El rat¨®n de la ONU
Los l¨ªderes del mundo que se han dado cita en Nueva York tienen ante s¨ª una elecci¨®n fundamental: adaptar la ONU, la ¨²nica instituci¨®n de alcance global, a los retos y necesidades del siglo XXI, o dejar que siga renqueando a sus 60 a?os. Los astros no son propicios a una reforma ambiciosa, con un Kofi Annan debilitado por el esc¨¢ndalo del programa Petr¨®leo por Alimentos, parte del Tercer Mundo reticente a una definici¨®n de terrorismo demasiado amplia y la mayor potencia totalmente onuesc¨¦ptica. Pese al intenso trabajo previo, el contenido del acuerdo alcanzado anoche sobre el documento que ratificar¨¢n los jefes de Estado y de Gobierno apunta a que, lamentablemente, la mayor cumbre de la historia no lograr¨¢ alcanzar el necesario pacto global que se esperaba de ella.
La primera cuesti¨®n central, que ata?e a la humanidad, es que se ratifiquen los Objetivos de Desarrollo del Milenio pactados en 2000, y, dado el retraso que llevan en su cumplimiento, se redoblen los esfuerzos para reducir en 2015 a la mitad el n¨²mero (m¨¢s de 1.000 millones)
de personas que viven con menos de un euro al d¨ªa, de las que no tienen acceso a agua potable o de los ni?os no escolarizados. Pero si Estados Unidos finalmente ha aceptado la menci¨®n de estos objetivos, todav¨ªa se resiste a comprometerse a un 0,7% del PIB en su ayuda oficial exterior para el final de ese periodo. Principios, s¨ª; compromisos, no. Casi ser¨ªa mejor lo contrario.
El texto pactado ha mostrado que no hay el consenso m¨ªnimo para hacer m¨¢s representativo el Consejo de Seguridad. Tampoco ha sido posible un acuerdo sobre una definici¨®n precisa del terrorismo, aunque de ella dependen importantes instrumentos jur¨ªdicos para luchar contra esta lacra. Al final, lo ¨²nico que parece medianamente garantizado es la creaci¨®n de una Comisi¨®n para la Consolidaci¨®n de la Paz, que supervise las numerosas operaciones, y las bases de un Consejo de Derechos Humanos que reemplace de forma m¨¢s efectiva la Comisi¨®n de Derechos Humanos que Cuba o Libia han sabido manejar tan a su gusto.
El lastre a la gran reforma es el unilateralismo de Estados Unidos, derivado de su condici¨®n de ¨²nica superpotencia y acentuado por la actual Administraci¨®n. Estados Unidos, atrapado en Irak, apoyado en Afganist¨¢n, debe convencerse de que una ONU fuerte, flexible y funcional ser¨¢ un factor central para reforzar su seguridad. En tres d¨ªas, los m¨¢s de 170 l¨ªderes no van a arreglar el mundo ni a solventar sus mayores diferencias. Si al menos pusieran en marcha un proceso de reforma a fondo y a plazo, la mayor cumbre de la historia habr¨ªa parido algo m¨¢s que un rat¨®n.
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