Golpes de realidad
Hay que saludar la continuaci¨®n del proyecto editorial que se ha propuesto ofrecernos la traducci¨®n realizada por Gloria M¨¦ndez de la famosa Tetralog¨ªa de Buru, un ciclo de cuatro novelas compuestas en la espantosa colonia penitenciaria de aquella remota isla del Pac¨ªfico por el gran escritor indonesio, condenado por el r¨¦gimen criminal del presidente Suharto a causa de sus ideas comunistas. Una traducci¨®n que podemos calificar de sobria y precisa y que sirve de contrapunto a la que en su d¨ªa hiciese Alfonso Ormaetxea para la editorial Txalaparta.
La primera novela de la serie, Tierra humana, impresa en 1979, nos puso ya en contacto con el protagonista de todo el ciclo, el javan¨¦s Minke (contrafigura de Tirto Adi Soeryo, director del primer peri¨®dico editado al margen de los holandeses), al que abandon¨¢bamos en el momento en que iniciaba su descubrimiento de la realidad colonial de Indonesia a trav¨¦s de un hecho concreto, el conocimiento de la historia de la concubina Nyai Ontosoroh.
HIJO DE TODOS LOS PUEBLOS
Pramoedya Ananta Toer
Traducci¨®n de Gloria M¨¦ndez
Destino. Barcelona, 2005
352 p¨¢ginas. 20 euros
Ahora, el autor, con su consabido estilo realista y riguroso, con su didactismo perfectamente compatible con una recreaci¨®n po¨¦tica de su tierra javanesa, prosigue en Hijo de todos los pueblos (escrita en 1981) la narraci¨®n de la toma de conciencia de Minke, al que acaban de separar de Annelies, su joven esposa. Una imposici¨®n que produce un efecto devastador sobre su vida, que supondr¨¢ el fin de su juventud, "una juventud hermosa, llena de esperanzas y sue?os que nunca volver¨ªan".
La amargura lleva a Minke
a abandonar la medicina y a dar los primeros pasos en la que ser¨¢ su profesi¨®n, el periodismo en lengua javanesa. Una profesi¨®n que le har¨¢ entrar en contacto con sus compatriotas, descubriendo as¨ª muchas otras historias de injusticia y de desesperaci¨®n, como la descarada usurpaci¨®n de las tierras por parte de los colonizadores o la resistencia de las mujeres voluntariamente contaminadas de viruela para conseguir la muerte de sus se?ores. Y as¨ª tendr¨¢ la revelaci¨®n de otras formas de lucha, como la batalla judicial entablada contra el presunto heredero llegado de Holanda para reclamar el legado de Annelies. Y tambi¨¦n, la revelaci¨®n de un arma para combatir la iniquidad, la que une a Minke con el escritor que nos cuenta su vida: "Nos hemos defendido, aunque s¨®lo nos quedasen las palabras". Llegados a este punto, s¨®lo cabe recomendar vivamente la lectura de esta segunda entrega y a la espera de los dos ¨²ltimos episodios, Hacia el ma?ana y La casa de cristal.
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