El Sevilla languidece

El Sevilla vive atormentado. El presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa del Nido, descalific¨® de manera grosera a todo el sevillismo anterior a su llegada al m¨¢s alto cargo del club, tal y como se ha sabido esta semana, y ha conseguido enfadar tanto a jugadores de entonces a¨²n en activo, como a muchos de los accionistas que le auparon a su puesto. Y eso se nota en el campo.

Del Nido es de los que cree que la mejor manera de motivar es presionar. Un sopapo y a dormir. Pero su equipo necesita algo m¨¢s que espuela. Juande Ramos acab¨® ayer con una alineaci¨®n disparatada: ni un defensa entre los once y Alfaro en el banquillo. El conjunto de Nervi¨®n jug¨® el peor partido desde hace muchos a?os y para caer por el precipicio tan s¨®lo hizo falta tener enfrente a un rival timorato, con medio equipo -y con la m¨¢s que frecuente participaci¨®n de Ito, m¨¢s de la mitad- parapetado alrededor de Kameni. Un equipo tal que el ¨²nico sitio en el que le quedaba sitio a De la Pe?a era en el mediocentro.

La alineaci¨®n del Espanyol ya dice bastante de sus intenciones. Pero el Sevilla pareci¨® apostar por otra cosa. Dos laterales con alma de extremos y la pareja de fuerza y habilidad que conforman Saviola y Kanout¨¦. Nada de lo esperado se cumpli¨®.

El Espanyol aguant¨® parapetado el embarullado arre¨®n inicial del Sevilla y hurg¨® en las penurias defensivas que padece Navas a causa del heterodoxo juego de Alves. Total, que en el minuto 16 Navas le regal¨® la pelota a Ito, que pas¨® a S¨¢ y ¨¦ste centr¨® para que Fredson marcara a gusto, sin un solo defensa que le molestara.

Saviola tuvo una buena oportunidad pra empatar a los pocos segundos, pero fall¨®. El tiempo pasaba con un doloroso registro de fallos del Sevilla en el pase. Y de falta decar¨¢cter en el Espanyol.

La segunda parte fue escenario de sorpresas: Lotina mandaba a la ducha al mejor hasta entonces: Juanfran; Ramos quitaba a Saviola y dejaba de centrales a Maresca y Mart¨ª; y el ¨¢rbitr¨® la li¨® anulando un gol a Corominas. El Sevilla empat¨® de rebote en el tiempo recuperado. Ninguno mereci¨® ganar -ni siquiera empatar-, uno por desquicie y otro por racaner¨ªa.