?lvaro Domecq, ganadero, rejoneador y alcalde honorario de Jerez
?lvaro Domecq y D¨ªez (Jerez de la Frontera, julio de 1917) ha sido uno de los personajes fundamentales del mundo de los toros desde los a?os cuarenta hasta nuestros d¨ªas. Con su muerte, acaecida ayer en su finca gaditana de Los Alburejos, a los 88 a?os, desaparece un rejoneador renovador que concit¨® la atenci¨®n en los primeros a?os de la posguerra; un ganadero de post¨ªn, creador de un encaste propio, Torrestrella, de bien ganada fama; un profundo conocedor e investigador del toro bravo; un respetabil¨ªsimo taurino, que goz¨® de la amistad de las grandes figuras de su ¨¦poca; un escritor, un poeta, conferenciante, pregonero, y hasta un reconocido pol¨ªtico del antiguo r¨¦gimen, pues no en vano fue alcalde de Jerez entre 1952 y 1957, y presidente de la Diputaci¨®n de C¨¢diz de 1957 a 1967, adem¨¢s de procurador en Cortes. El Ayuntamiento de Jerez, del que era alcalde honorario y perpetuo, ha decretado tres d¨ªas de luto oficial.
Hijo de Juan Pedro Domecq y N¨²?ez de Villavicencio, estudi¨® el bachillerato entre Madrid, Burdeos y Estremoz (Portugal), y obtuvo, posteriormente, el t¨ªtulo de abogado. Abandon¨® pronto el Derecho para dirigir su vocaci¨®n hacia los caballos y los toros, entre los que transcurrieron los a?os de su juventud, pues su padre hab¨ªa comprado en 1930 la ganader¨ªa del duque de Veragua.
Debut¨® como rejoneador en 1935, en la plaza de Santander, en un espect¨¢culo ben¨¦fico. Intervino de manera desinteresada en numerosos festivales, hasta que en 1943 comenz¨® a actuar en corridas de toros. En m¨¢s de 50 festejos particip¨® al a?o siguiente y otros tantos en las dos siguientes temporadas. Triunf¨®, asimismo, en cosos mexicanos y portugueses, y decidi¨® retirarse en 1950.
Pas¨® a la historia por su estilo campero y por haber recuperado el rejoneo en Espa?a tras la Guerra Civil; se le concedi¨®, adem¨¢s, la Cruz de Beneficencia por sus numerosas actuaciones a beneficio de entidades ben¨¦ficas. Entre otras condecoraciones, le fue concedida la Medalla de Oro al M¨¦rito de Bellas Artes.
Tras su retirada, volvi¨® a los ruedos en tres ocasiones muy especiales: el 1 de septiembre de 1960, en El Puerto de Santa Mar¨ªa, para dar la alternativa a su hijo ?lvaro; el 12 de octubre de 1985, en Jerez, en la despedida de ¨¦ste, y el 11 de septiembre de 1988, en Ronda, para doctorar a su nieto Luis, tambi¨¦n rejoneador como su hermano Antonio.
?lvaro Domecq fue amigo personal de Manolete, y las circunstancias quisieron que estuviera en la plaza de Linares el d¨ªa 28 de agosto de 1947, fecha en la que el toro Islero, de la ganader¨ªa de Miura, hiri¨® de muerte al diestro cordob¨¦s. Domecq le acompa?¨® en sus ¨²ltimos momentos, y fue el responsable, a instancias de la madre del torero, de liquidar su fortuna.
En 1957 compr¨® el hierro de Salvador Su¨¢rez Ternero, y ese mismo a?o pas¨® a llamarse Torrestrella, que el conocimiento de ?lvaro Domecq ha convertido en un encaste propio, sobresaliente entre las mejores vacadas bravas de nuestro pa¨ªs y acreedor de numerosos premios en las ferias m¨¢s importantes. Todo su magisterio ganadero lo plasm¨® en El toro bravo, un libro imprescindible para el conocimiento de esta raza de la mano de un entusiasta de este animal, y pionero en la utilizaci¨®n de embriones y la inseminaci¨®n artificial entre la sorpresa y la incredulidad de sus propios compa?eros. Public¨®, asimismo, Memorias, 80 a?os. Mi vereda a galope.
Los a?os hicieron de ?lvaro Domecq uno de los s¨ªmbolos del se?or¨ªo taurino. De cuerpo menudo, hablar pausado, honda sapiencia y verbo f¨¢cil, la imagen de don ?lvaro, como era conocido, calado con su sombrero de ala ancha, en la barrera del tendido 1 de la plaza de la Real Maestranza de Sevilla, quedar¨¢ para siempre en la memoria de los amantes del toro bravo.-
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