La ¨²ltima jugada de Fischer
El l¨ªder de Los Verdes asegura que la renuncia a dirigir su grupoparlamentario supone "cambiar poder por libertad"
La renuncia del l¨ªder de Los Verdes y ministro de Exteriores, Joschka Fischer, de 57 a?os, a dirigir su grupo parlamentario en el futuro Bundestag -una medio retirada de la pol¨ªtica-, ha desencadenado en Alemania toda suerte de interpretaciones. Algunos ven en el abandono un mensaje de advertencia a su socio en la coalici¨®n, el canciller federal socialdem¨®crata Gerhard Schr?der, de 61 a?os; otros, piensan que Fischer desea de verdad "cambiar poder por libertad".
Al mismo tiempo, no se detiene el carrusel de combinaciones para formar una mayor¨ªa capaz de gobernar Alemania. Ayer, los dirigentes del SPD se reunieron con Los Verdes para explorar el camino de una posible coalici¨®n del sem¨¢foro con los liberales (FDP), que ¨¦stos rechazan de forma contundente. Los Verdes ya han expresado sus objeciones a la llamada coalici¨®n Jamaica (democristianos de la CDU/CSU-liberales del FDP y Verdes) y declararon que no est¨¢n dispuestos a ser el motor que impulse el neoliberalismo.
Para hoy est¨¢n previstas conversaciones de la jefa de la democracia cristiana, Angela Merkel, con los liberales (FDP), primero y despu¨¦s con los socialdem¨®cratas, en la que tambi¨¦n participar¨¢ Schr?der. De esta forma, los dos aspirantes a canciller se ver¨¢n las caras y podr¨¢n poner sobre la mesa sus triunfos respectivos. Entre las combinaciones de las que no se habla demasiado no se descarta que Schr?der intente ser elegido canciller con el voto secreto del Partido de la Izquierda, formado por los poscomunistas y disidentes socialdem¨®cratas, con los que ning¨²n partido quiere negociar abiertamente.
El anuncio de Fischer, realizado el martes ante el grupo parlamentario de Los Verdes, de que s¨®lo est¨¢ dispuesto a ocupar un esca?o de simple diputado y no desempe?ar¨¢ ninguna funci¨®n directiva en la oposici¨®n sorprendi¨® a todos. Los Verdes contaban con Fischer para dirigir el grupo parlamentario en la oposici¨®n y sacar partido de su talento y capacidad dial¨¦ctica en horas bajas de un partido ecopacifista desaparecido de todos los gobiernos de los Estados federados y a punto de hacerlo del federal tras la derrota en las urnas del proyecto rojiverde.
El anuncio de Fischer de su casi retirada tuvo un aire de fin de ¨¦poca. Se considera como el fin de la generaci¨®n de la rebeli¨®n estudiantil de 1968 en Alemania de la que el hoy ministro de Exteriores es el m¨¢s genuino representante, aunque nunca se matricul¨® en ninguna universidad. El l¨ªder de Los Verdes, a quien en el partido llamaban Dios padre, en una mezcla de iron¨ªa y respeto por su talla pol¨ªtica, dijo que hace 20 a?os al entrar en el Gobierno del Estado de Hesse como ministro de Medio Ambiente hab¨ªa cambiado la libertad por el poder y ahora "cambio el poder por la libertad".
Con una nueva novia 28 a?os m¨¢s joven, tras cuatro fracasos matrimoniales, no se puede excluir que Fischer busque su particular reposo del guerrero. No obstante, el l¨ªder de Los Verdes dej¨® abierto un resquicio al manifestarse dispuesto a ocupar un puesto en un Gobierno en el que entren Los Verdes. Esto no tiene muchas posibilidades. En una coalici¨®n del sem¨¢foro (SPD-Verdes-FDP) o la Jamaica (CDU/CSU-FDP-Verdes), Fischer ni siquiera tendr¨ªa opci¨®n a la cartera de Exteriores que por tradici¨®n corresponder¨ªa al FPD por haber obtenido m¨¢s votos que Los Verdes.
Otras interpretaciones de la semi retirada de Fischer apuntan a un mensaje a Schr?der, quien parece empe?ado en defender con u?as y dientes sus aspiraciones a mantenerse en la Canciller¨ªa. Las versiones m¨¢s malvadas de esta tesis apuntan a que Fischer le ha devuelto la pelota a Schr?der por haber decidido la convocatoria anticipada de elecciones sin contar con ¨¦l. El portavoz del Gobierno, Bela Anda, declar¨® que Schr?der estaba informado de la intenci¨®n de Fischer de no dirigir el grupo parlamentario de Los Verdes antes del anuncio.
Para sus pretensiones de conservar el poder cuenta Schr?der con una baza de la que no se habla de forma abierta: los votos del Partido de la Izquierda. Todos rechazan el contacto con el Partido de la Izquierda porque se pone en duda su car¨¢cter democr¨¢tico por la presencia de los poscomunistas del Partido del Socialismo Democr¨¢tico (PDS) heredero de la dictadura de Alemania del Este. No obstante, si Schr?der resiste hasta el final de la partida y espera a la votaci¨®n secreta en el Bundestag podr¨ªa resultar elegido canciller.
El SPD, Los Verdes y el Partido de la Izquierda cuentan con 327 diputados, 20 m¨¢s de la mayor¨ªa necesaria para elegir canciller. El SPD jura que no quiere nada con ellos, ni siquiera su tolerancia a un Gobierno minoritario SPD-Verdes. No obstante, Schr?der podr¨ªa al final salir canciller con los votos de la izquierda, o al menos de algunos de sus diputados, en una votaci¨®n secreta.
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