Del canon al genio

EN 1994 Harold Bloom public¨® El canon occidental, su libro m¨¢s pol¨¦mico y el que lo convirti¨® en un hombre p¨²blico m¨¢s all¨¢ de los c¨ªrculos universitarios. Dentro de estos c¨ªrculos el libro no gust¨® a nadie. Es m¨¢s, ofendi¨® a todos. A algunos porque la idea de autoridad que presupon¨ªa postular un canon chocaba de frente con una revisi¨®n en profundidad de los privilegios que hab¨ªan disfrutado durante siglos ciertos autores. Para quienes aceptaban la idea de autoridad asociada al canon, el problema estribaba en que los grupos de poder a los que eran afines aparec¨ªan infrarrepresentados en las famosas listas que incluy¨® al final. Para ellos se trataba de un problema de cuotas, puesto que la mayor¨ªa de los autores seleccionados eran "hombres blancos muertos" que hab¨ªan escrito en ingl¨¦s. Desde fuera del mundo anglosaj¨®n se acus¨® a Bloom de angloc¨¦ntrico.

Genios adolece, a ojos de los detractores de Bloom, de los mismos fallos. No pod¨ªa ser de otro modo, puesto que el canon est¨¢ formado por las obras de genios. Pero mientras en El canon occidental adopt¨® la filosof¨ªa de la historia del Vico para organizar a los escritores can¨®nicos, ahora ha optado por un criterio puramente ahist¨®rico para reunirlos, el del genio particular de cada escritor. Con ese criterio no hay quien los junte, porque cada uno tira en su direcci¨®n. Al final resulta que los genios son intratables, hasta para Bloom.