Houellebecq desentra?a con Arrabal las claves de su literatura radical
El escritor franc¨¦s publicar¨¢ en noviembre su novela 'La posibilidad de una isla' en espa?ol
Fue como una partida de ajedrez. Empezaron a mover peones t¨ªmidamente y terminaron radiografiando las contradicciones de la modernidad, tumbando reyes y derribando torres y caballos. Michel Houellebecq y su amigo Fernando Arrabal, que acaba de publicar un libro de conversaciones entre ambos, rompieron ayer la fresca tranquilidad oto?al de Le¨®n, en donde el autor franc¨¦s recibi¨® el Premio Leteo, y compartieron ante 400 personas las obsesiones y provocaciones que les unen y separan. "En realidad, no nos une nada", dec¨ªa Arrabal. "S¨®lo una vez hemos estado de acuerdo", aseguraba Houellebecq, que publicar¨¢ en noviembre en Espa?a su novela La posibilidad de una isla.
La parsimonia es una atribuci¨®n que Houellebecq, el escritor m¨¢s controvertido de la literatura francesa actual, cultiva. Responde despu¨¦s de haber pensado mucho y no tarda en confesar que a ¨¦l, lo que de verdad se le da bien, es hacer preguntas. "Por eso escribo novelas, porque no s¨¦ hablar bien", aseguraba. Lleg¨® a Le¨®n a media tarde, en coche, desde Almer¨ªa, donde tiene un apartamento en el que le gusta refugiarse rodeado de paisaje des¨¦rtico y mar. Paseaba junto a su perro, Clement, por el hotel y contaba que a su acompa?ante s¨®lo le gusta comer croquetas. A las 18.30 dio una rueda de prensa junto a los j¨®venes escritores y poetas del Club Cultural Leteo, que le han convencido para estar en Le¨®n echando por tierra su fama de raro.
"Hay m¨¢s razones para aceptar premios que para rechazarlos. Por ejemplo, no aceptar¨ªa un Premio Nabokov porque creo que es un p¨¦simo escritor, ni otro que me concediera Corea del Norte", dec¨ªa ayer mientras mov¨ªa las fichas de su provocaci¨®n entre los periodistas, un tanto at¨®nitos.
"?Nos puede contar el argumento de su nueva novela?", le preguntaban. Y ¨¦l, entre desconcertado y guas¨®n, respond¨ªa: "No s¨¦. Es una cr¨ªtica impl¨ªcita al budismo en tres partes, una concluye con una situaci¨®n sin salida, otra describe un nuevo acontecimiento que acaba en cat¨¢strofe, y la tercera no cuenta nada pero es muy l¨ªrica", dec¨ªa. O sea, l¨¦ala y saque sus propias conclusiones sobre La posibilidad de una isla (Alfaguara), la novela que todos esperaban de Houellebecq, ese escritor indomable, inc¨®modo, amargo y certero, despu¨¦s de que fuera procesado por blasfemo tras atacar el islam en Plataforma y celebrado antes en Las part¨ªculas elementales, ambas publicadas en Espa?a por Anagrama.
Arrabal s¨ª dijo lo que pensaba del nuevo libro de su amigo. "Es la mejor novela del milenio", afirm¨®. "S¨¦ que es un elogio restrictivo en cuanto al tiempo que ha transcurrido, s¨®lo cinco a?os, pero bastante preciso". "A m¨ª me gusta", le dijo Houellebecq.
Ajedrez
Tambi¨¦n pasaron a relatar lo que les une y les separa. Muchas cosas, tantas como para escribir un libro de conversaci¨®n entre ambos (?Houellebecq!, HMR) . "Lo hicimos con su perro como testigo que, por cierto, destroz¨® mi reloj nuevo", dec¨ªa Arrabal, pasando cuenta. "Nos separa todo; de hecho, nos seguimos tratando de usted. No s¨¦ qu¨¦ piensa, qu¨¦ va a hacer, cu¨¢l es su futuro, somos diferentes en todo, en tama?o, en la ciencia, en la filosof¨ªa, a m¨ª me gusta Wittgenstein y a ¨¦l Schopenhauer, a m¨ª Rimbaud y a ¨¦l Baudelaire, y as¨ª hasta mil. Nos unen los premios, a ¨¦l le dan el Leteo y a m¨ª me lo dieron el a?o pasado, tambi¨¦n recibimos uno en Murcia. Adem¨¢s, nos interesa el ajedrez y puedo pronosticar que en cuatro d¨ªas, el b¨²lgaro Topalov ser¨¢ el nuevo campe¨®n del mundo".
Houellebecq apoyaba las sentencias salidas de la bola esot¨¦rica de su amigo Arrabal con la mirada entre perdida y molesta por los focos. "No hace falta entenderse para llevarse bien, cuando nos entendemos entre nosotros nos aburrimos", a?ad¨ªa. Tambi¨¦n les une el azote de los bienpensantes. "A los dos nos han perseguido por blasfemos, a m¨ª en 1967 y a ¨¦l, ahora", explicaba Arrabal. "No se puede ir contra las religiones hoy, era algo que yo no sab¨ªa. Es raro haber sido juzgado por blasfemia, t¨¦cnicamente no pod¨ªan hacerlo por otra cosa, yo ignoraba que se pudiera llegar a eso", aseguraba ayer el escritor. De todas formas, Houellebecq piensa que hay cosas que despistan. "En mi nueva novela, pronostico que el islamismo radical terminar¨¢ pronto. Lo mismo creo sobre el 11 de septiembre, que no fue un acontecimiento crucial en la historia; fue m¨¢s un hecho importante para un siglo, pero no para un cambio de milenio. En este milenio es mucho m¨¢s importante el nuevo mapa gen¨¦tico que esas otras cosas".
En La posibilidad de una isla, Houellebecq ha vuelto a apretar el gatillo. Los bienpensantes ya han reaccionado en contra con cr¨ªticas demoledoras, mientras que sus adeptos han vuelto a apoyar esta nueva cr¨®nica de la desolaci¨®n contempor¨¢nea en la que el escritor no ahorra veneno contra un buen pu?ado de absurdos que no quiere resumir: "Nunca he sido capaz de escribir las solapas de ninguno de mis libros", dice.
El quinto Premio Leteo
Es una fiesta de la cultura azuzada por un pu?ado de poetas inquietos de menos de 30 a?os. Eso es el Premio Leteo, un galard¨®n sin dotaci¨®n econ¨®mica que consiste en una escultura de Amancio Gonz¨¢lez Andr¨¦s y que es una excusa para llamar la atenci¨®n sobre autores contempor¨¢neos que han marcado a sus socios y que creen que pueden marcar a quienes los lean.
Los de Leteo son socios de letras, discusiones y agitaci¨®n po¨¦tica y literaria. Ponen dinero de su bolsillo -las subvenciones no les alcanzan lo suficiente, aseguran- para movilizar la ciudad. "Unos 1.500 euros cada uno", dice Nacho Abad, poeta leon¨¦s, que les ha costado. Porque no s¨®lo es la entrega del premio y el acto de encuentro de los escritores que lo han recibido ya -Bel¨¦n Gopegui, Antonio Gamoneda, Gonzalo Rojas, Fernando Arrabal y, ayer, Michel Houellebecq-, el Leteo es una excusa para organizar toda una serie de actividades celebradas en torno a la obra del elegido. Por ejemplo, la exposici¨®n de esculturas en la que han trabajado 21 artistas durante un a?o y que se abre hoy en el Ateneo Cultural El Alb¨¦itar, de Le¨®n. "Todos han elegido un pasaje de la obra de Houellebecq y han hecho una escultura inspirados por ella", aseguraba H¨¦ctor Escobar, director de la Feria del Libro de Le¨®n, que apoya al m¨¢ximo a los j¨®venes de Leteo.
?Y por qu¨¦ Houellebecq? "Porque es un intelectual pleno, un hombre sin necesidad de compromiso con ninguna corriente porque tiene credo propio", afirmaba Nacho Abad. "Porque es un autor que nos ha sorprendido a todos con ideas que echan por tierra los valores actuales, como eso de defender que la felicidad, hoy, no es necesaria", a?ade Rafael Sarabia, otro de los miembros de Leteo.
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