La voz terrible

Festival con una causa: la televisi¨®n K de Vallecas ha sido desplazada de su onda por el segundo canal, La Otra, de la televisi¨®n de Madrid. E intentan recuperar su lugar de emisi¨®n.

Otra vez o¨ªmos la voz terrible del cante, la voz de Jos¨¦ Menese. Hac¨ªa tiempo que no le escuch¨¢bamos tan bien, tan centrado en su arte. Su cante excelent¨ªsimo, que no nos deja permanecer impasibles cuando lo suelta en chorros intermitentes de grandeza y jondura. Cant¨® varias cosas, pero de ellas hay dos que dejaron huella: los tarantos y la siguiriya. Dos cantes para no olvidar, impregnados de lo mejor que el flamenco puede ofrecer.

Voz casi terrible, tambi¨¦n, la de Mar¨ªa Toledo, que se est¨¢ soltando a cantar sin complejos levantando la voz cuando hace falta. No tiene la seguridad de Menese, porque carece de la experiencia de ¨¦l y est¨¢ todav¨ªa, como quien dice, aprendiendo. Pero cuando suelta la voz llega a emocionarnos irremediablemente. Y suelta mucho la voz bien alta, en lo que est¨¢, quiz¨¢, uno de sus fallos, pues se olvida casi siempre de los bajos. Su versi¨®n a palo seco del reniego fue un hallazgo, digno de una gran cantaora, porque no es un estilo f¨¢cil ni mucho menos. Hay que destacar en Mar¨ªa Toledo que se va a lo dif¨ªcil, sin tener en cuenta los problemas expresivos que pueda tener en su desarrollo.

Otra vez o¨ªmos a El Pitingo, un joven cantaor que est¨¢ cantando mucho y bien. Tiene gusto, es artista. Su voz se adapta muy bien a los cantes que hace, en esta ocasi¨®n las soleares y las grana¨ªnas. No hay brusquedades en su cante, s¨ª mucha melod¨ªa y una buena dosis de dulzura. El Pitingo va a llegar lejos, porque estudia el cante y lo hace sin asperezas, con una sencillez que cautiva al oyente.

Bien las guitarras, con una menci¨®n especial para Riqueni, que tuvo tambi¨¦n su parte de concierto. Est¨¢ ya como en sus mejores tiempos, y en esta ocasi¨®n me gust¨® m¨¢s acompa?ado que en concierto. A Menese le hizo acompa?amientos de antolog¨ªa, realmente admirables, en la bambera, en el taranto, en las soleares, en las siguiriyas. Acompa?amientos sentidos y con frecuencia magistrales.

Igualmente muy bien Molero y El Mami, cada uno en su estilo. El acompa?amiento de guitarra est¨¢ atravesando un buen momento en el arte flamenco, mejor que en generaciones anteriores, donde hubo buenas individualidades pero nada m¨¢s.