Gaud¨ª propone sensualidad y riesgo para una moda en evoluci¨®n
El color blanco domina en la segunda jornada de la pasarela
La segunda jornada de la Pasarela Gaud¨ª tuvo varias dominantes en boga: el color blanco, los tejidos naturalizados (una manera contempor¨¢nea de volver a decir aquello legendario de "la arruga es bella"), la gr¨¢fica como parte consustancial a las prendas y unos ejercicios de patronaje que buscan revisar y modificar los c¨¢nones de silueta; esto se hace patente sobre todo, y por sus v¨ªas particulares, en Txell Miras, Spastor y Lydia Delgado, con un alarde de contenida sensualidad en los dos ¨²ltimos. El reclamo de la moda masculina como un terreno nuevo que se abona y exalta est¨¢ dando lugar a que el hombre coja cada vez m¨¢s protagonismo y relevancia en el sal¨®n barcelon¨¦s: una respuesta a t¨ªmidas euforias del mercado.
La ma?ana de este segundo d¨ªa fue inaugurada por Sita Murt y su insistente y productiva l¨ªnea clara, de la que poco a poco va haciendo estilo, siempre con el uso de un punto ligero hasta lo evanescente, que se asocia al lino, los algodones y ese juego de densidades leves que son su fuerte y convierte a sus chicas en exclusivas veraneantes de Long Island. Blanco, hueso, amarillo y crudos ti?en sus propuestas de siluetas relajadas, talle alto, sutil triangularidad y drapeados a medio construir.
Txell Miras trabaja el patronaje como un ritual que mira al pasado: desde lo neorrom¨¢ntico hasta el siglo XVIII y sus estructuras artificiales. Sus piezas se aderezan con botonaduras, como en las chaquetas h¨²sar. La dise?adora de Sabadell ha incluido tejidos m¨¢s suaves y ligeros, as¨ª como blancos, inmaculados o rotos, en su abanico de negros.
Los sevillanos Victorio & Lucchino apuestan por el blanco. El filme I vitelloni, de Fellini, puede servir de referencia: atractivos chulos romanos que en Mil¨¢n nadie aceptar¨ªa a pesar de su poder seductor, mucho blanco, algunos marrones, la combinaci¨®n sangu¨ªnea del fresa y el frambuesa, el amarillo lim¨®n. Los pantalones son estrechos, con las perneras prietas, chaquetas de dos botones muy entalladas, jarretas mordidas por la m¨¢quina de coser en las camisas, trajes spencer con su chaleco de rigor, raya doble o diplom¨¢tica, o de indiano en algod¨®n colonial. El logotipo de V&L para el hombre es como un hierro de marcar el ganado, y los conocidos modelos (Nuno, Oriol) sal¨ªan tatuados a fuego por ese estilo ampuloso y potente, por esa est¨¦tica que en el hombre dar¨¢ que hablar y comprar.
El d¨²o Spastor puede ser el futuro si de un hombre metrocultural hablamos. Su desfile ten¨ªa un s¨ªmbolo: el ¨¢rbol de los deseos que es tambi¨¦n el ¨¢rbol de la vida y, c¨®mo no, el ¨¢rbol del bien y del mal, de la transgresi¨®n y del ¨¦xito de donde se cuelgan al final los vestidos. Hacen una moda dura y propia, imbricada en lo m¨¢s puntero globalizado, pero con una m¨²sica interior ca?era que produce piezas como una cazadora torera, una gabardina o gab¨¢n misterioso, unas prendas con botones de azabache y hasta un pa?uelo-culero a jirones: una nueva poes¨ªa nocturna expresada mayormente en el blanco (luto en Jap¨®n).
Armand Basi mejora en su hombre (dise?ado por Josep Abril) y navega a¨²n en el tr¨¢nsito para su mujer (ideada por Miriam Ocariz); se inspiraron en la Rusia de los soviets, en el constructivismo, en Rodchenko y en Melevich, en Lizitskii y en Gonch¨¢rova. Es ropa para vender a la que le falta algo de poes¨ªa.
M¨¢s ligera, m¨¢s dulce, m¨¢s tranquila. Lydia Delgado present¨® ayer una colecci¨®n madura que emana un erotismo mudo. Unas prendas que apetece vestir a la mujer contempor¨¢nea. Son vestidos y blusas con un punto de lencer¨ªa y otro tanto de un afrancesamiento a ultranza. Organza metalizada, sat¨¦n de algod¨®n estampado floral y de pasamaner¨ªa, tul y encaje el¨¢stico son algunos de los componentes de un verano te?ido de sensualidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.