La pol¨ªtica
Dentro del cat¨¢logo de certidumbres que manej¨¢bamos los adolescentes politizados de la Transici¨®n estaba la de considerar que aquel que dijera que todos los pol¨ªticos son iguales era un franquista. Puede que en aquel momento estuvi¨¦ramos en lo cierto, cabe la posibilidad tambi¨¦n de que los pol¨ªticos (y perd¨®n por estas l¨ªneas de imperdonable nostalgia) que salieron a la luz una vez acabada la dictadura tuvieran una categor¨ªa y una personalidad que nos hicieron creer que estaban ah¨ª peleando en el Parlamento por algo m¨¢s que una parcelita de poder en la que no hay muchas ideas sembradas. ?Eran los de entonces de verdad m¨¢s h¨¢biles, ten¨ªan m¨¢s capacidad dial¨¦ctica, hab¨ªa algo m¨¢s de sinceridad en su apasionamiento? Es tramposo afirmarlo, sobre todo si se pertenece a la generaci¨®n en la que uno empieza a sentir la tentaci¨®n de mitificar lo que qued¨® atr¨¢s, la juventud. ??ramos los ciudadanos espectadores de aquellos pol¨ªticos tambi¨¦n m¨¢s apasionados, pon¨ªamos algo especial de nuestra parte? ?Ser¨ªamos capaces de aguantar hoy, como se aguantaba entonces, todo un debate parlamentario pegados a la televisi¨®n? Se supone que igual que decae la pasi¨®n sexual al cabo de los a?os de matrimonio y da paso a algo m¨¢s sofisticado llamado amor, la pasi¨®n por una democracia tanto tiempo deseada est¨¢ dando paso al ambiente natural de muchas democracias, una especie de distanciamiento esc¨¦ptico del ciudadano que considera m¨¢s productivo ir de su coraz¨®n a sus asuntos. Bien es verdad que en todos estos a?os hay quien, como la organizaci¨®n terrorista ETA, se ha empe?ado con furia en que la democracia sea m¨¢s entretenida, y que frente a eso bendito sea el aburrimiento; y tambi¨¦n es cierto que a¨²n andamos como los ni?os, con los l¨¢pices de colores en la mano sin saber de qu¨¦ manera colorear las fronteras interiores del pa¨ªs, pero, de cualquier manera, a¨²n entretenidos con asuntos tan hisp¨¢nicos, hay un aburrimiento que se palpa, un hartazgo de los debates pol¨ªticos, una sensaci¨®n de que la pol¨ªtica es algo que ocurre entre pol¨ªticos y periodistas, retroalimentados en sus declaraciones y en las contestaciones a sus declaraciones. Y si bien no ser¨ªa acertado ni justo decir que todos los pol¨ªticos son iguales hay mucha gente que los observa, los escucha a diario y se pregunta: ?si no fueran pol¨ªticos, para qu¨¦ servir¨ªan?
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