Una exposici¨®n en Caixaf¨°rum permite poner en pausa la trepidante historia del v¨ªdeo de creaci¨®n
'Tiempos de v¨ªdeo' aborda la evoluci¨®n del medio a trav¨¦s de la colecci¨®n del Pompidou
El v¨ªdeo de creaci¨®n a¨²n no ha cumplido el medio siglo, pero su evoluci¨®n ha sido tan rica, estimulante y trepidante que hoy resultar¨ªa muy dif¨ªcil entender el arte contempor¨¢neo sin nombres tan centrales en este medio como Nam June Paik (considerado el padre del videoarte), Bill Viola, Gary Hill, Bruce Nauman o Tony Oursler. Tiempos de v¨ªdeo, que hasta el 8 de enero puede verse en Caixaf¨°rum, permite pulsar el bot¨®n de pausa en la historia de un medio que exige, sobre todo, tiempo. Hay que tom¨¢rselo para ver esta exposici¨®n que re¨²ne 34 obras de 32 artistas a partir de los fondos de la colecci¨®n Nouveaux M¨¦dias del Centre Pompidou de Par¨ªs y, en el caso de dos piezas, de la propia de la Fundaci¨®n La Caixa.
"El v¨ªdeo oblig¨® al espectador a ser m¨¢s activo, a prestar atenci¨®n y tomar decisiones con relaci¨®n a lo que ve", explica Christine van Assche, conservadora del Centre Pompidou y comisaria de la exposici¨®n. "En el cine, aunque tambi¨¦n parte del movimiento, el espectador a¨²n es pasivo. En el v¨ªdeo no, se le exige que participe en la obra tanto en el aspecto f¨ªsico como mental". En este caso, el espectador deber¨¢ decidir primero qu¨¦ piezas desea ver dada la larga duraci¨®n de buena parte de las obras (el metraje conjunto de todas las obras supera las 20 horas). Se recomiendan segundas y terceras visitas antes que intentar abarcar en una sola la totalidad de unas obras cuyo inter¨¦s reside, precisamente, en su car¨¢cter hipn¨®tico o en el inter¨¦s de un relato que, pese a que no suele ser narrativo, precisa de la atenci¨®n del que mira para tomar sentido.
La exposici¨®n, con una perspectiva un tanto acad¨¦mica, se divide en cinco grandes apartados que, en cierta manera, reflejan la evoluci¨®n cronol¨®gica del medio, si bien en todos ellos hay lecturas transversales en las que se combinan artistas de diversas generaciones: La televisi¨®n imaginaria; B¨²squeda de identidad (situados en la sala 1 de Caixaforum); De la cinta de v¨ªdeo a la instalaci¨®n; Depu¨¦s del cine y Perspectivas contempor¨¢neas (que ocupan toda la Sala 2).
El espectro que abarcan las obras es muy amplio y la manera de presentarlas (monitor, instalaci¨®n, proyecci¨®n...) igualmente variado. Las hay que utilizan el aparato del televisor como objeto buscando lecturas po¨¦ticas en el coraz¨®n del propio medio. Es el caso, por ejemplo, de la instalaci¨®n de Nam June Paik Moon is the oldest TV (La luna es l televisi¨®n m¨¢s antigua), de 1965-1992, en la que mediante unos imanes situados sobre el monitor que interfieren en la se?al luminosa del tubo cat¨®dico se simulan las fases lunares. Otras analizan el medio televisivo desde m¨²ltiples perspectivas, bien poni¨¦ndose al otro lado de la barrera -como en el v¨ªdeo de Bill Viola Reverse Television. Portraits of viewers (Televisi¨®n invertida-Retratos de espectadores) 1983-1984, en el que el monitor nos muestra una sucesi¨®n de gente mirando la televisi¨®n-, bien descomponiendo desde una posici¨®n cr¨ªtica e ir¨®nica la manera en que la televisi¨®n transmite las informaciones, como es el caso de Detour Ceaucescu (1990), de Chris Marker.
En algunos casos el v¨ªdeo se utiliza casi como una escultura o como un medio para analizar el espacio o tomar conciencia del propio cuerpo, como en algunos de los v¨ªdeos de Bruce Nauman que se exhiben o en el m¨¢s reciente v¨ªdeo de La lecci¨®n respiratoria de Dora Garc¨ªa (que junto a Maltrato, de Javier Pe?afiel, es la aportaci¨®n de la colecci¨®n de La Caixa a la exposici¨®n). En otros lo que importa es la experimentaci¨®n pl¨¢stica de la imagen, como en la instalaci¨®n Nostos II, de Thierry Kuntzel. La reflexi¨®n, entre humor¨ªstica y filos¨®fica sobre el ser humano -como en las ocho piezas que forman la instalaci¨®n Switch (1996), de Tony Oursler- o la reflexi¨®n sobre el lenguaje, como en Site Recite (1989), de Gary Hill, son otras maneras de utilizar este medio en el que hay lugar tambi¨¦n para el documento, como Baltimore (2003), de Isaac Julien, o de bucear en la memoria. Pierre Huygue, por ejemplo, rastrea en la del atracador de bancos que inspir¨® el filme Tarde de perros en la instalaci¨®n The third memory (1999) y Jun N'guyen-Hatsushiba bucea de forma po¨¦tica en la historia vietnamita.
Hay artistas que optan por desmenuzar los mecanismos del cine, tal como hacen Jean Luc-Godard (Sc¨¦nario du filme Passion, 1982) y Douglas Gordon. (Featured Film, 1998). Para otros, de lo que se trata es de mostrar unas realidades que no reflejan los medios de comunicaci¨®n de masas, como es el caso de las obras del liban¨¦s Walid Raad o de la china Cui Xoiwem.
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