La guerra de los valientes
Dicen que en la tribuna de la ONU es dif¨ªcil hablar y muy dif¨ªcil decir algo. Para quienes creen en la instituci¨®n, debe ser como un cosquilleo de responsabilidad, 20 o 30 pulsaciones m¨¢s en los momentos previos a la intervenci¨®n, esos instantes en los que el orador camina hacia el globo entre laureles mientras la sala espera en silencio. En ocasiones, se pueden escuchar discursos que se quedan fotografiados en la historia, quietos, permanentes, flotando sobre la bruma del East River para marcar senderos de esperanza en esos d¨ªas en los que, siquiera un decidido intento, una breve tentativa y, de repente, algo, por fin, combina con el fondo verde de la Asamblea General.
Uno de los m¨¢s famosos es un viaje a trav¨¦s de la historia hacia la melancol¨ªa del 13 de noviembre de 1974, en pleno amanecer de la paz de los valientes. Frente a la historia a la que aquel d¨ªa pas¨® Arafat, se cayera o no la rama de olivo, hay otras muchas veces que los discursos no suenan a casi nada. D¨ªas de esos en los que el r¨ªo que bordea Manhattan se convierte de repente en una especie de Leteo y las palabras de los l¨ªderes se quedan atrapadas en la bruma invisible del r¨ªo del olvido. Palabras vac¨ªas que llenan discursos vac¨ªos, con l¨ªderes vaciados de todo lo necesario en las grandes citas.
Si los avances en la Agenda del Milenio contin¨²an as¨ª de lentos, se tardar¨¢ m¨¢s de un siglo en cumplirla
Esta semana, en la Cumbre de la ONU, las palabras, llenas de buenas intenciones, se quedaron vac¨ªas
Esta semana, en la cumbre que m¨¢s jefes de Estado ha reunido la ONU en toda su historia (170 en total) las palabras, llenas de buenas intenciones, se quedaron vac¨ªas. Sobre la mesa estaba el m¨¢s alto desaf¨ªo que jam¨¢s haya afrontado la comunidad internacional: el combate decisivo, el de la lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo, que se qued¨® sin el impulso pol¨ªtico necesario en la revitalizaci¨®n de la hoja de ruta que 189 pa¨ªses firmaron en el a?o 2000 para reducir la pobreza mundial a la mitad en el a?o 2015. Los Objetivos del Milenio, que necesitaban el empuj¨®n de esta cumbre, se han quedado sin ese impulso y sin nuevas propuestas, viendo c¨®mo se rebajaba la determinaci¨®n de las iniciativas ya pactadas en la Cumbre de Monterrey.
Con los 178 p¨¢rrafos que el texto resultante dedica a desarrollo, el documento se limita a agradecer a los pa¨ªses que dediquen el 0,7% de su PIB a cooperaci¨®n internacional el esfuerzo que voluntariamente realizan. Las obligaciones se quedan en recomendaciones y se rebaja, as¨ª, la presi¨®n que los firmantes de los Objetivos del Milenio debieran sentir en el cumplimiento de la palabra empe?ada. Hay tambi¨¦n alusiones a nuevos instrumentos de financiaci¨®n de la cooperaci¨®n internacional, como cancelaciones de deuda, participaci¨®n del sector privado y facilidad financiera internacional, mientras se se?ala la importancia de la eliminaci¨®n de las barreras comerciales para la exportaci¨®n de productos de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y el papel de las nuevas tecnolog¨ªas en el fomento del empleo y el desarrollo de los pa¨ªses menos adelantados. Y nada m¨¢s.
En el documento votado, las obligaciones se convierten en recomendaciones, los plazos de cumplimiento de la Agenda del Milenio se alargan, se hace optativo lo que antes era de obligado cumplimiento y la sensaci¨®n que queda es la de que alguien ha trabajado duro para que la lucha contra el hambre y la pobreza se quede justo detr¨¢s de la prioridad central de alg¨²n gran gobierno de alguna gran potencia: la lucha contra el terrorismo internacional. Y as¨ª, todo coincide con los intereses pol¨ªticos de la Administraci¨®n estadounidense y la cumbre es una oda a la inconcreci¨®n. Las esperanzas depositadas en el combate contra el hambre, 35 folios con casi nada. Como en la ¨²ltima frase de El Gatopardo, siquiera un montoncito de polvo ceniciento.
En el mundo mueren cada a?o once millones de ni?os y m¨¢s de mil millones de personas viven con menos de un d¨®lar al d¨ªa, los desequilibrios existentes entre los pa¨ªses desarrollados y los otros son tan brutales que sin una solidaridad pactada y coordinada, impulsada y decidida por la comunidad internacional, no habr¨¢ manera de sacar a flote las zonas m¨¢s desfavorecidas de la Tierra. La fotograf¨ªa de esta cumbre es la cr¨®nica de una oportunidad perdida. Y la sensaci¨®n que la ONU destila es la de un gran instrumento multilateral incapaz para la necesaria coordinaci¨®n internacional en la resoluci¨®n del principal conflicto que sufre el mundo; el hambre y la miseria, los Katrinas silenciosos. Erradicar la pobreza extrema, lograr la ense?anza primaria universal, la igualdad entre g¨¦neros, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el sida y el paludismo, garantizar la sostenibilidad del medioambiente y fomentar una asociaci¨®n mundial para el desarrollo son las ocho barricadas, los frentes abiertos de la guerra de los valientes; all¨ª donde s¨®lo los cobardes no combaten y donde tratan de convencer a otros para que no lo hagan. Si los avances en el cumplimiento de la Agenda del Milenio contin¨²an as¨ª de lentos, se tardar¨¢ m¨¢s de un siglo en cumplirla. Pero, claro, para algunos lo primero es lo primero y cien a?os no son nada; el tiempo necesario para acabar con el eje del mal y quiz¨¢... encontrar a Bin Laden.
Eduardo Madina es secretrio general de las Juventudes Socialistas de Euskadi y Portavoz de cooperaci¨®n internacional al desarrollo del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados.
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