Un liderazgo progresista en la UE
Han transcurrido 55 a?os desde la declaraci¨®n Schuman, y desde entonces hemos pasado de un primer acuerdo arancelario a la Uni¨®n Europea actual de 25 miembros; o lo que es lo mismo, desde la propuesta franco-alemana de creaci¨®n de una comunidad para el aprovechamiento conjunto del carb¨®n y del acero, a una Europa compleja pero din¨¢mica, generadora del proyecto pol¨ªtico unitario m¨¢s esperanzador de las ¨²ltimas d¨¦cadas, en un marco de paz, seguridad, prosperidad y progreso social.
La Uni¨®n Europea, mediante sus instituciones, pretende conseguir unos objetivos comunes y viables para todos los pa¨ªses que la conforman; pero dada su diversidad, resulta una tarea harto dif¨ªcil, sobre todo tras la ¨²ltima ampliaci¨®n, tanto por el color pol¨ªtico de sus gobiernos, como por el diferente grado de desarrollo econ¨®mico y social de sus miembros. Todo ello, no hace m¨¢s que aumentar la complejidad de la integraci¨®n y coordinaci¨®n entre los nuevos socios y los viejos socios, y ¨¦stos entre s¨ª; valgan como ejemplo, los riesgos de deslocalizaci¨®n industrial orientada hacia los nuevos pa¨ªses miembros y la problem¨¢tica extracomunitaria procedente de pa¨ªses emergentes, especialmente asi¨¢ticos, ya por su crecimiento econ¨®mico, ya por la importancia de sus exportaciones, como es el caso de China.
La percepci¨®n de lejan¨ªa de los centros de decisi¨®n de la UE inclina a nuestros ciudadanos, err¨®neamente, a no valorar la importancia de la incidencia de las directivas europeas en nuestra vida cotidiana y en las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales en Espa?a y por ende en el Pa¨ªs Valenci¨¤. Tenemos que ser conscientes de que una parte importante de la legislaci¨®n espa?ola queda directamente influenciada por las competencias especificas o compartidas de la UE. Y las decisiones de la UE no son nunca neutras, o son progresistas o son conservadoras y librecambistas. No es lo mismo una directiva que pretenda la igualdad de trato independientemente del origen racial o ¨¦tnico, que la directiva Bolkestein (negociada en el m¨¢s absoluto de los secretos y conocida inicialmente a trav¨¦s de filtraciones) relativa a los servicios en el mercado interior, que establece el principio del "pa¨ªs de origen" y que puede desmantelar el Estado de bienestar.
En su momento, la UGT-PV defendi¨® el s¨ª al Tratado Constitucional Europeo porque significaba un importante cambio cualitativo, aunque como todo documento constitucional era mejorable. El reconocimiento del derecho de iniciativa popular, el avance en la democratizaci¨®n, la incorporaci¨®n de la Carta de Derechos Fundamentales, el reconocimiento del papel de los interlocutores sociales y el apoyo al di¨¢logo social, entre otros factores, condicionaron nuestra decisi¨®n. Esta posici¨®n permite, y, a¨²n m¨¢s, obliga al sindicato a plantear clarificaciones y exigencias en el desarrollo y en la orientaci¨®n de la intervenci¨®n espa?ola en Europa e, incluso, una incidencia mayor en la elaboraci¨®n de las propias l¨ªneas maestras de actuaci¨®n de la UE.
La Escola d'Estiu de UGT-PV, en su decimosegunda edici¨®n, ha afrontado este a?o las dudas que sobre el futuro de la UE ha creado la negativa, en forma de refer¨¦ndum, que Francia y Holanda dieron al proyecto constitucional. Estimamos que tal vez la mejor de las soluciones posibles sea darse un tiempo de espera y de reflexi¨®n, sobre todo para entender si estas respuestas negativas eran m¨¢s reacciones en clave de pol¨ªtica interna en esos pa¨ªses que un verdadero rechazo de la Constituci¨®n Europea como tal.
Pero, a pesar de que consideramos que no existe vac¨ªo institucional, la propia din¨¢mica del funcionamiento europeo exige dar pasos hacia adelante en la construcci¨®n de la uni¨®n pol¨ªtica.
En la Europa de los 25, los pa¨ªses miembros pueden responder de acuerdo con dos roles: unos, manifestarse pol¨ªticamente d¨¦biles (cesiones, gregarismo, escasas aportaciones en las propuestas o en las revisiones de las directivas ...), otros, fuertes (impulsar, dirigir, liderar, recibir el respaldo mayoritario a sus propuestas...) Y en este contexto, unos y otros pueden dirigir sus acciones hacia dos alternativas: crear exclusivamente un ¨¢rea de libre comercio con accesorios pol¨ªticos o profundizar en la construcci¨®n de una Uni¨®n Europea real en t¨¦rminos pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales.
En este sentido, estimamos necesario resaltar algunas importantes acciones: la labor de algunos eurodiputados espa?oles que intervienen directamente en el proceso de revisi¨®n de directivas, la manifiesta posici¨®n europe¨ªsta del Gobierno de Espa?a que enfatiz¨® la defensa de la Constituci¨®n Europea desde su firma, con la decisi¨®n de utilizar el refer¨¦ndum para su ratificaci¨®n, y los esfuerzos de acoplamiento a la nueva realidad, ya expresados en el adelanto de los Presupuestos de 2006, en los que las prioridades en las inversiones facilitar¨¢n algunos de los medios necesarios para mejorar la competitividad y paliar los posibles efectos de la ¨²ltima ampliaci¨®n europea sobre la econom¨ªa espa?ola.
Pero no es suficiente con s¨®lo eso, el Gobierno espa?ol debe aprovechar la ocasi¨®n de impasse para acceder a una posici¨®n m¨¢s activa y de m¨¢s fuerte liderazgo en la Uni¨®n Europea que contribuya a que el objetivo de crecimiento econ¨®mico no deje de lado la creaci¨®n de m¨¢s y mejor empleo, en un marco de mayor cohesi¨®n social.
Corresponde a la izquierda espa?ola, ahora desde el poder y con capacidad de decidir, transmitir a la opini¨®n p¨²blica espa?ola una alternativa de pol¨ªtica europea distinta a la ofrecida en el pasado reciente, para situar a Espa?a en una posici¨®n prominente en la nueva etapa de construcci¨®n de Europa.
Por ¨²ltimo, queremos se?alar que la UGT-PV, consciente de que Europa no se har¨¢ de una vez ni en una obra de conjunto, sino que se construir¨¢ gracias a realizaciones concretas, no cesar¨¢ en su esfuerzo de incorporar la dimensi¨®n social al proceso de su construcci¨®n y para ello invoca a las fuerzas de progreso para que conjuntamente lideren el proyecto en marcha, a fin de evitar que los aspectos meramente mercantilistas y capitalistas que contiene la propia UE deterioren sus propias normas de homologaci¨®n democr¨¢tica y conseguir que la contradicci¨®n que se est¨¢ observando actualmente entre los derechos sociales existentes y su trasgresi¨®n diaria se resuelva y oriente siempre de acuerdo con los derechos fundamentales de las personas y de los pueblos.
Rafael Recuenco Montero es secretario general de la UGT-PV.
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