El cuerpo humano s¨®lo tiene 10 a?os
Los cient¨ªficos datan las c¨¦lulas, en constante renovaci¨®n, de los diferentes tejidos del organismo
Tenga uno la edad que tenga, su cuerpo es muchos a?os m¨¢s joven. De hecho, aunque se haya entrado en la mediana edad, puede que la mayor¨ªa de la gente tengan 10 a?os o menos. Esta alentadora verdad, que emana del hecho de que muchos de los tejidos corporales est¨¢n sometidos a una constante renovaci¨®n, se ha visto subrayada por un nuevo m¨¦todo para calcular la edad de las c¨¦lulas humanas. Su inventor, Jonas Frisen, cree que la edad media de todas las c¨¦lulas de un cuerpo adulto puede ser de s¨®lo unos 7 o 10 a?os. Pero Frisen, bi¨®logo de c¨¦lulas madre del Instituto Karolinska de Estocolmo, tambi¨¦n ha descubierto un hecho que explica por qu¨¦ la gente se comporta seg¨²n su edad natural y no la de la edad f¨ªsica de sus c¨¦lulas: algunos tipos de c¨¦lulas duran desde el nacimiento hasta la muerte sin renovarse, y esta minor¨ªa especial incluye alguna o todas las c¨¦lulas de la corteza cerebral.
Las epiteliales que recubren la superficie del intestino s¨®lo duran cinco d¨ªas
Algunos tipos duran desde el nacimiento hasta la muerte sin renovarse
Fue una disputa sobre si la corteza fabrica nuevas c¨¦lulas la que llev¨® a Frisen a buscar una nueva forma de averiguar la edad real de las c¨¦lulas humanas. Las t¨¦cnicas existentes dependen del etiquetaje del ADN con componentes qu¨ªmicos, pero no son, ni mucho menos, perfectas. Al preguntarse si podr¨ªa existir ya alguna etiqueta natural, Frisen record¨® que las armas nucleares probadas al aire libre hasta 1963 hab¨ªan inyectado un pulso de carbono 14 radiactivo a la atm¨®sfera. El carbono 14, que respiran las plantas y comen los animales y las personas en todo el mundo, se incorpora al ADN de las c¨¦lulas cada vez que ¨¦stas se dividen, y el ADN se duplica. La mayor¨ªa de las mol¨¦culas de una c¨¦lula se reemplazan constantemente, pero el ADN no. Todo el carbono 14 del ADN de una c¨¦lula se adquiere en la fecha de nacimiento de la c¨¦lula, el d¨ªa en que su c¨¦lula madre se dividi¨®. De ah¨ª que pueda utilizarse el alcance del enriquecimiento del carbono 14 para averiguar la edad de la c¨¦lula, conjetura Frisen. En la pr¨¢ctica, el m¨¦todo debe aplicarse con tejidos, no con c¨¦lulas individuales, ya que no penetra suficiente carbono 14 en una ¨²nica c¨¦lula como para indicar su edad. Entonces Frisen ide¨® una escala para convertir el enriquecimiento del carbono 14 en fechas del calendario calculando el carbono 14 incorporado en anillos de troncos de pinos suecos.
Despu¨¦s de validar el m¨¦todo mediante diversas pruebas, ¨¦l y sus colegas han presentado en la revista Cell los resultados de sus primeros ensayos con unos cuantos tejidos corporales.
Las c¨¦lulas de los m¨²sculos de las costillas, tomadas en personas cercanas a los 40 a?os, presentan un promedio de edad de 15,1 a?os. Las c¨¦lulas epiteliales que recubren la superficie del intestino tienen una vida dif¨ªcil y se sabe por otros m¨¦todos que s¨®lo duran cinco d¨ªas. Frisen ha descubierto que, si se obvian estas c¨¦lulas superficiales, el promedio de edad de las que pertenecen al cuerpo principal del intestino es de 15,9 a?os. El equipo de Karolinska pas¨® luego al cerebro, cuya renovaci¨®n celular ha sido motivo de mucha discrepancia.
En general, la idea que prevalece es que el cerebro no genera nuevas neuronas una vez que su estructura se ha completado, excepto en dos regiones concretas: el bulbo olfativo, que media el sentido del olfato, y el hipocampo, donde se depositan los recuerdos iniciales de rostros y lugares.Este consenso fue cuestionado hace algunos a?os por Elizabeth Gould (Universidad de Princeton), que dijo haber hallado nuevas neuronas en la corteza cerebral; adem¨¢s sugiri¨® la idea de que los recuerdos diarios podr¨ªan quedar registrados en las neuronas creadas ese d¨ªa.
El m¨¦todo de Frisen permitir¨¢ fechar todas las regiones del cerebro para ver si se genera alguna neurona nueva. Hasta el momento, s¨®lo ha probado hacerlo con las c¨¦lulas de la corteza visual y considera que tienen exactamente la misma edad que las individuales, lo cual demuestra que no se producen neuronas nuevas despu¨¦s del nacimiento en esta regi¨®n de la corteza cerebral, o al menos no en cifras significativas.
Las c¨¦lulas del cerebelo son algo m¨¢s j¨®venes que las de la corteza, lo que concuerda con la idea de que el cerebelo sigue desarroll¨¢ndose tras el nacimiento. Otro aspecto discutido es si el coraz¨®n fabrica nuevas c¨¦lulas musculares despu¨¦s del nacimiento. La idea convencional de que no lo hace ha sido cuestionada por Piero Anversa (New York Medical College de Valhalla). Frisen ha descubierto que todo el coraz¨®n produce c¨¦lulas nuevas, pero todav¨ªa no ha calculado su ¨ªndice de renovaci¨®n.
Si el cuerpo renueva sus tejidos, ?por qu¨¦ no contin¨²a para siempre la regeneraci¨®n? Algunos expertos consideran que la causa principal es que el ADN acumula mutaciones y su informaci¨®n se degrada de forma paulatina. Otros culpan al ADN de las mitocondrias, que carecen de los mecanismos de reparaci¨®n de que disponen los cromosomas. Una tercera teor¨ªa es que las c¨¦lulas madre -fuente de nuevas c¨¦lulas en todos los tejidos- acaban debilit¨¢ndose con la edad.
"La idea de que las propias c¨¦lulas madre envejecen y son menos capaces de generar progenie est¨¢ ganando cada vez m¨¢s adeptos", dice Frisen. ?l quiere ver si el ¨ªndice de regeneraci¨®n de un tejido se ralentiza a medida que envejece la persona, lo cual podr¨ªa se?alar a las c¨¦lulas madre como el equivalente al tal¨®n de Aquiles, el ¨²nico impedimento para la inmortalidad.
? The New York Times.
Cada tejido tiene su tiempo de renovaci¨®n
Aunque uno vea su cuerpo como una estructura bastante permanente, gran parte de ¨¦l se encuentra en estado de flujo constante, ya que se descartan las c¨¦lulas viejas y se generan otras nuevas que las reemplazan.
Cada tipo de tejido tiene su propio tiempo de renovaci¨®n, dependiendo en parte del volumen de trabajo que soporten las c¨¦lulas que lo forman. Las c¨¦lulas que recubren el est¨®mago s¨®lo duran tres d¨ªas. Los gl¨®bulos rojos, magullados y maltrechos tras un viaje de casi 1.600 kil¨®metros a trav¨¦s del laberinto del sistema circulatorio del cuerpo, s¨®lo viven una media de unos 120 d¨ªas antes de ser enviados a su cementerio en el bazo.
La epidermis, o capa superficial de la piel, se recicla m¨¢s o menos cada dos semanas. "Es el envoltorio transparente del cuerpo y se puede ver da?ado f¨¢cilmente por los ara?azos, los solventes, el uso y los desgarros", aclara Elaine Fuchs, experta en c¨¦lulas madre de la piel de la Universidad Rockefeller estadounidense.
En cuanto al h¨ªgado, el filtro de todos los t¨®xicos que pasan por la boca de una persona, su vida en el frente b¨¦lico de la qu¨ªmica es bastante breve. Un h¨ªgado humano adulto tiene un tiempo de renovaci¨®n de entre 300 y 500 d¨ªas, afirma Markus Grompe, experto en c¨¦lulas madre hep¨¢ticas de la Oregon Health & Sciente University (EE UU).
La vida de otros tejidos se mide en a?os, no en d¨ªas, pero no son permanentes, ni mucho menos. Incluso los huesos soportan una restauraci¨®n constante. Se cree que todo el esqueleto humano se renueva aproximadamente cada diez a?os en los adultos, ya que equipos id¨¦nticos de construcci¨®n integrados por c¨¦lulas que disuelven y reconstruyen los huesos se combinan para remodelarlo.
Pr¨¢cticamente, las ¨²nicas partes del cuerpo que duran toda la vida, seg¨²n las pruebas actuales, parecen ser las neuronas de la corteza cerebral, las c¨¦lulas de la lente interna del ojo y quiz¨¢ las c¨¦lulas musculares del coraz¨®n.
Las c¨¦lulas de la lente interna se forman en el embri¨®n y luego caen en tal estado de inercia durante el resto de la vida de su propietario que prescinden de su n¨²cleo y de otros ¨®rganos celulares.
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