August Wilson, dramaturgo
El escritor y dramaturgo August Wilson, ganador de dos premios Pulitzer y considerado uno de los grandes cronistas de los avatares de la minor¨ªa afroamericana estadounidense, falleci¨® el pasado domingo a los 60 a?os en Seattle, v¨ªctima de un c¨¢ncer de h¨ªgado.
"Fue una figura impresionante dentro del teatro americano. La palabra 'heroico' no se utiliza normalmente sin cierto reparo para referirse a un escritor, pero la voluntad y el esfuerzo feroz tras la creaci¨®n de toda su obra es realmente una historia de dimensiones ¨¦picas", afirm¨® el dramaturgo Tony Kushner en el diario Herald Tribune.
Kushner se refer¨ªa al ambicioso proyecto emprendido por Wilson en 1979, a?o en que se sumergi¨® en la creaci¨®n de un ciclo teatral que abordar¨ªa la vida de la poblaci¨®n negra estadounidense durante el siglo XX, dedic¨¢ndole una obra de teatro a cada d¨¦cada. La primera de aquella serie fue Jitney y la ¨²ltima Radio Golf, estrenada hace s¨®lo seis meses.
"Al menos seis de las obras son de primera categor¨ªa y una de ellas, Joe Turner's come and gone es una obra maestra", escribi¨® el cr¨ªtico de la revista The New Yorker John Lahr hace unos meses.
La genialidad de sus dramas fue reconocida dos veces con el premio Pulitzer, por Fence y La lecci¨®n de piano, aunque tambi¨¦n fue finalista del mismo en otras tres ocasiones y gan¨® siete veces el New York Drama Critic's Circle Award entre otros.
Wilson quiso, a trav¨¦s de su obra, dejar constancia de c¨®mo la sombra de siglos de esclavitud y racismo marc¨® y a¨²n marca la vida de los afroamericanos, pero en lugar de hacerlo desde la dramatizaci¨®n de los grandes momentos hist¨®ricos o pol¨ªticos, prefiri¨® utilizarlos como tel¨®n de fondo y centrarse en los peque?os detalles de la vida, en las luchas diarias de familias o personajes de raza negra para mostrar el peso de aquel pasado.
Su escuela fue la calle, el vecindario de Hill District en Pittsburg, donde naci¨®, creci¨® y se autoeduc¨® tras verse obligado a abandonar el colegio por los continuos ataques racistas de los que fue v¨ªctima . "Wilson ten¨ªa un o¨ªdo excelente. Sus escritos se acercan a la envergadura del sonido shakespeariano m¨¢s que ninguno de sus contempor¨¢neos. Edward Albee cre¨® intensas y elegantes piezas de c¨¢mara, David Mamet, metralletas de jazz, Sam Shephard canciones raps¨®dicas, Harold Pinter cantos mon¨¢sticos. Pero s¨®lo Wilson ha escrito obras que suenan como una gran ¨®pera y no hay contradicci¨®n si se afirma que son ¨®peras con sus ra¨ªces en el blues", aseguraba ayer Ben Bratley, cr¨ªtico teatral de The New York Times.
El propio Wilson asegur¨® en numerosas ocasiones que su musa era precisamente el blues, el motor en el que busc¨® inspiraci¨®n para sus personajes y el origen de los r¨¢pidos e inteligentes discursos que pon¨ªa en sus bocas. "El blues es la espina dorsal de todo lo que hago. Todas las ideas y las actitudes de mis personajes provienen de ¨¦l. El blues es la mejor literatura que tenemos los negros", afirm¨® Wilson en una entrevista en 1991.
El dramaturgo, cuyas obras han sido representadas en Broadway al menos 1.800 veces en menos de dos d¨¦cadas, seg¨²n el diario Herald Tribune, fue uno de los principales defensores de la necesidad de que existiera un teatro afroamericano y bajo esa bandera organiz¨® dos congresos de teatro en los a?os noventa, que culminaron en la creaci¨®n del African Grove Institution for the Arts, una organizaci¨®n dedicada a promover el teatro de corte afroamericano por todo el pa¨ªs.
Su ¨¦xito teatral le puso en el punto de mira de Hollywood y aunque sus obras tambi¨¦n ayudaron a lanzar al estrellato a actores como Lawrence Fishburne o Samuel L. Jackson, Wilson nunca quiso abrirle la puerta a los grandes estudios de cine. "Todas las ofertas que me ha hecho Hollywood han sido para escribir biograf¨ªas, como si eso fuera el ¨²nico material sobre negros que estuvieran dispuestos a mirar. Yo quiero escribir un gui¨®n original, con ideas", declar¨® en el diario The Washington Post.
Wilson no s¨®lo tuvo que luchar contra el racismo, sino tambi¨¦n contra la pobreza, ya que naci¨® en el seno de una familia humilde, compartiendo dos habitaciones con su madre y cinco hermanas en Pittsburg. Antes de conseguir triunfar como dramaturgo, y sin posibilidades de pagarse una carrera universitaria, se impuso a s¨ª mismo la tarea de aprender, acudiendo cada d¨ªa a la biblioteca de su barrio, que convirti¨® en su escuela alternativa. En la secci¨®n dedicada a escritores afroamericanos como Ralph Ellison, Wilson miraba los libros y so?aba con ver su nombre en aquellas estanter¨ªas.
"Aquellos libros me daban tranquilidad. La idea de que hubiera escritores negros me ayud¨®. Yo tambi¨¦n quer¨ªa ver mis libros all¨ª", confesar¨ªa a?os despu¨¦s. Wilson tuvo la suerte de ver cumplido su sue?o mucho antes de morir.-
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