coloso en llamas, pero si se comprometen con la paz y la justicia, la humanidad ser¨¢ m¨¢s justa y pac¨ªfica. Por eso, la Alianza de Civilizaciones, el Di¨¢logo Interreligioso y la Alianza contra la Pobreza son propuestas complementarias.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la C¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones, de la Universidad Carlos III, y autor de Fundamentalismos y di¨¢logo entre religiones (Trotta, Madrid, 2004).
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