Una confortable transgresi¨®n
JULIO A. M??EZ
El estreno en Par¨ªs, hacia finales de 1896, del Ub¨² Rey propici¨® uno de esos esc¨¢ndalos que a veces se?alan el nacimiento de una vanguardia. La pataf¨ªsica de Alfred Jarry quer¨ªa ponerlo todo patas arriba, sin lograrlo del todo, y de todos modos no era habitual en los escenarios que el personaje principal de la obra saliera a escena lanzando la palabra "mierda" como carta de presentaci¨®n. Desde entonces, Jarry fue tomado como emblema significativo de numerosas vanguardias, teatrales o no, que rara vez llegaron tan lejos como ¨¦l en el desd¨¦n por las convenciones sociales, y el Ub¨² pas¨® a ser el buque insignia de una turbamulta de prop¨®sitos est¨¦ticos que oscilaban entre la desverg¨¹enza y lo grotesco.
UB?
Un proyecto de Bambalina, Paco Bascu?¨¢n, J¨¢cara Teatro. Int¨¦rpretes, Pep Cort¨¦s, Mamen Garc¨ªa, Pedro del Rey, David Dur¨¢n, Angel Figols, Joan Gadea, Paco Mart¨ªnez, Gemma Miralles, Jos¨¦ Montesinos, Inma Ortega, Gloria Sirvent. Versi¨®n, Juanluis Mira. Vestuario, Paco Bascu?¨¢n, Paco Salabert. Iluminaci¨®n, Juanjo Llorens. Espacio esc¨¦nico, Jaume Policarpo, Paco Bascu?¨¢n. Coreograf¨ªa, Pedro del Rey. M¨²sica, Jes¨²s Salvador Chapi. M¨²sicos, Grup de Percussi¨® Amores. Direcci¨®n art¨ªstica, Paco Bascu?¨¢n. Direcci¨®n, Jaume Policarpo. Una producci¨®n de Teatres de la Generalitat Valenciana. La Nau de Sagunt. Valencia.
En esta versi¨®n, adaptada por cierto a la perspectiva de usos valencianos, se ofrece una especie de tres Ub¨²s en uno. El de la direcci¨®n art¨ªstica de Paco Bascu?¨¢n, acaso el m¨¢s logrado, junto a la propensi¨®n al musical de J¨¢cara Teatro y la especialidad titiritera de Bambalina. No siempre casan del todo bien esos tres elementos, en un marco de gran espect¨¢culo que arranca con potencia para ir diluy¨¦ndose poco a poco en una cierta inanidad a la que no es ajena una mirada, en la direcci¨®n esc¨¦nica, en ocasiones un tanto ingenua, infantil a veces, en medio de una gran algarab¨ªa. El resultado es que se desdibuja el potencial grotesco del protagonista a favor de un trabajo de conjunto, que, por lo dem¨¢s, tiene a su favor un fecundo espacio esc¨¦nico y la imaginativa fascinaci¨®n del omnipresente audiovisual, que tentado est¨¢ de comerse el espect¨¢culo.
Mamen Garc¨ªa compone una fastuosa Mam¨¢ Ub¨², donde se ve (en su presencia, en su gestualidad, pero tambi¨¦n en su dicci¨®n) que, en efecto, es capaz de todo, mientras que Pep Cort¨¦s infantiliza en algunos pasajes a su temible personaje, tal vez de manera innecesaria. Entre el musical y lo grotesco, sin desde?ar algunas alusiones de actualidad, esta producci¨®n grande de Teatres de la Generalitat daba, sin duda, para mucho m¨¢s.
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