Vicios privados, inter¨¦s p¨²blico
La prensa brit¨¢nica se ampara en el inter¨¦s general para exponer las adicciones de la modelo Kate Moss
En la prensa continental es dif¨ªcil que se publiquen fotos de una top model esnifando coca¨ªna, pero en la prensa brit¨¢nica se considera algo normal. Al este del canal de la Mancha hay un pudor y un respeto a la vida privada de la gente que al oeste de ese brazo de mar se considera m¨¢s bien una debilidad y una hipocres¨ªa: la vida privada acaba all¨ª donde empieza el inter¨¦s p¨²blico, piensan. Y esa es precisamente la frontera que marca en el Reino Unido la legalidad o ilegalidad de publicar una informaci¨®n que afecta a la vida privada de una persona: ha de ser verdad, ha de ser de inter¨¦s p¨²blico y no ha de romper la confidencialidad aceptada en determinados empleos.
La historia de la prensa brit¨¢nica est¨¢ llena de conflictos y pol¨¦micas por la publicaci¨®n de reportajes que afectan a la vida privada de personajes famosos, empezando por la familia real. El ¨²ltimo caso lo ha protagonizado la modelo Kate Moss. El diario The Daily Mirror public¨® la semana pasada un reportaje fotogr¨¢fico extra¨ªdo de una cinta de v¨ªdeo de una sesi¨®n de grabaci¨®n del grupo de m¨²sica al que pertenece el novio de la modelo, Pete Doherty. Seg¨²n el diario, en la cinta se ve a Moss extraer de su bolso una bolsa con gran cantidad de coca¨ªna. La modelo esnifa hasta cinco rayas en esa cinta. Pete y algunos m¨²sicos tambi¨¦n esnifan, beben y fuman.
La polic¨ªa investiga, porque el consumo de coca¨ªna es ilegal en p¨²blico y en privado
La cadena sueca de ropa y perfumes HM, que primero apoy¨® a la modelo y acord¨® concederle una segunda oportunidad, cambi¨® de opini¨®n d¨ªas despu¨¦s y decidi¨® cancelar sus contratos para la pr¨®xima temporada. Lo mismo hicieron casas como Chanel o Rimmel, causando a Moss p¨¦rdidas multimillonarias. Adem¨¢s, la polic¨ªa ha abierto una investigaci¨®n porque el consumo de coca¨ªna, hero¨ªna y otras drogas llamadas de clase A es ilegal tanto en p¨²blico como en privado.
?Ten¨ªa derecho The Mirror a publicar esas fotograf¨ªas? "La privacidad est¨¢ regulada a trav¨¦s del c¨®digo de la PCC [siglas inglesas de la Comisi¨®n de Quejas de la Prensa] o a trav¨¦s de la ley que rige la ruptura de confianza", explica Imogen Haddon, asesora legal del diario The Independent. "Cuando se investiga una posible violaci¨®n de la privacidad se mira primero si efectivamente se ha violado esa privacidad y luego si eso se ha hecho en nombre del inter¨¦s p¨²blico. En el caso de Kate Moss hay un inter¨¦s p¨²blico porque es una rol model, ha hecho declaraciones previas diciendo que no se droga, ha firmado numerosos contratos y tiene un cr¨ªo. Hay que buscar siempre un equilibrio entre el derecho a la privacidad y el derecho a la libertad de prensa, art¨ªculos 8 y 10 de la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos. Y en este caso el peso se ha inclinado a favor de la libertad de prensa", asegura.
"Es curioso que el Mirror no ense?¨® las fotograf¨ªas a Kate Moss antes de publicarlas y se arriesg¨® public¨¢ndolas. El tiempo ha demostrado que ten¨ªan raz¨®n. No fue as¨ª en el caso de Naomi Campbell, que el Mirror acab¨® perdiendo el a?o pasado", a?ade Haddon. Entonces el Mirror public¨® unas fotograf¨ªas de la modelo acudiendo a una sede de Narc¨®ticos An¨®nimos en Chelsea pese a que hab¨ªa declarado que no tomaba drogas. "El tribunal entendi¨® que la violaci¨®n de privacidad no estaba justificada en ese caso porque al publicar las fotograf¨ªas estaba impidiendo que Naomi Campbell sacara partido del tratamiento contra su adicci¨®n", explica Imogen Haddon.
Aunque The Independent acepta que desde un punto de vista legal el Mirror ten¨ªa derecho a publicar el reportaje, el diario es de la opini¨®n de que "hay demasiada intrusi¨®n en la privacidad en la prensa brit¨¢nica", seg¨²n su redactor jefe Leonard Doyle. "En el caso de Kate Moss hay mucha hipocres¨ªa", opina. "?Por qu¨¦ se aceptan fotograf¨ªas del Rolling Stone Ron Wood tomando drogas pero no de Moss? Por supuesto hay que tener en cuenta su influencia en una parte de la juventud, pero no deja de haber ah¨ª un doble rasero", sostiene. "Tampoco estamos con quienes presentan a Kate Moss como una v¨ªctima crucificada", matiza. "A fin de cuentas es un adulto, ha tomado una droga de clase A en un lugar relativamente p¨²blico y eso le ha de traer problemas con sus patrocinadores. Ha sido est¨²pida al tomar drogas enfrente de c¨¢maras y micr¨®fonos", concluye.
La prensa brit¨¢nica no quiere una ley espec¨ªfica que regule el derecho a la privacidad, aunque los llamados diarios de calidad defienden en general un endurecimiento de la normativa para evitar excesos. En 1991 se cre¨® la Comisi¨®n de Quejas de la Prensa, una iniciativa de la industria para autorregularse. La comisi¨®n se ha dotado de un c¨®digo, que se revisa todos los a?os. De sus 16 cl¨¢usulas, 9 se refieren a la privacidad.
El marco legal se fundamenta b¨¢sicamente en la ley de Libelo, que exige a los peri¨®dicos que demuestren la veracidad de las informaciones que afectan a la vida privada de terceros, adem¨¢s de que su difusi¨®n sea del inter¨¦s p¨²blico. El Daily Mail no pudo publicar hace casi dos a?os las acusaciones de contenido sexual de un antiguo sirviente del pr¨ªncipe Carlos porque no pod¨ªa defender su veracidad.
Los diarios tampoco pueden publicar historias que violan el secreto profesional. Son las llamadas "prohibiciones del viernes por la noche" porque suele tratarse de gente popular que pide al juez que proh¨ªba a un dominical publicar determinadas revelaciones sobre su vida privada de empleados que han aceptado bajo contrato mantener la confidencialidad de la vida ¨ªntima de sus empleadores.
El juez dio la raz¨®n a Michael Douglas y Catherine Zeta Jones cuando un fot¨®grafo de la revista Hello! consigui¨® subrepticiamente fotos de su boda, que la pareja hab¨ªa vendido en exclusiva a OK! Sin embargo, el juez neg¨® a OK! y a la pareja la multimillonaria indemnizaci¨®n que ped¨ªan. Pero la mayor¨ªa de los conflictos no llegan a los juzgados. La PCC investig¨® el a?o pasado 127 posibles violaciones de los art¨ªculos del c¨®digo referidos a la privacidad y propici¨® un acuerdo en todos ellos menos dos.
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