Fin de era en Alemania
Los ciudadanos de la econom¨ªa m¨¢s grande y del pa¨ªs m¨¢s poblado de la Uni¨®n Europea deben decidir ma?ana si seguir tirando con su actual canciller, el socialdem¨®crata Gerhard Schr?der, o votar por una verdadera alternativa, de valor desconocido, que representa la democristiana Angela Merkel. El resultado no afectar¨¢ s¨®lo a los alemanes, sino al conjunto de la UE. Ser¨ªa beneficioso para todos que la locomotora germana volviera a ponerse en marcha cuanto antes.
Schr?der, que provoc¨® las elecciones anticipadas, se present¨® con el mismo programa -la Agenda 2010- y con un parecido grupo parlamentario, incluido el de Los Verdes, cuyo ministro Joschka Fischer, una figura ins¨®lita en el panorama europeo, ser¨¢ la ausencia m¨¢s lamentable en el pr¨®ximo Parlamento si los sondeos no yerran. Schr?der, que parti¨® muy por detr¨¢s en las encuestas, se ha vuelto a revelar como un animal pol¨ªtico de primera, ha recuperado terreno y ha logrado centrar la campa?a en las propuestas de la oposici¨®n en vez de en los malos resultados de su Gobierno. Incluso parece haber paralizado el avance de la izquierda que, capitaneada por Oskar Lafontaine, se separ¨® de su partido para unirse a los neocomunistas del Este.
Merkel, por su parte, no ha demostrado todav¨ªa durante la campa?a que cuente con suficiente talla pol¨ªtica. Si llega a la Canciller¨ªa, con el apoyo de los liberales, tendr¨¢ que demostrarla. Su mayor error ha sido nombrar a Paul Kirchof, un hombre ajeno a la contienda pol¨ªtica, como posible ministro de Hacienda, y que ¨¦ste se haya embarcado en un proyecto de reforma fiscal con un tipo ¨²nico para el impuesto sobre la renta, que ha dado abundante munici¨®n al actual canciller.
Est¨¢n en juego recortes sociales, la necesaria supresi¨®n de muchas exenciones particulares en los impuestos y toda una serie de reformas. Gane quien gane, se llevar¨¢n a cabo de una u otra forma. Los alemanes est¨¢n temerosos ante el futuro, como refleja su actual obsesi¨®n con el ahorro y la reducci¨®n de su consumo. Si no se deciden, abrir¨¢n paso a una gran coalici¨®n de socialdem¨®cratas y democristianos, presidida por Merkel. No ser¨ªa ning¨²n desastre si logran pactar el paquete de reformas que necesita la econom¨ªa, y que Schr?der no ha podido sacar totalmente adelante debido a las resistencias en su propio partido y al hecho de que los democristianos controlan la C¨¢mara territorial, el Bundesrat.
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