Una hambruna gobernada con las reglas del mercado
Un 25% de los 12 millones de habitantes de N¨ªger necesitan ayuda exterior porque no pueden pagar los alimentos disponibles
D¨ªa tras d¨ªa, desde hace varios meses, se repite la misma escena: cada ma?ana, cientos de mujeres se presentan con sus ni?os fam¨¦licos en el centro de nutrici¨®n terap¨¦utica de Maradi, en el sur, una de las zonas m¨¢s afectadas por la crisis nutricional de N¨ªger. En 2005, M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF), la organizaci¨®n que lleva el centro, ha tratado a m¨¢s de 30.000 ni?os con desnutrici¨®n severa. A un par de kil¨®metros de all¨ª, en el gran mercado de Maradi, los alimentos no faltan. Los puestos de los comerciantes est¨¢n llenos de cereales y hortalizas. La imagen (ni?os muri¨¦ndose de hambre a poca distancia de abundantes reservas de alimentos) parece chocante. Demuestra que esta crisis no es s¨®lo el fruto de la fatalidad, sino el resultado de una cadena de errores.
Esta crisis no es s¨®lo el fruto de la fatalidad, sino el resultado de una cadena de errores
En N¨ªger, m¨¢s que alimentos, lo que escasea en el caso de muchas familias es dinero para comprarlos. Casi todas las madres que entran en el centro de Maradi aseguran que sus reservas de mijo (dieta b¨¢sica de los nigerinos) se acabaron hace meses. Desde entonces, deben comprarlo en el mercado a un precio prohibitivo. A finales de agosto, la medida de tres kilos de mijo costaba en Maradi 850 francos CFA (1,3 euros), cuando en un a?o normal el precio gira en torno a los 350 CFA (0,55 euros). Haua, la abuela de Nayib, un ni?o de dos a?os que pesa menos de seis kilos, explica que tuvo que vender su ganado para comprar mijo. "Ahora no tenemos ni dinero ni ganado para comprar alimentos", asegura. Haua culpa de la situaci¨®n a los comerciantes: "Conocen la situaci¨®n y se aprovechan. Rompen los precios del ganado, porque saben que no tenemos otra opci¨®n que venderlo, y luego esconden el mijo para que suban los precios".
Pero culpar de la crisis nutricional a los comerciantes parece demasiado sencillo. Al tratar de aumentar sus ganancias no hacen m¨¢s que cumplir su funci¨®n. Lo extra?o ser¨ªa que atendiesen a las necesidades de toda la poblaci¨®n, especialmente en un pa¨ªs como N¨ªger, el m¨¢s pobre del mundo, seg¨²n el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y donde la desnutrici¨®n es cr¨®nica. Es, sin embargo, lo que parec¨ªan esperar las autoridades nigerinas, aconsejadas por los donantes internacionales, empe?ados en establecer una econom¨ªa de mercado en el pa¨ªs, con la idea de fomentar su desarrollo. Durante meses, la consigna frente a la crisis fue "preservar las reglas del mercado". Pero esta pol¨ªtica, tal vez v¨¢lida en el desarrollo a medio y largo plazo, ha sido inadecuada en esta emergencia, en la que un 25% de los 12 millones de nigerinos necesitaban ayuda nutricional, seg¨²n el Programa Mundial de Alimentos (PAM). Tras una visita a N¨ªger a finales de agosto, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, reconoci¨® que "la comunidad internacional no supo hacer la diferencia entre una situaci¨®n cl¨¢sica [un pa¨ªs pobre que lucha por cubrir las necesidades de su poblaci¨®n] y una verdadera situaci¨®n de emergencia".
Desde noviembre, tras una mala cosecha (11% inferior a la media de los ¨²ltimos cinco a?os) debida a la falta de lluvias y las plagas de langostas, el Gobierno nigerino y las agencias internacionales, especialmente el PAM, dieron la alarma. Las llamadas a la ayuda internacional se multiplicaron. Llamadas que se quedaron en gran parte sin atender. Pero adem¨¢s, hasta el mes de agosto, con el objetivo declarado de "no perturbar el mercado", estos actores se resistieron a efectuar distribuciones gratuitas de alimentos. La ayuda se distribu¨ªa, pero s¨®lo a precio reducido. Como resultado de esta pol¨ªtica las personas m¨¢s necesitadas no se beneficiaron. A veces por la ineficiencia del sistema de distribuci¨®n -"S¨®lo los jefes del pueblo tuvieron acceso a estos alimentos a precio reducido", se queja un grupo de mujeres en Chadi, un pueblo de la regi¨®n de Maradi-. Pero en la mayor¨ªa de los casos, porque la gente no ten¨ªa siquiera dinero para pagar el precio reducido.
A principios de agosto, despu¨¦s de que los medios occidentales empezaran a difundir im¨¢genes de ni?os desnutridos, las autoridades nigerinas y las agencias internacionales empezaron a distribuir alimentos gratuitos. Pero una vez m¨¢s, el sistema utilizado pareci¨® inadaptado. La elecci¨®n de las zonas de distribuci¨®n se hizo sobre la base del sistema de alerta precoz, que identifica cada a?o las regiones que podr¨ªan verse afectadas por crisis nutricionales. El fallo de este modelo es que se basa esencialmente en las cifras de cosecha del a?o anterior y no en los datos efectivos de desnutrici¨®n. Como consecuencia, la mayor parte de las distribuciones se dirigieron hacia la zona central, donde las cosechas fueron malas en 2004, y se olvidaron en un primer tiempo del sur, supuestamente f¨¦rtil, pero donde se hab¨ªa registrado el mayor n¨²mero de casos de desnutrici¨®n.
Hoy la cosecha est¨¢ empezando. Este a?o las lluvias han sido abundantes y se espera que la situaci¨®n nutricional mejore. Pero pronto la situaci¨®n puede volver a empeorar: muchos campesinos tuvieron que hipotecar la cosecha futura para sobrevivir este a?o.
Alo?s Hug es jefe de prensa de la Unidad de Emergencia de MSF.
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