El criminal se oculta en un monasterio
La Haya acusa al Vaticano de esconder a un general croata perseguido
Carla del Ponte, fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), posee un impecable sentido de la oportunidad. Buscadora de criminales de guerra a la vez que jurista, afirma haber dado con el paradero de una de sus bestias negras: el general croata Ante Gotovina. Acusado de matar y perseguir a civiles serbios en 1995 durante las guerras de los Balcanes, el militar, un h¨¦roe para muchos de sus conciudadanos, se ocultar¨ªa en un monasterio franciscano de su pa¨ªs. Seg¨²n Del Ponte, tan ins¨®lito escondite s¨®lo puede conseguirse con la aquiescencia de la m¨¢s alta instancia cat¨®lica, el Vaticano mismo. En una nota difundida ayer, la Santa Sede neg¨® "haber ofrecido cobertura alguna" a Gotovina. Otro tanto hicieron los obispos croatas a trav¨¦s de la agencia de noticias Hina. Pero la fiscal no piensa dejarlo as¨ª. Mucho menos ahora que la presidencia de turno de la UE, en manos del Reino Unido, se dispone a revisar la solicitud de acceso de Croacia al seno comunitario.
Ante Gotovina est¨¢ acusado de permitir el asesinato de 150 civiles serbios en los noventa
Que Del Ponte busca por todas partes a Gotovina es sabido. Lo mismo hace con los otros dos pr¨®fugos principales del TPIY, los l¨ªderes pol¨ªtico y militar serbobosnios Radovan Karadzic y Ratko Mladic, respectivamente. Hace dos a?os, la fiscal apel¨® directamente al honor del general croata y le conmin¨® a entregarse "por su patria". En realidad, le estaba diciendo que su rebeld¨ªa supon¨ªa el principal escollo para que su tierra completara con ¨¦xito la larga marcha hacia Bruselas. El silencio del militar, antiguo miembro de la Legi¨®n francesa, huido desde que en 2001 fuera acusado de permitir el asesinato de al menos 150 civiles serbios y la deportaci¨®n de hasta 200.000 m¨¢s, la llev¨® a encararse con Zagreb. Fue en febrero pasado y se?al¨® directamente al Gobierno. "Dispongo de informes que afirman que Gotovina est¨¢ en Croacia. Estoy segura de que las autoridades tratan de convencerle de que se entregue, pero no est¨¢n listas para arrestarlo", dijo.
Lo del monasterio franciscano es su intento m¨¢s reciente de sacudir las conciencias de los gobernantes croatas. Y tambi¨¦n el m¨¢s detallado. En unas declaraciones efectuadas al rotativo brit¨¢nico The Daily Telegraph, Del Ponte ha afirmado de Gotovina: "Se encuentra en uno de los 80 monasterios croatas y Roma podr¨ªa indicarme cu¨¢l en cuesti¨®n de d¨ªas". Tras haber apelado en secreto, y en vano, durante meses al Vaticano y haber elevado una frustrada petici¨®n directa al papa Benedicto XVI, ella ha decidido contar lo que sabe. Tal y como lo explica, el asunto ha tenido mucho de peregrinaje por el entramado vaticano.
Primero viaj¨® a Roma para "comparar notas" con el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario para las Relaciones con los Estados. La respuesta fue tan diplom¨¢tica como in¨²til para sus necesidades. "El Vaticano no es un Estado al uso y carece de obligaciones internacionales para buscar criminales de guerra", le dijeron. Luego pidi¨® a la jerarqu¨ªa cat¨®lica que utilizara sus servicios de inteligencia, por as¨ª llamarlos, para localizar al pr¨®fugo. Sin ¨¦xito. Cuando el obispo croata Mile Bogovic calific¨® al TPIY de "corte pol¨ªtica" y habl¨® en t¨¦rminos elogiosos de Gotovina, Del Ponte solicit¨® una repulsa vaticana. "Monse?or Lajolo me dijo que carec¨ªa de autoridad directa sobre los obispos", se?ala en la mencionada entrevista. La nota vaticana, por el contrario, subraya que le fue pedida a la jurista "cierta precisi¨®n en sus indicios para poder entrar en contacto con la autoridad eclesi¨¢stica competente", sin que Del Ponte haya respondido.
Aunque inc¨®moda, la situaci¨®n le resulta familiar. Con Karadzic y Mladic le ocurre algo parecido. Su oficina asegura que siguen escondidos cerca de su tierra, y las autoridades serbias hacen votos por encontrarles sin resultado. Una cosa parece segura: si las denuncias no funcionan -hay que decir que Belgrado ha animado a entregarse a varios acusados por el TPIY en los ¨²ltimos meses y Zagreb no quiere da?ar su petici¨®n de acceso a la UE-, la fiscal seguir¨¢ ejerciendo su poder asesor. De sus informes sobre la colaboraci¨®n de Serbia y Croacia depende la apertura de negociaciones comunitarias para ambas. Y ¨¦sa es una puerta todav¨ªa cerrada.
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