El nuevo presidente del Supremo de EE UU inicia su mandato con un caso de eutanasia
El juez conservador John Roberts, de 50 a?os, marcar¨¢ una ¨¦poca en el alto tribunal
Cuando el Tribunal Supremo abra sus sesiones el pr¨®ximo lunes 3 de octubre, el juez conservador John Roberts se sentar¨¢ en el sill¨®n central de la Corte -de un total de nueve- que durante 19 a?os ocup¨® su mentor, el reci¨¦n fallecido William Rehnquist, con 80 a?os. Roberts se ha convertido en el presidente del Supremo m¨¢s joven de los ¨²ltimos dos siglos. Dado que el puesto es vitalicio, dispondr¨¢ de d¨¦cadas para imprimir su sello al m¨¢ximo tribunal del pa¨ªs. Y el mi¨¦rcoles tendr¨¢ su primera prueba de fuego al enfrentarse a un caso de suicidio asistido.
Pero por el momento, el lunes, el alto tribunal ser¨¢ todav¨ªa un tribunal en transici¨®n. No es la formaci¨®n que exist¨ªa en junio pasado, cuando Sandra Day O'Connor, la primera mujer en ocupar un puesto en la mayor instancia judicial de EE UU, dejaba el cargo para pasar al retiro. De momento, O'Connor tendr¨¢ que esperar alg¨²n tiempo, quiz¨¢ s¨®lo d¨ªas, hasta que se nombre a su sucesor. De lo que no hay duda es de que el lunes comienza la era de Roberts.
"El Senado ha confirmado a un hombre con una mente astuta y un coraz¨®n comprensivo", dijo el presidente George W. Bush durante el juramento de Roberts. El presidente a?adi¨®: "Roberts ser¨¢ prudente al ejercer el poder judicial, firme al defender la independencia judicial y, sobre todo, un guardi¨¢n fiel de la Constituci¨®n". "No soy un ide¨®logo", asegur¨® Roberts en el Senado durante el proceso de confirmaci¨®n. Y el d¨ªa de su toma de posesi¨®n repiti¨® ese particular punto: "Juzgar es diferente de hacer pol¨ªtica. Espero pasar a la generaci¨®n de mis hijos
[Roberts est¨¢ casado y tiene dos hijos adoptados de cuatro y cinco a?os] un cap¨ªtulo de autogobierno tan fuerte y vibrante como el que dej¨® Rehnquist".
El a?o judicial que se inicia el lunes no pod¨ªa ser un mejor banco de pruebas para empezar a contemplar la doctrina judicial de Roberts. Desde la primera semana de octubre hasta finales de abril de 2006, los nueve jueces tendr¨¢n que pronunciarse sobre casos clave: el suicidio asistido, la regulaci¨®n del aborto, los matrimonios homosexuales, reclamaciones de inocencia por parte de condenados a muerte y la financiaci¨®n de las campa?as de los partidos.
Ser¨¢ entonces tambi¨¦n cuando se aprecie el papel que jugaba la saliente juez O'Connor. ?ste ha sido quiz¨¢ el miembro que m¨¢s ha cambiado la balanza en uno u otro sentido dentro de las votaciones de los nueve miembros de la sala. Se la define como una conservadora moderada que ha votado con el banco liberal en temas relevantes, incluyendo leyes que han preservado el derecho al aborto.
La partida de O'Connor, combinada con la ascensi¨®n al m¨¢ximo puesto del alto tribunal del disc¨ªpulo de Rehnquist, va a transformar el Supremo, cosa que no suced¨ªa desde 1994. "Cuando se completen los nombramientos, se reemplazar¨¢n 57 a?os de experiencia", dec¨ªa ayer en The Washington Post el antiguo procurador general Theodore Olson, en referencia a los 33 a?os de ejercicio en el Supremo de Rehnquist y los 24 de O'Connor en la Corte. Siempre se especul¨® con que Bush tendr¨ªa su mayor ocasi¨®n de dejar una impronta duradera de su conservadurismo con el nombramiento de dos o m¨¢s jueces del Tribunal Supremo. La posibilidad es ya una realidad. Si en los a?os sesenta el Supremo fue un baluarte del progresismo en EE UU, desde los ochenta es una instituci¨®n conservadora. Bush quiere asegurar esta l¨ªnea dura y, dada la edad de Roberts, esto est¨¢ garantizado para varios lustros.
Presiones sobre Bush
Bush est¨¢ siendo presionado para nombrar al nuevo juez en pocos d¨ªas, seg¨²n informaron ayer en el Post estrategas del Partido Republicano. Con el esc¨¢ndalo del l¨ªder del partido en el poder en la C¨¢mara de Representantes, Tom DeLay, por desv¨ªo de fondos acaparando portadas en los medios de comunicaci¨®n, algunos republicanos urgen al presidente a que haga el anuncio antes del fin de semana, pero otras fuentes cercanas a la Casa Blanca citadas por el Post rechazaron la idea. Entre los republicanos, los nombres con los que se especula son el de la consejera de la Casa Blanca Harriet Miers, el antiguo asistente de fiscal Larry Thompson y la juez Karen Williams. Tambi¨¦n se menciona a la juez Alice Batchelder y a Priscilla Owen, as¨ª como a Maura Corrigan. Si finalmente Bush no opta por una mujer ni por el miembro de una minor¨ªa para ocupar la vacante de O'Connor, el hombre con m¨¢s posibilidades podr¨ªa entonces ser el juez Michael Luttig o Samuel Alito.
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