Todos los eclipses
Mi buen Augusto, si me permites, que s¨¦ que s¨ª, porque s¨¦ tambi¨¦n c¨®mo eras y c¨®mo tu rebeld¨ªa y tu clamoroso exilio, si me permites, te repito, usar de prestado toda tu historia, que es, en fin, la historia de tanto y de tantos, la contar¨¦ en esta actualidad solar: Cuando pas¨® el eclipse, el dinosaurio todav¨ªa segu¨ªa all¨ª. Sin duda, t¨² supiste de todos los eclipses: solares, lunares, estelares, totales, parciales, anulares, y sin necesidad de ser astr¨®nomo, supiste a¨²n mejor y muy dolorosamente de los m¨¢s oscuros: los eclipses de la conciencia, de las muertes sumarias, de las desapariciones, de las represalias, los eclipses, en fin, de la memoria, ya sabes. Pues nuestra democracia, Augusto -mira t¨², si ser¨¢n cosas de la transacci¨®n o transici¨®n o lo que sea- es uno de esos eclipses que no se resuelve ni en cuatro minutos, ni en tres horas, ni siquiera en 30. Si ser¨¢, digo, porque la verdad de un episodio es interceptada por un papel timbrado y muy probablemente ama?ado, y ¨¦ste a su vez, interceptado y hasta probablemente desaconsejado, por otra sala del Supremo, y as¨ª, en lo sucesivo. Pero, ?hasta d¨®nde, hasta cu¨¢ndo? Es el caso de la revisi¨®n de la condena a muerte, durante el franquismo, de Salvador Puig Antich, solicitada por sus hermanas y que no hay forma de sacarla adelante, extraviada "entre una serie de extra?as decisiones y una amalgama de recursos". Parece poco probable que prospere la s¨²plica, y que por el mismo o muy parecido e intrincado argumento, "se restablezca la dignidad y el honor de Llu¨ªs Companys y de todos los represaliados por el r¨¦gimen de Franco", como urg¨ªa el Gobierno. Hace algo m¨¢s de una semana, se cumplieron los 30 a?os de la ejecuci¨®n de cinco j¨®venes -los ¨²ltimos fusilamientos del cruel dictador-, condenados, sin garant¨ªas judiciales ni procesales, en consejo de guerra, y previsiblemente tampoco habr¨¢ revisi¨®n que ponga los hechos en claro. No en balde, eclipse es desaparici¨®n en su etimol¨®gica griega. Cu¨¢nta desaparici¨®n, cu¨¢nta desmemoria. Esperemos, mi buen Augusto, que un a?o, el dinosaurio ya no siga all¨ª. Pero si sigue, ?no te enfadas si tratamos de echarlo? Venga, t¨².
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