Magisterio

Otra vez Paco de Luc¨ªa, otra vez el maestro. Magisterio de principio a fin, de arriba abajo. No hay nadie que haga lo que Paco de Luc¨ªa con una simple (?) guitarra en las manos. Toma el instrumento y lo maneja en plan virtuoso, con una facilidad que asombra. Picados de v¨¦rtigo, notas limpias e impecables. Su mano izquierda es un portento de ejecuci¨®n, imposible de mejorar.

Paco de Luc¨ªa hizo un recital -el mismo, poco m¨¢s o menos, que desde la salida de su ¨²ltimo disco- tremendamente vivo, con piezas casi todas de ritmo r¨¢pido, tangos, rumba, alegr¨ªas, buler¨ªas... Un recital en el que brill¨® su enorme facilidad de ejecuci¨®n, de sumergirse en las notas con acabado virtuosismo a la vez que con inusitada familiaridad. Toc¨® solo y toc¨® acompa?ado por sus m¨²sicos en distintas partes del concierto. Hizo con ellos distintos encuentros musicales que subieron la tensi¨®n de los espectadores a t¨¦rminos absolutamente infrecuentes.

Mucho cante, en esas voces gitanas que tanto gustan al De Luc¨ªa. Son tres cantaores que en solitario no son muy conocidos, pero que con Paco dan lo m¨¢ximo exigible en un concierto. Cantaron, los tres, con fuerza -como el gui¨®n exig¨ªa- y con jondura al l¨ªmite, hasta un punto que parec¨ªa imposible sobrepasar. Lo mismo cabe decir de los instrumentistas, en su labor de conjunto y en solos de una belleza realmente insuperable. Serrano, el hombre de la arm¨®nica, hizo con este instrumento raro en el flamenco unos solos memorables de todo punto. Lo mismo Alain P¨¦rez, Josele y Pira?a con sus respectivos instrumentos. Parece gente dotada para lograr unas verdaderas cumbres de sonido de dif¨ªcil asunci¨®n para otros.