Fuerteventura: decepci¨®n y verg¨¹enza

He estado de nuevo en Jand¨ªa despu¨¦s de 14 a?os y el para¨ªso que dej¨¦ se est¨¢ convirtiendo en el mismo horror que ya existe en las otras islas. Las carreteras y la nueva autov¨ªa, con sus grandes puentes y barrancos cortados en su cauce, adem¨¢s de las construcciones en sitios inadecuados, convertir¨¢n a esa, todav¨ªa, maravillosa isla, y a Jand¨ªa m¨¢s concretamente, en un pedregal donde antes hab¨ªa playas v¨ªrgenes incre¨ªblemente maravillosas.

Los movimientos naturales de las dunas, con tantos diques, desaparecer¨¢n (si no, vean en la playa de sotavento de Jand¨ªa el tama?o de las dos dunas que tienen forma de avi¨®n sin alas: est¨¢n a menos de la mitad que el a?o pasado que la visitaron unos amigos, y a un tercio desde el a?o 1991).

La depredaci¨®n humana veo que no tiene l¨ªmites. Por favor, si no salvamos Fuerteventura, s¨®lo nos queda llorar amargamente y ya no tenemos l¨¢grimas, las hemos dejado en el resto de Canarias. Ahora s¨®lo resta luchar pac¨ªficamente por salvar el ¨²ltimo para¨ªso: Jand¨ªa.