Hambre y persecuci¨®n en Bel Younech
La falta de alimentos, las redadas y las deportaciones forzaron el jueves a cientos de subsaharianos a saltar la valla de Ceuta
El norte de Marruecos se ha convertido en un cuello de botella para los subsaharianos que intentan llegar a Europa. El tap¨®n son las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla, hacia donde se lanzan desesperadamente porque no les queda otra salida. Las fuerzas auxiliares marroqu¨ªes y la gendarmer¨ªa real han multiplicado sus redadas en los campamentos levantados por los clandestinos que esperan su oportunidad en los bosques de Bel Younech (a menos de un kil¨®metro de Ceuta) y Rostrogordo, junto a Melilla. La llegada del mes Ramad¨¢n y la proximidad del invierno son las otras dos razones que les empujaron hacia Espa?a el pasado jueves, seg¨²n sus testimonios.
En los ¨²ltimos meses, Marruecos se ha convertido en un pa¨ªs en el que ser negro, extranjero y pobre puede originar muchas dificultades. Las fuerzas de seguridad de ese pa¨ªs han detenido a 500 personas de estas caracter¨ªsticas desde el jueves en los alrededores de Ceuta, seg¨²n el delegado del Gobierno marroqu¨ª en Midiq. Los arrestados van en autobuses escoltados por la polic¨ªa hasta la ciudad de Oujda, y all¨ª se alojan en la Facultad de Derecho. Despu¨¦s de varios d¨ªas se les acompa?a hacia la frontera con Argelia, donde son abandonados en tierra de nadie.
- Mahmud Tauri: "Me llevaron a Argelia. Camin¨¦ durante 22 d¨ªas". Muchos de los extranjeros que permanecen en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta han sufrido ya varias veces esta experiencia. Desde Argelia, entran de nuevo a pie en Marruecos y alcanzan otra vez la frontera espa?ola. Mahmud Tauri, un joven de 22 a?os de Guinea Conakry que se encuentra en el CETI ceut¨ª, pas¨® por esta situaci¨®n el 20 de febrero. "Iba andando por la carretera cuando me cruc¨¦ con un polic¨ªa que me pidi¨® la documentaci¨®n. Como no la ten¨ªa, me llevaron preso y me enviaron a Oujda, y despu¨¦s a la frontera con Argelia. Desde all¨ª consegu¨ª volver a entrar. Camin¨¦ 22 d¨ªas hasta que llegu¨¦ de nuevo a Bel Younech", explica. Mahmud no recibi¨® ninguna instrucci¨®n de nadie para cruzar el pasado jueves y niega que la expedici¨®n hacia la valla se hubiera organizado previamente. "Yo s¨®lo vi a un mont¨®n de gente que bajaba monte abajo desde el bosque hacia el r¨ªo que lleva a la frontera y decid¨ª seguirlos porque no pod¨ªa m¨¢s. Cuando llegu¨¦ tuve suerte porque muchos de mis compa?eros se hab¨ªan quedado enganchados en la alambrada y pas¨¦ por encima de ellos sin cortarme", a?ade.
- Abu Bakar: "Nos acosaban tres veces al d¨ªa". Abu Bakar Trauri, de Mal¨ª, asegura que fue la presi¨®n marroqu¨ª la que empuj¨® a la gente a saltar. Despu¨¦s de que le expulsaran tres veces hacia Oujda, se vio sin dinero y acosado por los soldados. "Hasta hace un par de meses, los militares marroqu¨ªes ven¨ªan al campamento con sus bastones una vez al mes, pero desde hace unas semanas lo hac¨ªan unas tres veces al d¨ªa, deteniendo a un mont¨®n de gente en cada ocasi¨®n. Inspeccionaban nuestras chabolas y las destru¨ªan. A los detenidos los esposaban para que no se pudieran mover y despu¨¦s les cacheaban para quitarles el dinero y los tel¨¦fonos m¨®viles. Viv¨ªamos en condiciones miserables y decidimos partir ese d¨ªa", concluye.
- Bari Amad¨²: "Los polic¨ªas nos imped¨ªan beber". "Durante las ¨²ltimas semanas, nuestros campamentos estaban rodeados por los soldados marroqu¨ªes", afirma Bari Amad¨² (23 a?os), de Guinea Bissau. "Bajar a los pueblos de alrededor para pedir comida a la gente se hab¨ªa convertido en algo muy peligroso y cada vez que hab¨ªa una redada, nos tiraban la comida a la basura y nos quitaban el dinero", a?ade. "Unos d¨ªas antes de que decidi¨¦ramos venir, la polic¨ªa nos impidi¨® el acceso a la ¨²nica fuente de la que beb¨ªamos todos. La gente comenz¨® a tomar agua del arroyo que pasa por ah¨ª, pero muchos enfermaron. Al final vinieron los de M¨¦dicos Sin Fronteras y obligaron a los agentes a dejarnos beber. Sentimos mucha angustia. Cre¨ªamos que morir¨ªamos de sed".
Miedo al ayuno y al fr¨ªo
La proximidad del invierno y del Ramad¨¢n, que en Marruecos empieza hoy, tambi¨¦n impulsan a muchos subsaharianos a dar el salto a Espa?a estos d¨ªas. Dos de los ingresados en el hospital civil de Tetu¨¢n despu¨¦s de haberlo intentado el pasado jueves en Ceuta suman esas dos razones al hostigamiento de los agentes marroqu¨ªes para justificar las oleadas de inmigrantes.
"Los que procedemos de pa¨ªses musulmanes quer¨ªamos cumplir el ayuno del Ramad¨¢n", explica Ren¨¦, procedente de Camer¨²n e ingresado por herida de arma de fuego en la pierna. "Pero no quer¨ªamos pasarlo en el bosque, donde las condiciones de vida se hab¨ªan hecho muy dif¨ªciles, sino en Espa?a, bajo techo y con comida para cuando llegue la noche".
"En los campamentos, el Ramad¨¢n hubiera sido muy duro. No tendr¨ªamos fuerzas para bajar hasta Bel Younech o Findeq (Castillejos) en busca de alimentos y luego volver a subir con ellos al monte", a?ade el camerun¨¦s.
"Ten¨ªamos que conseguir salir de all¨ª antes de que llegara el fr¨ªo y comenzara a llover", afirma Jean, de Guinea Conakry, que se parti¨® la pierna derecha por una mala ca¨ªda desde la valla. "Los que pasamos all¨ª el invierno pasado, sab¨ªamos lo dif¨ªcil que es pasarlo en el monte, donde casi ninguno ten¨ªamos ropa para soportar la lluvia y el fr¨ªo".
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