La dimisi¨®n del ministro de Econom¨ªa abre una nueva crisis en Italia
Berlusconi critica con dureza al gobernador del banco central tras la salida de Siniscalco
El Gobierno de Silvio Berlusconi entr¨® ayer en agon¨ªa. La dimisi¨®n del ministro de Econom¨ªa, Domenico Siniscalco, dej¨® al descubierto el colapso de una coalici¨®n en desacuerdo sobre casi todo. Berlusconi trat¨® de vadear la crisis: coloc¨® al vicepresidente, Giulio Tremonti, en la cartera vacante, declar¨® que el pol¨¦mico gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, era "incompatible con la credibilidad nacional" y reconoci¨® la debilidad de su liderazgo. Todo eso no bast¨®. Parte del centro-derecha insisti¨® en que Il Cavaliere deb¨ªa dejar paso a un nuevo l¨ªder.
El portazo de Siniscalco, harto de buscar un acuerdo imposible sobre el presupuesto y abochornado por la situaci¨®n del Banco de Italia, abri¨® una crisis profunda. El remedio dej¨® las cosas a¨²n peor. Tremonti, que dimiti¨® como ministro de Econom¨ªa en julio de 2004 y volvi¨® al Gabinete en abril como vicepresidente, recuper¨® ayer su antigua cartera con una misi¨®n casi imposible: perge?ar un presupuesto m¨ªnimamente cre¨ªble antes del d¨ªa 30, la fecha l¨ªmite impuesta por la ley.
En realidad, Tremonti dispondr¨¢ de menos de una semana, porque anoche parti¨® hacia Washington para representar a Italia en la asamblea del FMI. En Washington deb¨ªa encontrarse con el gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio. Un gobernador que perdi¨® su credibilidad tras las OPA de dos bancos europeos, el espa?ol BBVA y el holand¨¦s ABN Amro, sobre dos bancos italianos. Fazio, supuesto ¨¢rbitro del sistema financiero, torpede¨® las ofertas extranjeras.
Pero ¨¦stas fueron descubiertas por una investigaci¨®n policial que, seg¨²n fuentes de la fiscal¨ªa, desembocar¨¢ la semana pr¨®xima en una acusaci¨®n por abuso de poder y quiz¨¢ por complicidad en uso de informaci¨®n privilegiada. Pese a todo ello, Fazio se niega a dimitir. Apela a la independencia del Banco de Italia y a una "conspiraci¨®n anticat¨®lica" (es cercano al Opus Dei) para justificar su empecinamiento.
Fazio es el problema
Berlusconi hab¨ªa evitado pronunciarse sobre el caso Fazio por varias razones. Porque la Liga Norte, el m¨¢s fiel aliado de Forza Italia, estaba a favor de Fazio (el gobernador salv¨® de la quiebra un banco fundado por los liguistas); porque tem¨ªa desafiar a Fazio, respaldado t¨¢citamente por la Conferencia Episcopal, y perder, y porque la debilidad de Fazio le parec¨ªa ¨²til en un momento en que las finanzas italianas se deterioraban de d¨ªa en d¨ªa. Siniscalco (como Tremonti en julio, tras los gigantescos fraudes de Cirio y Parmalat) se empe?¨® en acabar con el gobernador, y fracas¨®. Ante el silencio de Berlusconi, Siniscalco envi¨®, en la noche del mi¨¦rcoles, una carta de dimisi¨®n al presidente del Gobierno en la que se manifestaba "en desacuerdo con casi todo".
Alianza Nacional y Uni¨®n de los Dem¨®cratas Cristianos, que conoc¨ªan los esfuerzos de Siniscalco para confeccionar una ley presupuestaria coherente, o al menos no tan electoralista como exig¨ªan ambos partidos, aprovecharon la ca¨ªda del ministro de Econom¨ªa para colocar a Berlusconi entre la espada y la pared: o desautorizaba a Fazio o el Gobierno saltaba en pedazos. Berlusconi cedi¨®. "La permanencia en el cargo del actual gobernador del Banco de Italia no es ya oportuna y resulta incompatible con la credibilidad nacional", declar¨® Il Cavaliere tras anunciar el nombramiento de Tremonti.
Los democristianos aprovecharon el momento para ensa?arse: "Hay quien piensa que el mejor candidato para las elecciones de 2006 es Berlusconi; tambi¨¦n hay quien, como yo, no comparte esa opini¨®n", proclam¨® Marco Follini, secretario general de UDC. "Mi liderazgo es discutible", asinti¨® Berlusconi.
El d¨ªa comenz¨® con un vac¨ªo en el Ministerio de Econom¨ªa. Concluy¨® sin ese vac¨ªo, pero con un Gobierno tambaleante, con un gobernador desautorizado y con una coalici¨®n que no se preocupaba por disimular sus diferencias ni el p¨¢nico ante una probable derrota en las pr¨®ximas elecciones generales. La patronal Confindustria y los sindicatos reclamaron la dimisi¨®n urgente del gobernador Fazio y un presupuesto responsable; si el Gobierno no era capaz de gobernar, dijo la organizaci¨®n empresarial, m¨¢s val¨ªa anticipar las elecciones y evitar que la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica siguiera pudri¨¦ndose hasta mayo de 2006.
La batalla presupuestaria se perfilaba como la prueba final para un Gobierno en precario desde que el 2 de abril, en las elecciones regionales, la coalici¨®n berlusconiana sufri¨® una derrota abrumadora. Los sondeos, ahora, conceden a la oposici¨®n una ventaja de entre cuatro y nueve puntos. Il Cavaliere, empujado por sus aliados democristianos, ensay¨® la semana pasada una maniobra desesperada y anunci¨® un cambio de la ley electoral para volver al sistema proporcional, m¨¢s favorable al centro-derecha. Pero ni Alianza Nacional ni la Liga Norte fueron capaces de mantener el respaldo a lo que toda Italia interpret¨® como una trampa, y la ley de reforma electoral qued¨® varada en el Parlamento. La retirada del proyecto de ley es una de las humillaciones que a¨²n le quedan por asumir al Gobierno de Berlusconi.
"En nombre de toda la Uni¨®n [nombre de la coalici¨®n del centro-izquierda], dada la gravedad de las circunstancias, pido la dimisi¨®n del Gobierno y que se convoquen elecciones de inmediato", declar¨® el jefe de la oposici¨®n, Romano Prodi.
Unas cuentas insostenibles
Las cuentas p¨²blicas italianas se aproximan cada vez m¨¢s a lo insostenible. El Fondo Monetario Internacional prev¨¦ que en 2006 el d¨¦ficit presupuestario superar¨¢ el 5%, la deuda nacional subir¨¢ hasta el 110% del producto interior bruto (el l¨ªmite europeo se mantiene en el 60%) y el crecimiento, nulo en 2005, apenas rozar¨¢ el 1,5%. Ese cuadro no encaja con la Italia pr¨®spera y feliz de la que habla Silvio Berlusconi en sus discursos, ni permite las alegr¨ªas presupuestarias que el Gobierno propugna en v¨ªsperas de elecciones.
Forza Italia quiere seguir bajando los impuestos; los democristianos, m¨¢s ayudas econ¨®micas para las familias; Alianza Nacional no acepta ning¨²n recorte en las prestaciones sociales. Vista la situaci¨®n, el ministro de Econom¨ªa, Domenico Siniscalco, el ¨²nico t¨¦cnico independiente del gabinete, no pod¨ªa hacer otra cosa que irse a su casa. En Forza Italia le acusaron ayer de "submarino de la izquierda". La Liga Norte prefiri¨® definirle como "peque?o contable turin¨¦s".
Siniscalco era, en realidad, la hoja de parra que cubr¨ªa las verg¨¹enzas gubernamentales, y la ¨²ltima personalidad del ¨¢rea econ¨®mica con un cierto cr¨¦dito en el exterior. El a?o pasado ya sufri¨® para elaborar un presupuesto del que, en privado, dec¨ªa pestes (era contrario a bajar los impuestos de los ricos y a aumentar la fiscalidad sobre el consumo, como finalmente impuso Berlusconi). Soportaba mal las demag¨®gicas andanadas contra el euro del propio Berlusconi y de la Liga Norte. Y su pesimismo sobre la evoluci¨®n de la econom¨ªa italiana resultaba patente en los ¨²ltimos meses.
El comisario de Econom¨ªa europeo, Joaqu¨ªn Almunia, record¨® ayer al Gobierno de Roma que los compromisos deb¨ªan cumplirse y que el d¨¦ficit presupuestario requer¨ªa correcciones dr¨¢sticas.
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