El caos y las lluvias dificultan la llegada de la ayuda a las v¨ªctimas de Cachemira
"Llevamos cuatro d¨ªas sin comer. No tenemos nada. Nadie nos da nada", dice un afectado
Apenas cubiertos con una s¨¢bana blanca, ensangrentada en muchos casos, los muertos se apilan en el sal¨®n de bodas del hotel Neelum View, de Muzaffarabad, la ciudad m¨¢s da?ada por el terremoto que el s¨¢bado sacudi¨® la regi¨®n de Cachemira. Del sal¨®n convertido en improvisada morgue -lo ¨²nico que queda en pie de todo el hotel- sale un hedor agrio y espantoso que se extiende por el amasijo de escombros a que ha quedado reducido el edificio de cinco plantas donde estaban las habitaciones y por el que asoman aplastados dos coches. Cuatro d¨ªas despu¨¦s de la cat¨¢strofe nadie ha tratado de remover los restos en busca de supervivientes o de cad¨¢veres.
Es tal la magnitud de la tragedia, tal el caos, que hay miles de hombres por todas partes que miran sin saber por donde empezar a ayudar. A poca distancia, en el campo de f¨²tbol de Muzaffarabad, capital de la Cachemira paquistan¨ª, centenares de familias se agolpan, cada una bajo un trozo de tela o de pl¨¢stico, sobre el cenagal en que se ha convertido el estadio. Ayer, no s¨®lo llov¨ªa sino que ca¨ªan granizos como pedruscos con tal furia que parec¨ªan querer imitar la virulencia del terremoto que ha arrancado de las monta?as piedras de todos los tama?os, algunas enormes, que han aplastado y destrozado lo que encontraban a su paso.
En cuanto ve aparecer extranjeros, la gente corre llev¨¢ndose la mano al est¨®mago y a la boca, con los cinco dedos de la mano juntos. "Comida, todos queremos comida. Llevamos cuatro d¨ªas sin comer. No tenemos nada. Nadie nos da nada", dice Anjed Yaved con las pocas palabras de ingl¨¦s que chapurrea. Decenas de ni?os empapados, sucios, con ara?azos y rastros de sangre en la cara, los brazos y la cabeza rodean en silencio a la periodista, como queriendo corroborar la estampa de hambre que se vive estos d¨ªas en la devastada regi¨®n.
Yaved, que vive en Lahore, la segunda ciudad de Pakist¨¢n, pidi¨® permiso al patr¨®n con el que trabaja de mec¨¢nico nada m¨¢s enterarse de lo ocurrido y volvi¨® a su tierra natal para ayudar a los suyos. Hay miles como ¨¦l. Cachemira es una regi¨®n en guerra m¨¢s o menos activa desde hace casi 60 a?os y la situaci¨®n econ¨®mica es muy precaria, de ah¨ª la emigraci¨®n.
El ansia por procurarse comida para llenar el est¨®mago cuando se pone el sol, puesto que los musulmanes -y en esta zona son ortodoxos- se encuentran ahora en su mes de ayuno (Ramad¨¢n), se percibe en los kil¨®metros finales de la carretera principal que une Muzaffarabad con Islamabad. En los ¨²ltimos 26 kil¨®metros, cuando los da?os del terremoto se hacen brutales, grupos de hombres encolerizados trataron de asaltar un cami¨®n con provisiones, pero desistieron cuando intervinieron efectivos del Ej¨¦rcito.
Asalto a un cami¨®n
Los vecinos pretend¨ªan cortar la calle para obligar al conductor a descargar su cami¨®n. Mientras, un hombre aprovech¨® la ventanilla abierta de un coche donde viajaba un extranjero para agarrarle por la solapa pidiendo a gritos que trajeran comida a ese pueblo.
"Lo que est¨¢ pasando es una verg¨¹enza. El mundo entero se ha movilizado para enviar ayuda a Pakist¨¢n pero cuatro d¨ªas despu¨¦s ni una sola v¨ªctima ha tenido acceso a ella. ?D¨®nde est¨¢? ?Qu¨¦ hace el Gobierno que no reparte comida entre gente que lo ha perdido todo? Nosotros ven¨ªamos de Islamabad con un cami¨®n de v¨ªveres y nos lo han robado. Los mismos afectados son los que roban y no les culpo, porque tienen hambre. ?Va a ocurrir lo mismo que en Nueva Orleans?", se pregunta Asif Yaqub, coordinador de la ONG paquistan¨ª Waseela.
En Muzaffarabad pueden verse equipos de rescate turcos, rusos y alemanes, que han concentrado sus esfuerzos en buscar a personas que a¨²n permanezcan vivas atrapadas bajo los escombros. Los turcos fueron los primeros en llegar y el domingo consiguieron sacar viva a una mujer, pero Kivans Atilgan, de 25 a?os, uno de los 22 militares enviados por Turqu¨ªa, se?ala que el destrozo es tan grande y han pasado tantas horas que las posibilidades de encontrar a otros vivos "son m¨ªnimas".
La imagen de Muzaffarabad es dantesca. Construida en las faldas de las monta?as del desfiladero creado por el cauce del Yelam, el terremoto parece haber sacudido la cima de ¨¦stas y provocado, adem¨¢s del deslizamiento de piedras, el desprendimiento de las viviendas, en su mayor¨ªa de hormig¨®n, unas sobre otras. Hay tambi¨¦n muchas casas han sido barridas de la superficie al estar casi colgadas de la carretera.
Seg¨²n Matub Inkalabi, miembro del Parlamento cachemir, s¨®lo en Muzaffarabad puede haber 15.000 muertos, y al menos otros tantos en las aldeas y pueblos del entorno, muchos de los cuales permanecen incomunicados. El parlamentario hizo un llamamiento para que la comunidad internacional env¨ªe de inmediato ayuda: "No queremos dinero, pero s¨ª, mantas, tiendas, comida, helic¨®pteros y equipos de rescate. Nosotros no tenemos recursos para hacer frente a esta cat¨¢strofe".
El doctor Naim Mugal, especialista en ortopedia, asegura que no tiene ni medicinas, ni instrumental, ni personal para atender a los heridos m¨¢s graves. "S¨®lo practico primeros auxilios, porque no puedo hacer otra cosa", dice en el campamento levantado por el Jamat ud Dawa, un partido islamista radical que pretende la anexi¨®n a Pakist¨¢n de toda la regi¨®n de Cachemira. Tras la guerra de 1947, la ONU traz¨® una l¨ªnea de armisticio, que hasta ahora vigila. La frontera dej¨® bajo control de India el 45% de la regi¨®n, un tercio bajo Pakist¨¢n y el resto en poder chino.
El campamento del Jamat ud Dawa es, con diferencia, el mejor organizado, aunque las carencias son evidentes. Hasta ayer, la ayuda tanto del Gobierno local como del central era m¨¢s bien escasa.
Ayuda a los damnificados
Las ONG han abierto cuentas para recaudar fondos para Guatemala, El Salvador y Pakist¨¢n. Cruz Roja: 902 222 292; C¨¢ritas: 902 339 999; Interm¨®n Ox-fam: 902 330 331; Plan Es- pa?a: 902 244 000; Fundaci¨®n Intervida: 902 191 919; Acci¨®n Contra el Hambre: 902 100 882; MDM: 902 286 286; ACNUR: 902 218 218; y M¨¦dicos Mundi: 902 101 065.
Enlaces con las ONG que trabajan en la zona en ELPAIS.es
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