M¨²sica plena
Largo, denso, aleccionador y provocativo el concierto que marcaba el punto m¨¢s alto del Festival de Alicante de este a?o. La apuesta era, digamos, sobre seguro al convocar dos grandes nombres de la m¨²sica de hoy: Helmut Lachenmann (Stuttgart, 1935) y Wolfgang Rihm (Kralsruhe, 1952). La obra escuchada del segundo, Gejagte Form -un ejercicio brillante y hasta un punto trivial sobre una forma r¨ªtmica expuesta al principio de la pieza- est¨¢ dedicada al primero, con lo que hay un nexo an¨ªmico en un programa del que hay que quedarse, por encima de todo, con el estreno -compartido con otras ciudades por las que gira estos d¨ªas el Ensemble Modern- de Concertini de Lachenmann. Se trata de una de esas obras que resumen un pensamiento y lo colocan con claridad meridiana frente a s¨ª mismo y a su contexto, una de esas obras que, como quer¨ªa Sch?nberg del genio, s¨®lo encuentran su referencia dentro de su propio creador. Cualquier te¨®rico de Lachenmann encuentra aqu¨ª sus presupuestos y sus derivaciones, sus ideas y su manera de llevarlas a cabo. Quien escucha sin tener que dar o recibir doctrina se encuentra ante un c¨²mulo de detalles a cada cual m¨¢s incitante, desde el uso del instrumento como ins¨®lito objeto sonoro a la importancia de la duraci¨®n y la din¨¢mica, todo entretejiendo una malla fascinante, tupida y aireada al mismo tiempo, por la que se cuelan de vez en cuando acordes que remiten a una tradici¨®n deconstruida pero presente.
Klangforum Wien
Brad Lubman, director. Obras de Lachenmann y Rihm. Teatro Principal. Alicante, 27 de septiembre.
Es una hora de m¨²sica plena, que pide un oyente activo y a la que quiz¨¢ hubiera sido mejor que le precediera, sin m¨¢s, la ya casi fundacional Mouvement, un ejemplo de la maestr¨ªa de Lachenmann para jugar con el sonido y, a la vez, estructurar ese juego con un rigor que abre horizontes. Pero, adem¨¢s de ella, se dio tambi¨¦n Salut for Cadwell, un homenaje al escritor ingl¨¦s Christopher Cadwell, muerto en la Guerra Civil espa?ola, escrita para dos guitarras y que al uso nada convencional de las mismas une la voz en una suerte de alla marcia que es la parte m¨¢s interesante de la pieza. A?¨¢dase a ello la partitura de Rihm -bien es verdad que actu¨® a modo de relajo entre tanta intensidad- y concluiremos con que fue un concierto para aficionados bien bragados.
Punto y aparte para el Ensemble Modern, que es un modelo ¨²nico en su repertorio y, dada su clase, podr¨ªa serlo, seguro, en cualquier otro. No se puede hacer mejor, no cabe. Claro que con un director como Brad Lubman, t¨¦cnicamente impecable, todo es siempre m¨¢s claro y la seguridad se da por supuesta. Estrena Lachenmann con la misma naturalidad con que otros hacen Chaikovski.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.