La oportunidad perdida
Superado el ecuador de la legislatura, la leal oposici¨®n del Sr. Pla parece tener los ojos m¨¢s puestos en las estrategias electorales que en resolver los verdaderos problemas de los valencianos. Cuando los dirigentes del PSPV-PSOE, encabezados por las viejas glorias del partido, y su recuperado equipo de veteranos propagandistas, rechazan el pacto ofrecido por el presidente Camps para consensuar el modelo territorial de las pr¨®ximas d¨¦cadas, colocan a sus alcaldes y concejales ante la dif¨ªcil tesitura del no pero s¨ª.
Los modelos de planificaci¨®n territorial existentes hasta hace muy poco en Europa han padecido las consecuencias de un cambio de modelo social, econ¨®mico y medioambiental. La legislaci¨®n de los ochenta hab¨ªa quedado superada por una nueva realidad. El modelo de crecimiento centro-periferia, y su zonificaci¨®n t¨ªpica de la sociedad industrial ha dado paso a nuevos espacios focalizados alrededor de grandes ejes o nudos de comunicaci¨®n y a una mayor diseminaci¨®n urban¨ªstica. Esta nueva situaci¨®n, com¨²n a la mayor¨ªa de las urbes avanzadas de Europa, ha recibido entre nosotros una atenci¨®n especial por parte del Gobierno valenciano.
Ante dicha situaci¨®n optamos, ya en su momento, por un desarrollo sostenible de nuestro territorio. Hemos negociado sus bases y la legislaci¨®n con la sociedad civil; hemos reiterado el inter¨¦s por llegar a puntos de encuentro con la oposici¨®n pol¨ªtica en las Cortes Valencianas y hemos alcanzado infinidad de acuerdos con la oposici¨®n pol¨ªtica en los ayuntamientos, aunque para ello haya habido que corregir sus dislates. La t¨®nica del no pero s¨ª de los socialistas, ha sido una constante durante lo que llevamos de legislatura. Negativa de la direcci¨®n socialista a alcanzar acuerdos en las Cortes Valencianas y, por el contrario, mostrar su apoyo en los ayuntamientos. De este modo, nos encontramos con la paradoja del ataque frontal a las leyes referidas al territorio y solicitud a bombo y platillo de moratorias urban¨ªsticas, y presentaci¨®n por parte de los ayuntamientos socialistas de planes de actuaci¨®n en los municipios donde gobiernan incluida su costa.
Alguien ten¨ªa que poner orden ante tanta imprudencia y falta de rigor pol¨ªtico en este agit-prop de veteranos propagandistas que dejaba las m¨¢s de las veces a los alcaldes socialistas con las verg¨¹enzas al aire, y en otros casos son ¨¦stos quienes afean a los Burriel, Signes o Pla su incapacidad para alcanzar los mismos acuerdos que ellos acaban de firmar con el gobierno.
La estrategia del no pero s¨ª empieza a resquebrajarse. Son -somos- muchos los que no entendemos la contradicci¨®n continua entre las palabras y los hechos. Pues a los hechos de Moncofa o El Puig me refiero, donde el PSPV tiene el bast¨®n de mando, por no hablar de Rabasa o ahora Cabanes y Oropesa, donde Burriel, Pla o Isabel Escudero contradicen en todo a sus alcaldes y concejales. A sus concejales y a la direcci¨®n comarcal del PSPV. Nadie entiende -entendemos- c¨®mo ante tantas v¨ªas de agua abiertas, el secretario de los socialistas valencianos contin¨²a sin abrir la boca y haya perdido la oportunidad de sentarse a negociar un proyecto de futuro. Emular al Dr. Jekyll y Mr. Hyde tiene sus consecuencias, las m¨¢s de las veces negativas. Las primeras ya se han visto. Los concejales y alcaldes socialistas, ante el atrincheramiento negativista de la c¨²pula socialista, rechazan la posici¨®n de unos dirigentes rehenes de un m¨¢s que previsible pacto de oposici¨®n con EU-Bloc-ERC.
De este modo llegamos al tu¨¦tano del asunto. ?Qu¨¦ deb¨ªa hacer un gobierno responsable? ?Dejar desangrarse a una oposici¨®n que, aun en su irresponsabilidad, es necesaria para el buen funcionamiento de las instituciones? ?O actuar con mesura y diligencia pol¨ªtica, y buscar pactos all¨¢ donde el no pero s¨ª pod¨ªa conducir a un callej¨®n sin salida?
As¨ª surgi¨® el pacto del Estatuto. Poco despu¨¦s y con un a?o de retraso Pla estampaba su firma en el documento que hab¨ªa rechazado despu¨¦s de acordado con el gobierno, la FVMP y la Cierval. En este mismo contexto surge la oferta de pacto territorial planteada por el presidente Camps. La respuesta no se ha hecho esperar: como tromba de agua oto?al, zahor¨ªes de la pol¨ªtica, directores de departamentos de comunicaci¨®n o fabulistas de equ¨ªvocos, han puesto voz de coro al vicariato de Blanquer¨ªas.
Pero vayamos al pacto. Durante los dos ¨²ltimos a?os, la Conselleria de Territorio y Vivienda ha trabajado en la redacci¨®n de la nueva ley, se han adelantado sus l¨ªneas maestras y hasta sus detalles, se ha consultado con los expertos y con los interesados, ha habido infinidad de contactos con todas las instancias, desde la Uni¨®n Europea hasta las asociaciones m¨¢s beligerantes con la LRAU socialista. Y tras este per¨ªodo de encuentros y esfuerzos, con un texto que concita muchos acuerdos y que debe sentar una parte importante de nuestro desarrollo territorial en los pr¨®ximos a?os, el gobierno de la Generalitat plantea un gran pacto pol¨ªtico a las fuerzas pol¨ªticas con representaci¨®n parlamentaria. Un pacto basado en la sostenibilidad del territorio, en el incremento de la protecci¨®n de nuestro territorio, en su mejora y en el fortalecimiento de una norma que, de llegar a un acuerdo, hubiese quedado fuera de la disputa pol¨ªtica a la que pueden ser tan sensibles algunos sectores econ¨®micos y ecologistas. ?D¨®nde radica la maldad del modelo? Alguien deber¨ªa decirnos si tambi¨¦n hemos de esperar como ocurri¨® con el pacto de los residuos. Corifeos no les faltar¨¢n.
La responsabilidad pol¨ªtica, sin embargo, va m¨¢s all¨¢. Es responsable pol¨ªticamente quien ofrece un pacto despu¨¦s de que en el per¨ªodo 1995-2004 se ha multiplicado por tres la protecci¨®n de la costa y se han cuadruplicado los ecosistemas costeros. Cuando las 73.185 hect¨¢reas protegidas de 1995 (un 3,15% del territorio) han pasado a ser 660.782 (un 28,41%). Cuando a la inexistencia de los parajes naturales del 95 se han sumado 18 nuevos espacios (6.171 hect¨¢reas) que alcanzar¨¢n los treinta a final de a?o. Cuando la red de parques naturales de la Comunidad Valenciana ha incrementado en siete sus declaraciones, los mismos que tiene el Pa¨ªs Vasco en su conjunto. Cuando 48 zonas h¨²medas han entrado a formar parte de la Red Natura 2000 y de este modo tienen asegurada su protecci¨®n. Como la canci¨®n, "Dime cu¨¢ndo, cu¨¢ndo, cu¨¢ndo", acabar¨¢ esa afon¨ªa... ante estas cifras. Es una irresponsabilidad callar esta realidad y tomar las de villadiego, sin ni siquiera sentarse a conversar.
Y mientras, otros, cogiendo el r¨¢bano por las hojas, traten de esconder la falta de argumentos y de propuestas (no solo urban¨ªsticas, sino medioambientales, ?recuerda el PSPV, las 130.000 hect¨¢reas que se quemaban en 1994?), modulando los silencios o elevando el volumen seg¨²n las necesidades como marcan los c¨¢nones del agit-prop de manual.
En el PSPV las aguas cada vez bajan m¨¢s revueltas. Las torrenteras empiezan a llenarse demasiado aprisa, mientras Pla otea la salida del sol por Antequera, reh¨¦n de sus futuros socios de oposici¨®n y de una guardia pretoriana presidida por un Burriel y un Signes, cuyas triqui?uelas no alcanzan a traspasar la puerta de salida a Blanquer¨ªas. Y cuando logran franquearlas se diluyen en la atm¨®sfera.
Cristina Serrano es secretaria auton¨®mica de la Consejer¨ªa de Territorio y Vivienda.
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