Varados
Entre el recurso de inconstitucionalidad de los matrimonios gays, el encallamiento de la reforma del Estatuto catal¨¢n y alguna cosa m¨¢s como LaOtra, la segunda cadena de Telemadrid y no la amante del se?orito del culebr¨®n, estamos entretenidos, pero con la pol¨ªtica varada. Qui¨¦n nos iba decir que el seny catal¨¢n iba a ser incapaz de una reforma estatutaria, ellos que siempre a los monta?eses de aqu¨ª nos hab¨ªan dado la apariencia de civilizados, cuando, adelant¨¢ndose a todos antes de la transici¨®n, fueron los adalides de juntas, plataformas y platajuntas.
Todo aquel buen sentido, hijo del pecado de un enfrentamiento civil, se ha perdido. El enconamiento reaparece recordando momentos de nuestro pasado que cre¨ªamos, con petulancia, superados. Que los catalanes no lleguen a un acuerdo es un serio s¨ªntoma de la situaci¨®n que nos domina, y que en Madrid se pueda repetir la escena que padecimos aqu¨ª cuando se inaugur¨® la segunda cadena de ETB -guardias civiles ante ertzainas en las puertas de sus instalaciones en Iurreta, con la heroica retirada de los primeros-, es otro s¨ªntoma. No quiero ni pensar lo que pasar¨ªa con el medio centenar de homosexuales casados de prosperar el recurso de inconstitucionalidad. Algo as¨ª como los divorciados durante la Rep¨²blica cuando triunf¨® el glorioso alzamiento nacional, que de nacional no tuvo nada y s¨ª mucho de nacionalista.
A uno le empieza a parecer que lo del talante se usa para unas cosas pero no para la totalidad. Pero es que resulta que el talante no pod¨ªa ser considerado como barra libre; por mucho talante que se use, siempre queda alg¨²n l¨ªmite, y ¨¦ste, se puede apreciar, es m¨¢s l¨ªmite en unos casos que otros. Es decir, como estrategia pol¨ªtica no funciona, aunque como imagen medi¨¢tica sea el no va m¨¢s. Sin talante se ha encuzado la reforma del Estatuto valenciano, que, salvo matices de cierta importancia que ser¨¢n corregidos sin traumas en el Congreso de los Diputados, es lo ¨²nico que sale adelante sin grandes parafernalias medi¨¢ticas ni las broncas necesarias para acceder a esa dimensi¨®n informativa. No es que el procedimiento (planteamiento unilateral desde una autonom¨ªa sin consenso previo a nivel central) sea lo ideal, pero es lo que se lleva ahora y los valencianos, que se han puesto mod¨¦licamente de acuerdo y nadie ha usado eso de "est¨¢is solos", lo han sabido aprovechar.
Por otro lado, se desinfla tras las intervenciones del ministro del Interior en el Congreso y en el Senado, las interpretaciones m¨¢s euf¨®ricas sobre la negociaci¨®n con ETA. Las palabras del presidente de que el proceso va ser largo y complicado, llamando a la colaboraci¨®n de la ciudadan¨ªa y partidos -ahora se parece al talante de Churchill pidiendo sacrificio al pueblo brit¨¢nico-, nos hace temer que el proceso de di¨¢logo se ha topado con la letra, o al menos la letra peque?a, como no pod¨ªa ser de otra manera. Sobre todo, teniendo en cuenta que las voces del coro de EA y el PNV ponen precio pol¨ªtico al final de ETA, el precio de sus reivindicaciones rechazadas con el plan Ibarretxe en el Congreso. Ahora la que va tener prisa va ser ETA, como bien indicaba la semana pasada Kepa Aulestia y lo confirman el coche bomba en ?vila y el artefacto de Zaragoza. Lo primero que ETA debiera hacer si quiere buscarse la salida es olvidarse de mesas y mesillas, olvidarse de los del coro, y mantener la exclusiva relaci¨®n directa con el ¨²nico interlocutor necesario, es decir, con el Gobierno.
Quiz¨¢s sea el momento ya de enfrentarnos a la cruel realidad. Todo es m¨¢s dif¨ªcil de lo que parece y s¨®lo con voluntarismo no se alcanzan los objetivos. Consol¨¦monos con que vivimos en la tierra de Mar¨ªa Sant¨ªsima, que salvo la calamidad de los incendios no nos hemos visto como los sure?os norteamericanos en interminables columnas evacuando nuestros hogares, precisamente el a?o de la nueva versi¨®n cinematogr¨¢fica de La guerra de los mundos. No ha hecho falta que venga otro mundo a destrozarnos, con el nuestro, al que queremos tan poco, tenemos bastante y a veces nos coloca en nuestra d¨¦bil dimensi¨®n humana, aunque se viva en el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo.
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