Separadores

Cuando el PP accedi¨® al gobierno valenciano en 1995, escrib¨ª en estas mismas p¨¢ginas que el acceso de los alacantins al poder auton¨®mico constitu¨ªa una buena oportunidad para que ¨¦stos le tomasen el pulso al pa¨ªs y alejasen de ellos la vieja tentaci¨®n del Alacant apart; nada mejor que tener la opci¨®n de administrar el todo para combatir el aislacionismo y prosperar en la cohesi¨®n social del pa¨ªs valenciano, asumi¨¦ndolo tranquilamente desde esa posici¨®n inmejorable que es tener que gobernar para el conjunto de los valencianos y no acotados administrativamente en Ayuntamientos o en la Diputaci¨® d'Alacant.

Lo que el debate nacionalista no hab¨ªa conseguido en lustros, y lo que los miedos tradicionales tem¨ªan, es decir, la d¨¦bil posici¨®n de lo alicantino en el conjunto de lo valenciano pod¨ªa paliarse con un presidente que ven¨ªa desde aquellas comarcas, arropado por no pocos colaboradores forjados en la pol¨ªtica de aquella provincia.

Quiz¨¢s aquellos vaticinios eran m¨¢s un deseo que la cr¨®nica de la realidad; pero en los ocho a?os de gobierno de Zaplana todo apuntaba a que por fin los alacantins hab¨ªan encontrado un motivo serio para olvidarse de sus amagos de secesi¨®n o de sus ¨¢cidas cr¨ªticas hacia el centralismo de Valencia.

Han transcurrido de aquello ya algunos a?os, y a la vista de, por una parte, el desencuentro territorializado entre el anterior y el actual presidente de la Generalitat Valenciana y, por otra, los efectos perniciosos que la pol¨ªtica del gobierno de Espa?a est¨¢ causando en la CV a prop¨®sito del agua, el camino que parec¨ªa abrirse con los alicantinos en el gobierno valenciano est¨¢ pobl¨¢ndose de baches, socavones y tramos intransitables.

Era de libro: la derogaci¨®n del trasvase del Ebre hab¨ªa de poner en cuesti¨®n el del X¨²quer al Vinalop¨®, generando divisi¨®n y confrontaci¨®n entre los valencianos de las riberas del X¨²quer; y la reciente variaci¨®n del trazado de este ¨²ltimo al Vinalop¨® hab¨ªa de soliviantar necesariamente a los hipot¨¦ticos beneficiarios del mismo. En resumidas cuentas, el gobierno de Madrid colabora directamente a la desuni¨®n de los valencianos de la ribera del X¨²quer, y, despu¨¦s, al enfrentamiento entre los valencianos del sur y los del centro.

El da?o de la derogaci¨®n del trasvase del Ebre para los valencianos no se limita, pues, a tener que esperar tiempos mejores o coyunturas pol¨ªticas diferentes, pues su primera v¨ªctima es la cohesi¨®n social, moral y pol¨ªtica de los valencianos.

Quienes participan entusi¨¢sticamente, o por acci¨®n u omisi¨®n en el desprop¨®sito que conduce a esta catastr¨®fica divisi¨®n del pueblo valenciano en algo que deber¨ªa ser asunto de Estado, es decir, objeto de consenso entre valencianos, deben ser advertidos de que lo que nos est¨¢ ocurriendo supera al desacuerdo sobre criterios t¨¦cnicos o de oportunidad para convertirse en un mazazo a nuestra indeleble identidad y a nuestras opciones de futuro como pueblo.

Es menester que hablemos claro sobre lo que est¨¢ en juego y que se levanten todas las cartas de la mesa para ver, por ejemplo, hasta cu¨¢ndo los socialistas pueden continuar embarcados en el desprop¨®sito de aplaudir la pol¨ªtica de su gobierno, qu¨¦ espera el PP de su reciente adscripci¨®n a la pancarta compulsiva que no contribuye a reparar lo roto, y de qu¨¦ sirve llamarse nacionalistas a quienes creen serlo si est¨¢n asistiendo a una fisura de consecuencias incalculables sin hacer ninguna propuesta que salve los m¨ªnimos de lo que tanto cost¨® y cuesta vertebrar.