Calatrava
El Palau de les Arts abre sus puertas en Valencia, y siendo ¨¦sta la noticia, no es menos destacable que el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias queda culminado, aunque a falta de construir el juego de rascacielos a?adido con posterioridad. El proyecto no ha podido sustraerse a los avatares pol¨ªticos a lo largo de los diez a?os que ha costado su realizaci¨®n, incluso su abusiva instrumentalizaci¨®n por parte del poder tambi¨¦n ha hecho que muchos de los que fueran seducidos por el trabajo de Santiago Calatrava en el inicio hayan ido consagrando ese mismo entusiasmo a la decepci¨®n. En este proceso de encanallamiento los sobrecostes que ha ido acumulando el proyecto y las leg¨ªtimas, aunque absurdas, envidias de algunos arquitectos valencianos no han resultado ajenas. Por suerte para Valencia, esta estructura arquitect¨®nica va a durar mucho m¨¢s que el malestar de ra¨ªces pol¨ªticas y gremiales de su coyuntura. ?sta, guste m¨¢s o menos, es la gran obra del autogobierno valenciano. La Comunidad Valenciana ha experimentado un impresionante cambio cualitativo desde que recuper¨® su principal instituci¨®n pol¨ªtica. Muchas infraestructuras son hijas de ese acontecimiento y algunas de ellas han forjado esa nueva realidad, pero ninguna, recogiendo el esfuerzo de las dos principales fuerzas pol¨ªticas, ha influido tanto en el cambio de fisonom¨ªa de Valencia como la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Valencia perteneci¨® al g¨®tico hasta que Santiago Calatrava levant¨® este valle de huesos que a todos los efectos ya ha absorbido la sustancia de la ciudad. Puede que algunos se resistan a acatarlo como s¨ªmbolo por desmesurado, pero en el fondo s¨®lo se trata de un alegato mineral y de un homenaje al c¨ªrculo cient¨ªfico de la Academia de las Ciencias parisina. Santiago Calatrava estableci¨® la correspondencia entre la arquitectura y la anatom¨ªa a partir de un libro de Rafael P¨¦rez Contel que reproduc¨ªa unas l¨¢minas del grabador valenciano Cris¨®stomo Mart¨ªnez. Los trabajos sobre huesos de este microscopista, que hab¨ªa trabajado con el anatomista Guichard Joseph du Verney y el c¨ªrculo de cient¨ªficos en Par¨ªs, determinaron el lenguaje del arquitecto, en el que ya estamos inscritos para siempre.
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